Era agosto de 2016. Una vez concluido el Campeonato Mundial de Debate por el que fui a España a representar a la Universidad de Chile, decidí viajar a Roma. El propósito era claro: intentar llegar a ti, Papa Francisco. Llevábamos un año y medio exigiendo la renuncia del obispo Juan Barros, causa de escándalo por el caso Karadima y por su a lo menos reprochable intento de conducción pastoral. Todo auguraba que me iría bien pues contaba con la ayuda de varios de tus amigos personales, de otros no tan cercanos y con las gestiones de la Embajada de Chile en la Santa Sede. No obstante, el 16 de agosto por esta última vía me mandaste a decir que no me recibirías porque “el tema de Osorno te irrita”.
Y ahora que la jerarquía eclesial, a pesar de tener los recursos (por el caso Karadima se quedaron con 10 millónes de dólares y la visita cuesta seis), quiere que nosotros paguemos la invitación que ellos te hicieron, te confieso que somos nosotros los «irritados».
Desde quienes organizan tu viaje, se nos ha intentado decir que podemos sacrificar un día de trabajo en tu honor y piden que seamos dadivosos en las colectas litúrgicas del próximo domingo porque irán destinados a tu visita. ¿Por qué aceptas eso cuando tú sabes que en Osorno, y en gran parte de Chile, a muchas parroquias apenas les alcanza para financiar el sueldo de la secretaria y en no pocas con suerte a pagar la luz? ¿Aceptas que el obispo Barros obligue a la parroquia San Leopoldo Mandic de Osorno a destinar para ti la colecta dominical siendo que en 2015 los agentes pastorales fueron a suplicarle ayuda porque no conseguían pagar ninguna cuenta, y él les dio la espalda?
[cita tipo=»destaque»]Sí hermano Francisco, quienes te recibirán con suntuosos trajes no les interesan los abusos de aquellos pastores que se comen a las ovejas en nombre de Dios y en nombre tuyo.[/cita]
Por otra parte nos preguntan ¿qué son dos mil pesos frente a la mitad de sueldo mínimo que gastan en Lollapalooza? Ante esto, ¿Por qué callas cuando sabes que para ese tipo de eventos la Presidenta no forma un comité organizador, ni los parlamentarios se ordenan para rebajar impuestos a los empresarios, ni se mandata que ningún carabinero tenga libre el mes de enero por tu visita ni lo mandan a formarse con el ejército norteamericano?
Claro, se nos pone de referencia tu último viaje a Colombia donde tu visita dejó ganancias de 90 millones de dólares. Pero, ¿por qué intentar mercantilizar tu viaje cuando esas ganancias ni siquiera van al erario público sino que a los dueños de hoteles, restoranes, supermercados? ¿No dirás nada frente al aprovechamiento individual a tu visita? Sí, porque los únicos que ganan algo concreto con traerte son los empresarios católicos que, por la ley corta que los librará de impuestos, lograrán que la caridad no les duela. Pero esto, acaso, ¿no contradice la Doctrina Social de la Iglesia?
A decir verdad, no son los únicos que ganarán con tu visita, también sacará provecho la Jerarquía Eclesial, esto, porque con seguridad alcanzarán todas sus metas: la económica porque católicos adinerados pueden pagar. La de voluntarios también, porque con disponer del alumnado en colegios católicos basta; y con seguridad la meta de asistentes a los actos públicos también… a final de cuentas no es cualquier Papa el que nos visitará. Con todo, de las magnánimas postales de tus tres días en Chile la Conferencia Episcopal dirá que aún tienen apoyo del Pueblo Chileno.
Cuando te hayas ido, los diarios nos empapelarán de fotos donde te verás rodeado de muchos obispos saludando a un inabordable público. En primera fila estarán los mayores donadores y al final, casi al borde de la foto, apenas se verá a la señora que con mucho fervor caminó desde La Unión a Temuco por cinco días, con ese mismo fervor que hizo empanadas en su casa para levantar la capilla de su población pero cuyo testimonio no importa ni a los obispos chilenos ni a ti, porque sí, cuando por video nos mandaste a decir que éramos «tontos» se lo dijiste también a muchas de esas señoras que en Osorno lloran la cebolla en los beneficios parroquiales y frente a la catedral gritan «Fuera Barros».
A lo mejor, el mayor análisis de tu visita no estará en lo evidente de las fotos, a lo más en el borde de ellas, sino en quienes no aparecerán inmortalizados por ningún lente. ¿Estarán las víctimas de abusos sexuales del clero al que vienes a bendecir? Irás a Iquique y aún no hay un pronunciamiento claro sobre su ex obispo Marco Antonio Órdenes ¿O vendrás a respaldarlo frente a los obispos chilenos, como respaldaste a Juan Barros en la Visita Ad Limina de este año?
A tu llegada te recibirá el Presidente de la Conferencia Episcopal, Santiago Silva, quien el 2 de mayo de este año, cuando como comunidad le ofrecimos cesar la oposición al obispo Barros si nos decía cómo podía ayudar a las víctimas de abusos en Osorno nos dijo que “no se puede hacer nada”. Sí, esas mismas palabras fueron reafirmadas dos veces más en esa reunión por el otro obispo presente ahí, Fernando Ramos, quien preside la comisión que prepara tu visita. Los seis representantes que viajamos mil kilómetros para proponerles esto no podíamos creer tal nivel de indiferencia.
Sí hermano Francisco, quienes te recibirán con suntuosos trajes no les interesan los abusos de aquellos pastores que se comen a las ovejas en nombre de Dios y en nombre tuyo.
Irás a Temuco, donde en Villarrica el obispo cerró escandalosamente la Pastoral Indígena. Vendrás a hablarnos no sólo de austeridad sino además de respeto a los pueblos originarios en un contexto donde el seminario San Fidel estaba en terrenos arrebatados al pueblo Mapuche y que el obispo Stegmeier entregó a regañadientes para no transformar en un escándalo la toma que hicieron algunos comuneros.
Ante todo esto, y muchas otras cosas, he reflexionado y orado mucho ¿cómo ponerme en #ModoPapa? Mi conciencia manda y el Evangelio obliga ponerme más en #ModoOsorno que en #ModoPapa, dado que Jesús no está en el poder sino en los excluidos, sí, excluidos incluso dentro de nuestra misma Iglesia. Eso sí que irrita.