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El llamado «Bus de la libertad»

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Por: Marcelo Saavedra Pérez. Biólogo


Señor Director:

Aquellos que estamos relacionados con el noble oficio de la observación y estudio de la naturaleza, no dejamos de sorprendernos una y otra vez sobre lo inconmensurable y fascinante de las multiplicidades de formas y estrategias diversas respecto de cómo la vida se abre paso y se ajusta a un medio ambiente en permanente cambio.
Salvo algunas leyes físicas que operan de manera constante en nuestro mundo, lo que prevalece en la naturaleza de nuestro planeta es el cambio. Esa frase atribuida a un antiguo filósofo griego de que nadie se baña dos veces en el mismo río, representa el quid de la vida.

Pretender pontificar sobre la inamovilidad de las cosas y procesos vitales del cosmos, es quizás un atributo único y característico de seres humanos que se desenvuelven en un dominio distinto del saber y del conocimiento.
Por eso resulta curioso, irritante a ratos, el recorrido que inició hace algunos días atrás el autodenominado “Bus de la Libertad”, con sus mensajes de inamovilidad y pseudo-axiomas mesiánicos sobre algunos aspectos puntuales que tienen que ver con la vida. Como bien manifestó un ex precandidato presidencial, aquellos que promueven el itinerario del mencionado vehículo, “no han entendido nada” sobre lo que significa la vida en esta tierra. Significado, que por cierto, va muchísimo más allá de los penes y vaginas que colman el imaginario culposo y estrecho de los promotores de dicha iniciativa tuerca.

Atentamente,

Marcelo Saavedra Pérez
Biólogo

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