Publicidad

El conflicto de Til Til saca al pizarrón al SEIA y su compromiso con el desarrollo sustentable

Publicidad
Iván Franchi
Por : Iván Franchi Ingeniero Ambiental UFRO. MSc./PhD Planificación Territorial y Gestión Ambiental, Universidad de Barcelona.
Ver Más


Sergio Boisier dice que “no es una región en sí misma la sustentable sino la forma de intervención en ella”. Retomar este planteamiento, recobra vital sentido al aventurar un análisis respecto a lo que sucede hoy en Til Til. El proyecto de Ciclo S.A., cuyo objetivo es la construcción de una infraestructura destinada a la valorización, reciclaje, recuperación, tratamiento y disposición final de residuos industriales y peligrosos, considerando el correcto funcionamiento del Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) cumpliría con toda la legislación chilena vigente, cuestión que el Consejo de Ministros, con su decisión, solo corroboró.

Ante ello, el argumento de mayor peso que presentan quienes cuestionan la iniciativa apuntan a un fallo del SEIA que permitiría que Til Til se siga transformado en el basurero de Santiago; sin embargo, más allá de esa interpretación, la verdad es que si esto sucedió es producto de definiciones realizadas en 1997 al amparo del Plan Regulador Metropolitano (el instrumento es publicado en 1994, pero sólo tres años después incorpora a la Provincia de Chacabuco) cuando aún no operaba el SEIA, por lo cual no consideró ningún tipo de evaluación ambiental que pudiera haber integrado los factores que hoy reclaman, de manera justa y coherente los vecinos y autoridades de Til Til.

Sin embargo la empresa sólo se limita a cumplir lo que la ley le obliga, y la institucionalidad ambiental se restringe -pues no puede hacer otra cosa- a comprobar que aquello sea efectivo. En consecuencia ¿es un buen proyecto? No lo sabemos, depende la vara con que se mida, pero cumpliría con la norma. ¿Es un buen proyecto para Til Til? De seguro no lo es, cómo podría serlo si es un nuevo proyecto que se suma a dos rellenos sanitarios, un planta de aguas servidas, tres subestaciones eléctricas, una planta cementera y una planta de crianza de cerdos, todo en el mismo territorio. No resiste mayor análisis. ¿Es un buen proyecto, que promueve el desarrollo sustentable? Creo que en esta pregunta está la clave del asunto.

[cita tipo=»destaque»]Entonces ¿qué solución posible existe? Para el caso de Til Til, las salidas no son fáciles, la respuesta inmediata podría provenir desde los Tribunales Ambientales, pero dadas las circunstancias administrativas y políticas, no se prevé algún escenario que impida la instalación de este nuevo proyecto.[/cita]

En Chile los patrones de sustentabilidad son inexistentes, cada quien propone lo que desea y los que resulte útil a su discurso. Si la evaluación la hace la empresa, diría que el proyecto en sí mismo es un compromiso con la sustentabilidad del país. Si la evaluación se realiza a nivel central, considerando las metas de la Agenda 2030 de la ONU o los indicadores de la OCDE, probablemente el proyecto permitiría cumplir algunas de sus metas, aumentando las tasas de residuos valorizados o gestionándolos de manera segura y controlada. Si la evaluación la realiza el municipio como representante de la comunidad, la ausencia de definiciones precisas en su propio Plan de Desarrollo Local, sólo permitiría establecer como criterio discursivo general que la situación actual de la comuna no resiste una nueva carga ambiental, atentando con la sustentabilidad local.

Ahora bien, si la evaluación se realiza a escala local, considerando métodos empleados a nivel internacional, que utilizan áreas objetivo e indicadores asociados a la dimensión social, ambiental, económica e institucional, nos encontraríamos que el proyecto no es precisamente promotor de la sustentabilidad. Sin embargo, para ser justos, tendríamos el mismo resultado si esa evaluación se aplicara a cualquier proyecto sometido al SEIA, ya que las herramientas de evaluación que el sistema considera no están pensadas para evaluar la sustentabilidad, sino para asegurar que los proyectos de cierta envergadura minimicen los potenciales impactos medio ambientales que pudieran generar. En efecto, al comparar el procedimiento de evaluación ambiental establecido en el DS 40/2013 con los Principios de Bellagio (consenso científico internacional para la evaluación de la sustentabilidad) se determina que los procesos de evaluación del SEIA no son una herramienta que puedan considerarse promotoras del desarrollo sostenible.

Teniendo en cuenta aquello, o bien respondiendo a un tendencia internacional (me inclino por lo segundo), el Ministerio de Medio Ambiente a través de la modificación de la Ley 19.300 realizada el año 2010, suma a sus instrumentos de gestión ambiental el procedimiento de Evaluación Ambiental Estratégica (EAE), cuyo reglamente fue publicado el año 2015. Este procedimiento es aplicable a instrumentos de planificación territorial como lo es el Plan Regulador Metropolitano, por lo cual cualquier modificación que se realice sobre él deberá someterse a EAE. No obstante, este procedimiento es altamente susceptible a las definiciones políticas de los organismos responsables, en este caso del Gobierno Regional, toda vez que no establece ninguna precisión (debido a su carácter estratégico) que considere la medición de diferentes variables asociadas al desarrollo sustentable (pese a la exigencia de enunciar criterios de sustentabilidad).

Entonces ¿qué solución posible existe? Para el caso de Til Til, las salidas no son fáciles, la respuesta inmediata podría provenir desde los Tribunales Ambientales, pero dadas las circunstancias administrativas y políticas, no se prevé algún escenario que impida la instalación de este nuevo proyecto. Quizás un telefonazo como el que realizo el ex Presidente Piñera para Barrancones, podría ser una alternativa, aunque ello significaría una vez más echar por tierra toda la institucionalidad ambiental.

Til Til, como también Tocopilla, Mejillones, Huasco, Puchuncaví, Quintero y Coronel, ha sacrificado su territorio en beneficio del desarrollo de otros, por cierto, un desarrollo ajeno a la sustentabilidad. La alternativa de modificar el Plan Regulador Metropolitano, parece factible, pero si ello no es acompañado de una Estrategia Regional de Desarrollo y un Plan Regional de Ordenamiento Territorial que declaren de manera explícita que el objetivo es transitar hacia la sustentabilidad, la EAE que se aplique a los respectivos instrumentos de planificación, sólo terminará por validar el mismo modelo territorial que hasta ahora ha predominado, un modelo que a escala global busca únicamente evitar las tensiones que la protección y la calidad ambiental genera al desarrollo económico, y que Chile, como parte de ese sistema, a través de sus políticas públicas, ha transformado en presión desmedida sobre los territorio locales, particularmente aquellos de carácter periférico e históricamente vulnerados.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias