Puedo atestiguar, con orgullo y agradecimiento, que cada vez que hubo que tomar decisiones difíciles, el Presidente Piñera nos respaldó. Es más, no solo nos respaldó, sino que nos defendió personalmente y asumió cualquier costo que incluso en nuestro sector pudieran provocar nuestras decisiones. Aún más, aquellas más complejas fueron adoptadas con su colaboración y análisis profundo de las materias que nos tocó abordar.
Los testimonios personales de personajes públicos sirven para entenderlos a cabalidad. Sobre todo si no son a pedido, contribuyen a que las personas y, por qué no decirlo, la historia, los juzguen en su debida dimensión, con justicia y ponderando sus defectos y virtudes.
Escribo estas líneas ante los cuestionamientos sobre la vocación pública del Presidente Piñera. Por haber sido Director Nacional del Sernac en parte de su gobierno, soy un testigo privilegiado de la forma en que, cuando las papas quemaban y las presiones volaban, nunca se equivocó en cuál era su rol: velar por el interés de Chile.
Puedo atestiguar que, aunque algunos lo consideren contraintuitivo, su experiencia empresarial fue muy relevante a la hora de tomar decisiones que podían afectar a importantes grupos empresariales. Su comprensión de los mercados hacía que, ante una conducta que el Sernac considerara digna de reproche, siempre la entendiera rápidamente y fomentara que cumpliéramos con nuestro mandato legal.
Esta columna no pretende enumerar los logros del Sernac ni de otras instituciones durante el gobierno del Presidente Piñera, sino atestiguar, con orgullo y agradecimiento, que cada vez que hubo que tomar decisiones difíciles, el Presidente Piñera nos respaldó. Es más, no solo nos respaldó, sino que nos defendió personalmente y asumió cualquier costo que incluso en nuestro sector pudieran provocar nuestras decisiones. Aún más, aquellas más complejas fueron adoptadas con su colaboración y análisis profundo de las materias que nos tocó abordar.
[cita tipo= «destaque»]El Presidente Piñera sí lo entendía, y sabía perfectamente que este sistema no es para agradar a los empresarios sino para favorecer a los mercados y, así, fomentar que la oferta y la demanda se junten con las menores distorsiones posibles y sirva, ante todo, para asignar recursos escasos a quienes más los necesitan. Esa, sin duda, fue la vocación del Presidente Piñera.[/cita]
Podemos haber cometido “falsos positivos” y “falsos negativos”, pues siempre las instituciones tienen fallas y cometen errores (sobre todo cuando no cuentan con muchas herramientas). Pero nunca, absolutamente nunca, fuimos presionados por el Presidente Piñera para favorecer a alguien o dejar de hacer nuestro trabajo. Al contrario, él permitió que el Sernac tuviera una relevancia y un vuelo especial que muchos, por cierto equivocadamente, no esperaban.
En efecto, en ocasiones la prensa económica, algunos líderes gremiales de la época y políticos de la entonces Alianza por Chile nos dieron “por la derecha”, diciendo que el Presidente Piñera estaba, ante su mano dura ante los abusos, renunciando a las ideas del sector. Ello, sin entender que la debida protección de los consumidores y los mercados competitivos son un pilar básico si se pretende que el libre mercado tenga la legitimidad que requiere para perdurar. El Presidente Piñera sí lo entendía, y sabía perfectamente que este sistema no es para agradar a los empresarios sino para favorecer a los mercados y, así, fomentar que la oferta y la demanda se junten con las menores distorsiones posibles y sirva, ante todo, para asignar recursos escasos a quienes más los necesitan. Esa, sin duda, fue la vocación del Presidente Piñera.