«Acá la gran pregunta que surge es que, si siendo el alcohol y el tabaco las drogas legales que a más gente matan en el mundo, ¿es conveniente legalizar una droga más? Si aceptamos el consumo de la marihuana en Chile provocamos el incremento de la adicción y la pérdida de conciencia de la vida real».
El 26 de junio se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, sustancias que siguen planteando un peligro para la salud de la humanidad, por ello deben seguir estando, controladas. Así lo afirma la Organización de las Naciones Unidas, que agrega que, pese a los esfuerzos de la comunidad internacional, este problema sigue poniendo en grave peligro la salud, la seguridad pública y el bienestar de la humanidad, en particular de los niños y los jóvenes, además de amenazar la seguridad nacional y la soberanía de los Estados y socavar la estabilidad socioeconómica y política, así como el desarrollo sostenible.
En la actualidad, el debate se ha centrado en la legalización del autocultivo y consumo de marihuana. El SENDA señala que el uso y provisión de cannabis constituye más del 90 por ciento de los consumos de todas las sustancias controladas.
Acá la gran pregunta que surge es que, si siendo el alcohol y el tabaco las drogas legales que a más gente matan en el mundo, ¿es conveniente legalizar una droga más? Si aceptamos el consumo de la marihuana en Chile provocamos el incremento de la adicción y la pérdida de conciencia de la vida real.
Las estadísticas sitúan a Chile como el tercer país de mayor consumo de marihuana en América, alcanzando a 250 mil personas, tema que preocupa debido a las implicancias que este consumo tiene en la salud.
Otro tema que preocupa es el proyecto de ley para despenalizar el autocultivo y consumo de cannabis, que hasta ahora se encuentra tipificada en la Ley 20.000 al mismo nivel que la cocaína y la heroína.
Con la legalización de la marihuana, lo único que lograríamos sería legalizar a los narcotraficantes, cambiar su foco y optimizar sus recursos, porque apuntarían directamente a los menores de edad. Alcohol y tabaco de contrabando sigue habiendo igual, pese a que están legalizados, por lo tanto, no resuelve el problema.
Asimismo, la disponibilidad de drogas hace al consumidor: hace 30 años no había consumidores de pasta base. Hoy hay miles, porque existe la disponibilidad. La cocaína la consumía muy poca gente, porque era de una elite, pero más allá de la masificación del consumo, son las consecuencias que este trae a la salud de las personas.
El efecto inmediato puede producir aumento temporal de la frecuencia cardiaca, por lo que es un peligro para quienes padecen hipertensión o enfermedades cerebrovasculares. Asimismo, afecta el desempeño sicomotor, teniendo la incapacidad de prestar atención constante y de asimilar complejos procesos de información, dificultando, por ejemplo, el manejo de automóviles.
Además, el uso crónico de la marihuana está relacionado con la aparición de bronquitis, asma y sinusitis, altera la percepción de la visión, el sonido y el tacto; afecta el estado de ánimo y la interacción social y es un potencial un gatillador de sicosis, cuadros de delirios y alucinaciones en personas en riesgo.
Por otra parte, estudios de imágenes diagnósticas, señalan que los consumidores habituales de marihuana manifiestan una conectividad neural atrofiada en ciertas regiones específicas del cerebro involucradas en funciones ejecutivas del cerebro, como memorizar, aprender y el autocontrol.
Tomando en cuenta estas consecuencias, se me hace difícil entender que el tema de la legalización sea discutible.