Ahora tenemos todo más claro –algo que sospechábamos–, que el ex ministro del Interior renunció a su cargo porque tenía profundas diferencias políticas con el Gobierno. Eso de los problemas de salud fue una simple excusa, pero, bueno, ya estamos acostumbrados a la falta de sinceridad y poca claridad de algunos políticos. De lo contrario, ya nos habrían transparentado, Piñera y Lagos, que son candidatos, en vez de seguir afirmando la mañosa frase de que lo “están pensando”.
Partamos por que Burgos tiene una capacidad sorprendente para superar el cansancio y recuperarse del estrés. Luego de dos meses, está de vuelta con una energía desbordante, tanta como para conceder una entrevista y lanzar una bomba al corazón La Moneda. Ahora tenemos todo más claro –algo que sospechábamos–, que el ex ministro del Interior renunció a su cargo porque tenía profundas diferencias políticas con el Gobierno. Eso de los problemas de salud fue una simple excusa, pero, bueno, ya estamos acostumbrados a la falta de sinceridad y poca claridad de algunos políticos. De lo contrario, ya nos habrían transparentado, Piñera y Lagos, que son candidatos, en vez de seguir afirmando la mañosa frase de que lo “están pensando”.
Como en la serie de Netflix, Revancha, Burgos preparó detalladamente su vuelta a la contingencia política.
Pese a un par de gestos “políticamente correctos” –como las alabanzas a sus amigos Fernández, Pacheco y Valdés– hizo un análisis crítico, amargo y desesperanzador del Gobierno en que ocupaba un cargo clave hace solo 60 días.
Partió por escoger el escenario: una entrevista exclusiva en Reportajes de El Mercurio, el medio que más duro le ha dado al Ejecutivo en el último período. Luego, eligió la cuña que provocaría un terremoto: anunciar el descarrilamiento del Gobierno y la fecha de defunción de la Nueva Mayoría. Y, finalmente, la pieza maestra, el relato ideológico con que regresa para refundar –con evidentes intenciones– la antigua Concertación y, de paso, enviar señales a una alicaída y desmotivada DC.
Señaló que el PC no tiene nada que hacer en la coalición y menos en la que venga post-NM –condenada a muerte por el ex diputado–. Un golpe a la estructura basal de la actual administración; reivindicó la política de los acuerdos; ensalzó el liderazgo de Lagos y, finalmente, lanzó la idea de un bloque social-cristiano-socialdemócrata para el futuro. Un giro obvio al centro y/o centroderecha.
[cita tipo= «destaque»]Es muy oportuno para su partido. La DC está pasando por un mal momento. Ha perdido toda fuerza y protagonismo en el Gobierno, tanto que el Peta Fernández llegó a decir que solo representaban el “arroz graneado”. Por más esfuerzos que haga Carolina Goic, su condición de bacheletista le juega más en contra que a favor. Burgos es una buena carta de liderazgo en la falange.[/cita]
Creo que Burgos hizo una jugada inteligente. Este es el mejor momento para regresar. Estamos cerca de una elección municipal que entregará las primeras señales de hacia dónde va a girar el voto ciudadano, después de dos años de escándalos políticos –incluido el dato de cuanta gente sufragará–. También es una etapa en que han emergido nuevos liderazgos que buscan conducir a sus partidos en la crisis y/o crear nuevos referentes –ya tenemos al menos 10 candidatos presidenciales “sonando”– .
Pero principalmente es muy oportuno para su partido. La DC está pasando por un mal momento. Ha perdido toda fuerza y protagonismo en el Gobierno, tanto que el Peta Fernández llegó a decir que solo representaban el “arroz graneado”. Por más esfuerzos que haga Carolina Goic, su condición de bacheletista le juega más en contra que a favor. Burgos es una buena carta de liderazgo en la falange. Es un hombre con trayectoria y experiencia política, un tipo rudo. Sin embargo, lo más importante, el relato del ex ministro es una voz de esperanza para el partido.
Apela a esos militantes medios que se cansaron de ser los acompañantes eternos de tres presidentes socialistas seguidos. También a aquellos que sienten que el programa se les impuso, que les pasaron un gol en temas como el aborto o las reformas laboral y educacional.
Aunque Burgos señalara en la entrevista que aún no decide cuál será su próxima apuesta política –dijo que en cualquier lugar en que “aporte al país”, por suerte no utilizó el argumento trillado del “servicio público”–, todo hace pensar que él es desde ahora una carta presidencial para la DC. Es más conocido, tiene más peso, y es mucho más competitivo que Ignacio Walker u Orrego en la elección pasada. Pero, sea cual sea su opción, de seguro, va a ayudar a mejorar el posicionamiento de su partido.