En última instancia el choque es entre el internacionalismo, palabra que cubre la inmigración, la bienvenida a los refugiados de guerra, la Unión Europea, lo extranjero en general; los derechos humanos universales; el feminismo; la homosexualidad; la protección del medio ambiente y los intelectuales, contra el nacionalismo, que valora la identidad nacional; la prioridad de los intereses nacionales, la continuidad cultural, los valores tradicionales, la homogeneidad racial y el patriotismo.
En 1997, ya acabada la guerra de Vietnam (60.000 militares norteamericanos muertos; 300.000 heridos, mutilados e inválidos), H.R. Mc Master publicó “Dereliction of Duty”[1] libro que junto a “On Strategy” de Harry G. Summers Jr. (1982), constituyen las mejores obras para comprender la derrota norteamericana en Viet Nam en 1973.
McMaster culpa de la derrota a los líderes en Washington: “La guerra en Vietnam no se perdió en el campo de batalla, ni se perdió en los titulares del New York Times ni en los campus universitarios. Se perdió en Washington, DC, incluso antes de que los estadounidenses asumieran la responsabilidad exclusiva de los combates en 1965 y antes de que se dieran cuenta de que el país estaba en guerra. . . . [Fue] un fracaso exclusivamente humano, cuya responsabilidad fue compartida por el Presidente Johnson y sus principales asesores militares y civiles”.
Según el mismo autor, las semillas del fracaso las sembró Kennedy desde la crisis de Cuba o mas bien, desde la entronización de “La arrogancia, la debilidad, la mentira en la búsqueda del interés propio [y] la abdicación de la responsabilidad ante el pueblo estadounidense” de los New Frontiersmen que Kennedy llevó a la Casa Blanca. Prototipos de la “era Kennedy”, eran “hombres de aproximadamente 46 años de edad, muy enérgicos, de ideas bien articuladas e idealista entusiastas”.
Kennedy que no tenía experiencia de gobierno ni de gestión empresarial impuso un estilo informal en la gestión de gobierno; consultaba solo a su hermano Robert y a sus asesores mas cercanos y luego validaba las decisiones -ya tomadas- en asambleas mas amplias. En este esquema, la Junta de Comandantes en Jefes (JCJ) perdió su acceso al Presidente y por consiguiente la influencia real en el proceso de toma de decisiones. Así y todo, cuando impulsado por su intenso interés por derrocar a Castro, lanzó la operación de Bahía Cochinos en Cuba y fracasó, culpó a la JCJ de haberlo asesorarlo deficientemente.
Esta forma de trabajo -y de distanciamiento- continuó con Johnson. “Los hombres de la Nueva Frontera” eran hombres de acción y la JCJ era reacia a involucrarse en operaciones que no fueran en gran escala”, lo que los llevaba a descalificar a los militares como blandos o pusilánimes.
McMaster, por su parte, explica detalladamente por qué las operaciones militares preferidas por Kennedy/McNamara y luego Johnson, destinadas a “mostrar intenciones” o “enviar mensajes al enemigo” fracasaron al intentar lograr objetivos militares escasamente detallados, confusos y conflictivos.
Según McMaster, esta forma disfuncional de relaciones y de trabajo continuó con Johnson y en realidad se prolongó en todas las administraciones demócratas, hasta llegar a Obama. McMaster describe a Lyndon B. Johnson como un presidente principalmente preocupado por evitar que Vietnam se convirtiese en un tema político interno y a sus asesores (encabezados por McNamara) como “hombres con una combinación de arrogancia, tortuosidad y desdén por la experiencia diferente de la suya”; la militar, obviamente.
Así comenzó una divergencia e incomunicación entre la elite política liberal y los militares, que no se resuelve hasta hoy. Estas situaciones parecen ser cosas del pasado, pero no es así, son del presente y el futuro de EEUU y afectarán a muchas naciones del mundo.
En efecto, las declaraciones de Trump de que las fuerzas militares de los EEUU “no serán derrotadas de nuevo”, su decisión de incrementar sustantivamente el gasto militar y de designar precisamente a H.R. McMaster como su Asesor de Seguridad Nacional, son mas que elocuentes respecto a su visión del empleo de las fuerzas.
Esto explica también la alta preferencia electoral por Trump entre los militares y el apoyo de que goza entre ellos en la actualidad.
Se dice que los electores de Trump son mayoritariamente aquella parte de la población norteamericana catalogable como de clase media baja, campesinos y trabajadores industriales con escasa educación, extremistas de derecha, personas que no encuentran su lugar en un mundo globalizado y que no tienen aptitudes para acomodarse a la sociedad global y moderna. Los miembros de las FFAA de los EEUU están muy lejos de poder ser incluidos en esas categorías, conforman, además, una de las instituciones más respetadas y queridas por el pueblo norteamericano.
Esto demuestra que el fenómeno Trump es mucho mas complejo y profundo de lo que dice la anécdota o el twit.
