Hoy Marco es una caricatura del personaje que él mismo construyó. Lejos está ese hombre que se jactaba de no ser un político y criticaba sus prácticas. ME-O terminó cayendo en su propia trampa. Hoy no se diferencia en nada de aquellos a los que tan duramente enjuició.
Definitivamente, el anuncio de Lagos ha contribuido a que se vaya despejando el panorama electoral para las presidenciales de 2017. Andrés Velasco les sinceró a sus partidarios que intentará un cupo senatorial, demostrando un sentido de realidad que habla bien de él. Piñera, por su parte, continúa con la ambigüedad, pese que es evidente –por su intensa agenda y su relato de “candidato”– que ya está instalado como la principal carta de la derecha.
Durante los últimos meses, Marco Enríquez-Ominami ha bajado de manera sostenida en las encuestas y prácticamente ha desaparecido del mapa político. A su larga gira internacional –que le impidió presentarse a la Fiscalía varias veces– le siguió un severo ostracismo, el que solo interrumpió en un par de ocasiones, especialmente cuando se publicaba información que lo vinculaba al caso SQM o al famoso jet facilitado por los brasileños. También cuando se supo que su padre, Carlos Ominami, mantenía un coloquial intercambio de correos con Patricio Contesse, en los que lamentaba no haber asistido a la comida en que MEO era el principal invitado del ex ejecutivo de la minera no metálica.
En este contexto, y de manera tan sorpresiva como lo hizo Ricardo Lagos, ME-O comunicó al país que competirá por tercera vez a la Presidencia de la República. Pero cómo han cambiado los tiempos para el ex diputado. A diferencia de las ocasiones anteriores, esta vez fue sin ruido, sin estruendos. Una carta breve, de tono austero y alicaído. Una puesta en escena extremadamente pobre que se restringió a un video a sus seguidores, en que replicó el texto escrito. Nada de luces y sonrisas desbordantes, nada de cobertura de prensa. Sin pena ni gloria.
Hoy Marco es una caricatura del personaje que él mismo construyó. Lejos está ese hombre que se jactaba de no ser un político y criticaba sus prácticas. ME-O terminó cayendo en su propia trampa. Hoy no se diferencia en nada de aquellos a los que tan duramente enjuició. Pero, además, Marco tampoco hoy es novedoso. Su discurso es repetitivo, sin autocrítica, añejo, las ideas son las mismas que en las elecciones de 2009 o 2013. Boric y Jackson logran actualmente capturar a las generaciones jóvenes. El mundo ha cambiado de manera vertiginosa en estos años y Marco no.
[cita tipo= «destaque»]Cuesta entender cuáles son las razones que puede tener una persona para realizar un tercer intento, que esta vez tiene nulas posibilidades. La primera vez obtuvo 20.13% de los votos, la segunda 10.98% y hoy alcanza un 5% de las preferencias electorales.[/cita]
¿Por qué entonces se presenta de nuevo como candidato? En su autoproclamación expresó: “Las banderas de cambio que hemos defendido siguen siendo causas por las que vale la pena competir y luchar con toda fuerza”. Buenas intenciones, pero nada concreto.
Cuesta entender cuáles son las razones que puede tener una persona para realizar un tercer intento, que esta vez tiene nulas posibilidades. La primera vez obtuvo 20.13% de los votos, la segunda 10.98% y hoy alcanza un 5% de las preferencias electorales.
El anuncio de Enríquez-Ominami se da en medio de fuertes rumores de que el fiscal Pablo Gómez lo va a formalizar en cualquier momento por el caso SQM. También avanzan las investigaciones que lo relacionan con la empresa brasilera OAS y, en paralelo, su ex jefe de campaña, Cristián Warner, está cada vez más complicado por el caso de las 34 facturas emitidas a SQM Salar.
Creo que ME-O jugó una carta audaz y prefirió lanzar su candidatura como una manera de protegerse frente a la opinión pública. Si es formalizado, de seguro, el ex candidato desplegará un relato en que se victimizará y apuntará a la persecución política de que es objeto. Culpará a los poderes fácticos, al duopolio, a los nostálgicos del pasado, al obierno, a Lagos y Piñera, pero esquivará las razones de fondo: las facturas falsas, su relación con el poder, su vínculo innegable con la empresa del yerno de Pinochet.
Puede que comunicacionalmente logre aminorar el impacto inicial, pero de seguro pagará el costo más alto: el veredicto de los electores.