Con motivo de los hechos de violencia ocurridos el día 13 de febrero en el Juzgado de Garantía de San Bernardo, que involucraron a un reo, un gendarme y un juez, uno se pregunta; ¿si era necesario que pasara esto, como para que nos pongamos a reflexionar sobre las carencias que tiene nuestro sistema?
La verdad, éstos, no son hechos aislados, hemos sido muchos los Jueces de Garantía que en cada visita de cárcel podemos advertir en las condiciones que Gendarmería debe realizar su trabajo y las condiciones de inseguridad que se dan en nuestros tribunales.
Los Jueces de Garantía en cada control de detención, ya sea de adultos o en las audiencias de responsabilidad penal adolescente, estamos expuestos no sólo a las reacciones violentas de los imputados, sino que también a que éstos se encuentren descompensados psiquiátricamente; e incluso, cuando debemos trasladarnos hasta un centro asistencial para realizar la primera audiencia de control de detención por encontrarse el imputado hospitalizado no contamos con la custodia de gendarmería, sino que sólo con el funcionario policial asignado para ese efecto.
Las medidas de seguridad que se nos han dado, demuestran que son insuficientes para neutralizar la inseguridad que existe en nuestros tribunales; en especial, lo que dice relación con el traslado de los imputados, acusados o condenados calificados de alta peligrosidad y con las visitas semanales de cárcel que debemos realizar en los distintos penales del país.
[cita tipo=»destaque] Cualquier acto que ponga en riesgo la vida y la integridad de todos aquellos que desempeñan su labor fielmente en nuestros tribunales, con la sola finalidad de resguardar los derechos y garantías de las personas, es absoluta y completamente repudiable, y me lleva a reafirmar una vez más y con más fuerza, el compromiso que asumí cuando juré como Jueza de Garantía.[/cita]
La Jurisdicción Penal demanda hoy día, la revisión de las medidas de seguridad adoptadas, el estudio de la infraestructura con que contamos, reestudiar y reelaborar los protocolos y procedimientos de seguridad y de comunicación existentes con gendarmería; ya que por cada traslado de un imputado, un acusado o un condenado hay costos asociados, y no me refiero sólo al gasto de combustible, ni al hecho de contar con carros adecuados, sino que al apoyo de un adecuado número de personal que custodie a los internos.
La custodia de gendarmería no sólo debe hacerse a los internos en los calabozos, ni en las zonas de seguridad, ni de tránsito, sino que en cada una de las audiencias que realizamos y que ellos cuenten con las competencias idóneas para desempeñar esta importante función de seguridad.
La situación de violencia vivida por nuestro colega quien fue retenido o por el gendarme quien fue agredido, no sólo nos afecta a nosotros como gremio, sino que a toda la comunidad. Necesitamos garantías para realizar adecuadamente nuestro trabajo.
Cualquier acto que ponga en riesgo la vida y la integridad de todos aquellos que desempeñan su labor fielmente en nuestros tribunales, con la sola finalidad de resguardar los derechos y garantías de las personas, es absoluta y completamente repudiable, y me lleva a reafirmar una vez más y con más fuerza, el compromiso que asumí cuando juré como Jueza de Garantía.