Nuestra embarcación de exploración, que es el futuro Ministerio de la Ciencia y Tecnología, no puede ser un nuevo Titanic que se hunda en medio de la travesía. Es muy importante que esta nueva estructura sea robusta y que su envergadura no nos haga perder el timón para quedar a la deriva en medio de tortuosas corrientes propias de la burocracia y la tecnocracia.
Mientras desarrollaba mi tesis doctoral en el Centro de Estudios Científicos (CECs), me llamó mucho la atención una frase escrita en una de sus paredes, correspondiente al capitán James Cook: “Para un viaje de exploración, elige un barco de poco calado”. Hoy, ante la discusión en torno al proyecto de creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, me hace mucho sentido.
Por años, la comunidad científica ha pedido un barco de exploración –esto es, la creación del ministerio– que nos lleve a ese nuevo continente: el anhelado desarrollo. Finalmente lo hemos conseguido, sacamos de los astilleros esa nave que nos llevará por mares tranquilos y tormentosos, y que nos permitirá llegar hasta nuestro soñado destino y, en algún tiempo, a una nueva economía basada en el conocimiento que se pueda crear en Chile.
Nuestra embarcación de exploración no puede ser un nuevo Titanic que se hunda en medio de la travesía. Es muy importante que esta nueva estructura sea robusta y que su envergadura no nos haga perder el timón para quedar a la deriva en medio de tortuosas corrientes propias de la burocracia y la tecnocracia.
[cita tipo=»destaque»]Por años, la comunidad científica ha pedido un barco de exploración –esto es, la creación del ministerio– que nos lleve a ese nuevo continente: el anhelado desarrollo. Finalmente lo hemos conseguido, sacamos de los astilleros esa nave que nos llevará por mares tranquilos y tormentosos, y que nos permitirá llegar hasta nuestro soñado destino y, en algún tiempo, a una nueva economía basada en el conocimiento que se pueda crear en Chile.[/cita]
En medio del debate, todos han querido ver la propuesta de diseño de este barco, y seguro que, de seguir, terminaremos replicando precisamente un Titanic que, a la menor tormenta, será incapaz de escorar y salvar de esas aguas tomentosas. Y, vale la aclaración, no debemos confundir “poco calado” con un bote, porque ya tenemos uno y se está hundiendo en el mar de la burocracia y los tecnicismos. Creo que está de más explicar esta analogía.
Como complemento a la frase de James Cook, es necesario contar con combustible, que en este caso sería el financiamiento, para que el viaje llegue a buen puerto y no nos extraviemos de la ruta, ya que inevitablemente quedaríamos a la deriva a mar abierto.
Estas sabias palabras han marcado el trabajo de este centro de investigación científica, caracterizado por su rigurosidad y excelencia, y que a bordo de “un barco de poco calado” ha surcado las aguas para llegar a tierras insospechadas.