Coincido con parte del diagnóstico que hace Eyzaguirre de la situación actual. La verdad es que el problema de desconfianza y falta de sintonía con la ciudadanía no es exclusivo del Gobierno. Sin ir más lejos, la oposición tiene niveles de aprobación similares, no logrando capitalizar la baja sufrida por Michelle Bachelet. El Parlamento en su conjunto es evaluado con cifras de apenas un dígito. Lo mismo corre para la Iglesia católica, el empresariado y hasta la dirigencia deportiva.
Pero Nicolás Eyzaguirre no es un analista político externo, ni un académico. Es, ni más ni menos, el ministro de la Presidencia de este Gobierno. Tiene, por tanto, una importante responsabilidad en esta debacle que ha llevado a que apenas un 12% de los chilenos apruebe la gestión del gabinete ministerial. También conviene recordar que la Mandataria fue elegida hace menos de tres años con un 62,16% y hoy tiene 15%.
Me parece que la autoimagen de “chivo expiatorio” es una visión simplista del problema. Aunque concuerdo con el ministro en que no se puede intentar salir de la crisis con una solución un tanto mágica –como cambiar al gabinete–, creo que podría ayudar a marcar un punto de inflexión, entregando una señal potente de la voluntad de enmendar el rumbo.
La renovación de rostros también le daría un aire fresco a un Gobierno que parece prisionero de un estado de ánimo depresivo y del síndrome de la conducción con piloto automático. Pero por supuesto que un cambio de gabinete por sí solo no serviría de mucho. Debe ir acompañado de medidas concretas, de un giro en el rumbo y un relato que lo sustente. De lo contrario, el remedio podría ser peor que la enfermedad.
[cita tipo= «destaque»]Nicolás Eyzaguirre no es un analista político externo, ni un académico. Es, ni más ni menos, el ministro de la Presidencia de este Gobierno. Tiene, por tanto, una importante responsabilidad en esta debacle que ha llevado a que apenas un 12% de los chilenos apruebe la gestión del gabinete ministerial. También conviene recordar que la Mandataria fue elegida hace menos de tres años con un 62,16% y hoy tiene 15%.[/cita]
También tiene razón Eyzaguirre cuando señala que los ministros no son los únicos responsables de lo que está ocurriendo. La coalición gobernante está contribuyendo muy poco a mejorar la percepción que los ciudadanos tienen del Ejecutivo. Partamos por que el propio partido de la Presidenta ya tiene a tres candidatos que de manera explícita han declarado su voluntad de competir en las próximas elecciones, pese a que aún queda casi un ¡tercio de esta administración! En buen chileno, fueron sus compañeros de partido los que le pusieron un certificado de defunción al Gobierno.
También tenemos a un cada vez más competitivo y encumbrado Alejandro Guillier, el que en paralelo ha comenzado a recibir el “fuego amigo” de manera constante. Es sorprendente la falta de criterio en el PPD. ¿No existe nadie en ese partido que sepa de comunicaciones? De más está decir que con esa reacción algo histérica de salir a defender a Lagos por una declaración algo coloquial y metafórica con que Guillier se refirió a O’Higgins, lo único que hacen es levantar artificialmente el tema y reforzar más la imagen de un Lagos de otro tiempo. En el PC, por su parte, Camila Vallejo sigue criticando a Lagos en cualquier intervención pública que tiene. Claro que ahora su relato ha hecho un giro: el problema no es la edad del ex Mandatario, sino la generación política a la que pertenece. ¿Pero no es acaso la misma de Guillermo Teillier?
Y, por último, la DC vuelve a insistir en que irá con candidato propio a la elección de 2017 a primera vuelta. Es decir, si no van a participar en las primarias de la Nueva Mayoría, es muy probable que también estén pensando cuál coalición van a integrar. Cuesta pensar que, después de enfrentarse durante varios meses con el abanderado del bloque de izquierda –seguramente en una agenda cruzada por lo valórico–, puedan hacer borrón y cuenta nueva para integrarse al comando de Lagos o Guillier como si nada. Y digo integrarse, porque la posibilidad de que un DC llegue a segunda vuelta es algo completamente imposible a la luz de hoy. ¿Walker?, ¿Burgos?
Vuelvo a Eyzaguirre. Se supone que el ministro es el más cercano a la Presidenta –incluso en algún momento se tomó la licencia de mencionarla con un apodo muy poco conceptuoso–, sin embargo, parece que la claridad de su diagnóstico no ha sido capaz de traspasarlo a la Mandataria.
Vamos, Nicolás, usted tiene la posibilidad de aconsejar a la Presidenta, sin duda, con mayor visión que la que parece tener quien hoy parece influir más en ella, Pedro Güell.