El proyecto de ley que busca fortalecer en su institucionalidad y orgánica a las universidades del Estado, y que el Ejecutivo enviará prontamente al Parlamento, es un logro por el que hemos venido trabajando hace años. También valoramos el significativo avance que implicará para nuestra educación, otros aspectos claves y regulatorios de la reforma, como son la creación de la Subsecretaría, la Superintendencia y la Agencia de Calidad de la educación superior.
En un momento como éste, es imposible no recordar la atomización que experimentaron las universidades del Estado a partir de la Reforma de 1981. Igualmente, las restricciones que han experimentado hasta la fecha, por ejemplo, en cuanto a sus posibilidades de crecimiento y desarrollo. Según el Sies (instancia dependiente del MINEDUC), en los últimos diez años nuestros planteles aumentaron su matrícula de pregrado sólo en un 5,8% mientras que las no estatales del Consejo de Rectores, lo hicieron en un 37,2%.
Prácticamente un 42% del total de las publicaciones que se produjeron en el país entre 2010 y 2015 correspondió a estas casas de estudio. En términos de patentes registradas en 2014 alcanzaron un 41%.
Pero hoy nos sentimos escuchados. Y también vemos voluntad política para avanzar por el carril que las amplias mayorías esperan. Si bien surgen valiosas oportunidades, con un acuerdo que finalmente podría transformar nuestras demandas en realidad, nos preocupa que una minoría insista en obstaculizar este proceso.
Son voces que no cesan a la hora de desestimar lo que el país exige con fuerza. Llama la atención, por ejemplo, la sumatoria de publicaciones que convergen con el fin de cuestionar los avances. Es incomprensible la majadería de un sector minoritario, que se ha propuesto cuestionar el sistema de educación estatal y público, pues aspira a someterlo a las leyes del mercado. Esto no se condice con la visión de los países de la Ocde, donde las universidades estatales alcanzan un 75% de la matrícula.
Por nuestra parte, seguiremos insistiendo que al Estado le asiste la obligación de fortalecer a sus universidades, pues nuestro “mandante” es Chile. No solo estamos convencidos de esto al interior de los planteles. Es el mensaje que también emana desde la sociedad.
La red de universidades estatales que desde hace más de un año viene operando, no solo destaca por su énfasis en el trabajo colaborativo, como un cambio de paradigma que nos permite dejar atrás la competencia impuesta en 1981.
Se trata de redes de colaboración relacionadas con ámbitos tan diversos como Pregrado; Investigación; Vinculación con el Medio; Aseguramiento de la Calidad; Comunicaciones; Arte, Cultura y Patrimonio; Análisis Institucional; Gestión Económica y Administrativa, entre otras.
Este trabajo colaborativo en red, va en beneficio de nuestras universidades, sus potencialidades, pero sobre todo, de las comunidades locales de cada una de las regiones del país. No hay que olvidar que prácticamente un 42% del total de las publicaciones que se produjeron en el país entre 2010 y 2015, correspondió a las universidades del Estado; y si hablamos de patentes, registraron sólo en 2014 un 41%.
[cita tipo=»destaque»] Este trabajo colaborativo en red, va en beneficio de nuestras universidades, sus potencialidades, pero sobre todo, de las comunidades locales de cada una de las regiones del país. No hay que olvidar que prácticamente un 42% del total de las publicaciones que se produjeron en el país entre 2010 y 2015, correspondió a las universidades del Estado; y si hablamos de patentes, registraron sólo en 2014 un 41%.[/cita]
Como Consorcio de Universidades Estatales de Chile asumimos con orgullo la responsabilidad que implica representar a toda la sociedad, tan diversa como nuestras propias comunidades universitarias presentes en las 18 instituciones de educación superior estatales y públicas.
Este paradigma colaborativo requiere, también, que no se desvanezcan las voluntades del Ejecutivo en el Parlamento. Confiamos en que los responsables de dar vida a este proyecto de ley, que podría ingresar al Congreso en mayo próximo, comprendan la importancia que representa para el país.
Si todo sale como anhelamos, los Honorables, los actuales, pasarán a la historia porque con su rúbrica habrán apostado, al igual que nosotros, por el desarrollo de Chile.