“Francia, en un futuro próximo. A las puertas de las elecciones presidenciales de 2022. Los partidos tradicionales se han hundido en las encuestas y Mohammed Ben Abbes, carismático lider de una nueva formación islamista moderada, derrota con el apoyo de los socialistas y la derecha a la candidata del Frente Nacional en la segunda vuelta”. Sumisión, Michel Houellebecq, 2015.
Cuánto de fábula e imaginación, cuanto de realidad hay en estos párrafos del libro de Houellebecq, habrá que esperar el devenir político de los próximos años en la Francia del siglo XXI. Lo que si daba en el clavo el autor mencionado, es en lo referente con el hundimiento de los partidos tradicionales de esta V República francesa.
Escenario
Este domingo 23 de abril se realizó la primera vuelta presidencial en la nación gala. El telón de fondo de esta contienda electoral se dió en un escenario bastante especial:
Una situación económica que no logra remontar positivamente, 1,1% de crecimiento en el año 2016, y no mejor pronóstico para el 2017. Una cesantía que se eleva al 10% y más, en donde, es la población jóven la que padece dramáticamente este desempleo, 1 de cada 4 jóvenes es desempleado.
Una pérdida de influencia de Francia en el contexto europeo, dejando en manos de Alemania el liderázgo de la Unión Europea (UE). Esto lleva a importantes actores políticos y sociales a ser muy críticos con las directrices de la UE y de tener la sensación de ser los excluidos y perdedores del proceso globalizador .
El tema de la corrupción en la relación política y poder económico golpea fuertemente a la elite política del país. Esta situación enturbia los proyectos políticos de los partidos y sus líderes, siendo el escándalo de Francois Fillon el más representativo de esta trama entre dinero y política..
Una ultraderecha encarnada en Marine Le Pen subiendo peligrosamente en las encuestas y contando con un apoyo social significativo.
Un sentimiento de inseguridad cada vez más extendido en la población como producto de las acciones terroristas y de la percepción de que la política de acogida de los inmigrantes genera adversidades para el país.
Un Partido Socialista totalmente fragmentado y finalmente, un gobierno con el índice más bajo de popularidad de los últimos tiempos. En este escenario, el presidente Francois Hollande en una decisión inédita decide no respostular al primer cargo de la nación, dejando a su partido, el socialista, en una situación extremadamente desmejorada.
La elección misma
Según los sondeos de opinión pública eran cuatro los candidatos que se perfilaban en las simpatías ciudadanas: Marine Le Pen, del ultranacionalista partido Frente Nacional (FN); Emmanuel Macron con su movimiento recien creado, En Marcha, centro liberal, banquero y, ex ministro de economía del gobierno de Hollande; Francois Fillon del conservador Partido Los Republicanos y Jean Luc Mélenchon, representante de la izquierda antiliberal que en 2016 fundó su movimiento Francia Insumisa y que cuenta con el apoyo del Partido Comunista Francés. De estos cuatro candidatos, dos eran los candidatos que debían pasar a la segunda vuelta, ballotage que se realizará el domingo 7 de mayo. Se estimaba, según los sondeos previos, que Macron y Le Pen, serían los candidatos que podrían estar en la papeleta de este ballotage. Y, esto sucedió. Luego de muchos fiascos de las más diferentes firmas de encuestas de opinión pública en el mundo entero, los sondeos de opinión en el caso de la elección francesa fueron muy acertados.
Los resultados de las elecciones entregaron los siguientes porcentajes: E. Macron obtuvo el 24,01% ; M.Le Pen, el 21,30% ; F. Fillon logró el 20,01% y J. L. Mélenchon, el 19,58%. La votación del candidato Francia Insumisa, Mélenchon es el resultado que más resalta entre estos 4 candidatos que lideraban las encuestas previa a la elección El candidato del partido del gobierno, el socialista Benoit Hamon logró un escualido 6,36% de los votos. La participación electoral ciudadana en esta primera vuelta alcanzó el 78,23%, considerada como satisfactoria, sin embargo, estuvo por debajo del 80% de la elección presidencial del 2012.
Los resultados de la primera vuelta y la ventaja de Macrón sobre la lider nacionalista de extrema derecha, Le Pen, entregaron un gran respiro a los principales líderes de la UE.
Las lecciones
¿Cuál es la reflexión y el análisis que podemos extraer de estos resultados?, los cuales, sin lugar a dudas serán trascendentes para el devenir político de esta nación:
El bipartidismo político que acompañó desde el inicio, 1958 de esta V República, al parecer ha sido derrotado en esta coyuntura político electoral, pero, la pregunta que debemos hacernos es si, ¿este bipartidismo ha sido derrotado estratégicamente?.
[cita tipo=»destaque»]Es seguro, que la votación de Le Pen este 7 de mayo pase de los 21,30% a un cercano o quizás más de un 40%. Los resultados electorales presidenciales de esta nación serán analizados como una gran prueba de fuego para el populismo nacionalista europeo.[/cita]
Es cierto, los socialistas ya habían quedado al margen de una segunda vuelta en las elecciones del 2002 con el candidato L. Jospin. En esta oportunidad, el PS vive una profunda crisis política, una debacle que como nunca la había experimentado en su historia contemporánea. Este partido de larga data en la historia política francesa, refundado el 4 de mayo de 1969 por F. Miterrand, con los actuales resultados electorales queda al borde del abismo, en una bancarrota no tan solo electoral, sino también político-social. Más aún, asediado por otra izquierda mucho más genuina ante los ojos del electorado, la izquierda de Mélenchon con su Francia Insumisa.
Por primera vez en la historia de la V República, ninguno de los dos partidos tradicionales: los Republicanos y el Partido Socialista, son actores en esta segunda vuelta presidencial.
Importantes sectores de la sociedad francesa han puesto en el debate el carácter del actual proceso comunitario de la UE criticándolo severamente, al igual de la opinión desfavorable que se tiene del proceso globalizador en curso. Esto se ve expresado en la votación de Mélenchon, de Le Pen y porque no, en la exigua votación de Hamon.
Corolario
Más allá del triunfo o no de FN en la segunda vuelta –cuestión sumamente poco probable-, lo que queda en la retina de la opinión pública, es que hay giro político y social hacia la derecha ultranacionalista al interior de la sociedad francesa.
Es seguro, que la votación de Le Pen este 7 de mayo pase de los 21,30% a un cercano o quizás más de un 40%. Los resultados electorales presidenciales de esta nación serán analizados como una gran prueba de fuego para el populismo nacionalista europeo.
Un aspecto, no menor en el debate prospectivo, es que esta elección pondrá de relieve la necesidad de tener otra mirada del proceso comunitario en la UE como también del tipo de globalización en el cual se está inserto. He ahí, el gran desafío que tiene la candidatura del posible ganador, Macron, el cual ya cuenta con el apoyo de Fillon y Hamon.
De no haber un cambio político cualitativo, los euroescépticos, los antiglobalización, los nacionalistas de todo tipo de estirpe, ganaran un enorme terreno político en el futuro de la “gran” Francia.
Finalmente, este artículo es aún “una noticia en curso” como señalan los periodistas, hay que esperar los resultados finales del ballotage y luego las elecciones legislativas el 11 y 18 de junio, en donde se verá con qué tipo de apoyo parlamentario contará el próximo presidente, o una, “inesperada” presidenta.