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Alegría en Ñuble

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Héctor Gaete
Por : Héctor Gaete Rector de la Universidad del Bío Bío.
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La tarde del sábado 19 de agosto la Sra. Presidenta de la República firmó la promulgación de la ley que creó la Región de Ñuble. Dos mil 300 personas estábamos allí reunidas en una tarde que regaló una pausa a la copiosa lluvia típica del mes.

¿Qué vi en aquella importante ceremonia? En resumen, alegría desbordante.

Con una ciudadanía eufórica, con parlamentarios de la zona como los senadores Pérez y Harboe y el diputado Jarpa, pero también visitantes como el senador Navarro y el diputado Ortiz, aplaudiendo y moviéndose al compás de la música de Los Jaivas. Todos los alcaldes, de todos los colores, estaban allí expresando su alegría y férrea unidad, agradeciendo a la Sra. Presidenta, que también bailó al lado del Sr. Intendente de la Región del Biobío, exteriorizando así su alegría por, como lo expresó en sus breves palabras, “una promesa cumplida”.

Estaban también allí el Obispo, los Seremis, dirigentes empresariales, gremiales, sindicales, líderes del Comité Ñuble Región y vecinales, representantes de cada una de las tres provincias y 21 comunas de la nueva región, los medios de prensa nacionales, regionales, comunales y locales, agrupaciones de jóvenes, el presidente y varios consejeros del Consejo Regional de Biobío, representantes de las fuerzas armadas, las autoridades de la educación pre-básica, básica, media y superior, pública y privada, los coros de la Universidad del Bío-Bío y la orquesta del Liceo de San Nicolás, que interpretaron brillantemente, junto a la ciudadanía, nuestro himno nacional.

Esa masiva alegría expresando satisfacción por un sueño alcanzado es lo que se vio, es lo que ocurrió esa histórica tarde de sábado.

Entonces, respaldado por su historia, su tradición y su constante esfuerzo colectivo, Ñuble se ha ganado un nuevo comienzo, un reinicio, una nueva oportunidad. ¿Cuánto ganará la nueva región en calidad de vida para sus habitantes? Es algo que deberán construir ellos mismos y sus líderes, porque nadie lo hará por ellos, todos los demás están llamados a colaborar, pero nadie lo hará por ellos.

El desarrollo, como es sabido, es una profecía autocumplida, un anhelado sueño, y en este caso, es igual que el sueño y la profecía por la creación de la nueva región, es decir, con avances y retrocesos, con penas y alegrías, con aciertos y desaciertos, pero con firme y decidido sentido de logro, de propósito.

Para tener un Chile que sea más Chile para todos, las personas en el territorio debemos trabajar duro en lo que nos es propio y solidariamente con las demás personas de los otros territorios.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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