La frustración militar no concluyó con Kennedy, Johnson y la guerra de Vietnam sino que continuó con problemas que se repiten, como luchar guerras sin objetivos claros, con restricciones que aumentan innecesariamente el número de muertos y heridos norteamericanos o prolongan las operaciones por años y años y problemas nuevos como el uso (abuso) de las FFAA no para promover intereses nacionales sino intereses políticos personales, partidistas o ideológicos como la ideología de género y la reivindicación de los homosexuales y otras minorías, sometiendo a las FFAA a un estrés innecesario y a una reducción de su efectividad de combate.
El Coronel Robert Buzz Patterson -ex ayudante militar de Clinton- es un autor político estadounidense y jubilado como piloto de la Fuerza Aérea de los EEUU, y describe con dureza el abandono de sus deberes y liviandad de Clinton y la incapacidad de Obama en el ejercicio del mando sobre las FFAA:
– “Clinton es un modelo de desprecio hacia los militares, desde su ridículo saludo pseudo militar a sus arrogantes ayudantes anti militares, su mensaje se recibía fuerte y claro: La Administración Clinton no sentía ni la mas mínima simpatía hacia los ciudadanos norteamericanos en uniforme, hombres y mujeres”
– “creo que el presidente Bill Clinton fue responsable del 11-S … (Antes del 11 de Septiembre) tuvimos ocho o diez veces la oportunidad de capturar o matar a Osama bin Laden. Y en cada ocasión, el presidente Clinton decidió “pasar”. Creo, con toda franqueza y sinceridad, que el 11 de septiembre fue su responsabilidad”.
– “… le pedí al Presidente Clinton que me diera las claves (de las armas nucleares) para que pudiera cambiar los códigos por otros nuevos -lo hacíamos de vez en cuando- y el Presidente Clinton confesó que, de hecho, había perdido los códigos … y que no recordaba cuanto hacía de ello”.
– “Solo una persona detesta mas a los militares que Bill Clinton: Hillary, su esposa”.
– “Creo que hemos elegido a un hombre, Barack Obama, que es más peligroso para nuestros militares y para la seguridad nacional de esta nación, que incluso Bill Clinton. Creo que no entiende que estamos luchando -en mi opinión- contra un enemigo ideológico tan peligroso como lo hicimos el siglo pasado contra el comunismo, el fascismo y el nazismo.
– “la política de seguridad nacional del Presidente Obama no usa ni una sola vez las palabras jihad, islam, musulmán, extremismo, fundamentalismo, terrorismo -de hecho, todo lo contrario: identifica al calentamiento global como la mayor amenaza para la seguridad nacional de América”.
– “Cuando capturas a un terrorista y le dices que tiene derecho a guardar silencio, se calla, y no tenemos la inteligencia que necesitamos para interrumpir otros ataques contra los estadounidenses en todo el mundo”.
– “Obama nombró al general McChrystal como su general al mando para combatir la guerra en Afganistán, y luego se reunió con el general McChrystal sólo una vez en doce meses antes de echarlo … y lo mismo sucede con el general Petraeus …”
– “Tenemos Infantes de Marina que patrullan partes muy peligrosas de Afganistán sin balas en sus armas por temor a que disparen y golpeen a civiles inocentes … no puedes ganar una guerra si no tienes balas en tus armas. No se puede luchar si no se te permiten disparar contra el enemigo”.
– “Creo que expreso las preocupaciones de los militares, porque realmente no pueden hacerlo en un foro abierto. Creo que vas a ver cada vez más que la gente militar esté disgustada, siendo más vocal, y no creo que eso sea realmente bueno para el comandante en jefe. Creo … es importante para los estadounidenses entender que tenemos una falta total de liderazgo en la Casa Blanca.
– “Son los medios –de comunicación social- … lo eligieron y van a proteger su Presidencia por completo … Ellos lo eligieron y van a proteger su candidatura. No son los perros guardianes de los Estados Unidos, son los protectores de la izquierda, del ala izquierda de nuestra sociedad.
Se puede concordar o no con McMaster, pero es un hecho que fue elegido por Trump para ser su asesor directo y que lo que dice y escribe es lo que piensa. Se puede pensar que Patterson exagera o que está completamente equivocado, pero es evidente que representa el sentir de muchos militares, en servicio y retirados y muchos norteamericanos de a pié; parece sensato aceptar que existe un problema real entre una parte significativa de la ciudadanía norteamericana (los militares) y una elite política y social que potencia su capacidad para imponer sus preferencias mediante el control y apoyo avasallador de los medios de comunicación social y parece claro también que este es un conflicto que ha venido agudizándose en el tiempo.
En última instancia el choque es entre el internacionalismo, palabra que cubre la inmigración, la bienvenida a los refugiados de guerra, la Unión Europea, lo extranjero en general; los derechos humanos universales; el feminismo; la homosexualidad; la protección del medio ambiente y los intelectuales, contra el nacionalismo, que valora la identidad nacional; la prioridad de los intereses nacionales, la continuidad cultural, los valores tradicionales, la homogeneidad racial y el patriotismo.
Trump no es la causa, es un efecto.
[1] La expresión “Derelection of Duty”” se puede traducir como nuestro delito militar de “Grave Abandono de Deberes militares”.