Vivir en la calle es uno de los peores flagelos ligados a la pobreza y una situación límite que siempre nos ha preocupado como gobierno. Particularmente desde la Subsecretaría de Servicios Sociales hemos puesto nuestros esfuerzos en desarrollar políticas estructurales que apunten a la raíz del problema y de la gestión de las soluciones, más allá de la caridad.
El año pasado, pasamos de un catastro a un registro social de personas en situación de calle. La idea era avanzar desde un modelo principalmente contabilizador, a uno que diera seguimiento e integrara a las personas en situación de calle al nuevo Registro Social de Hogares y a nuevas metodologías para la asignación de beneficios sociales. Tras la aplicación del nuevo instrumento, tenemos resultados que ya permiten insertar a algunas de estas personas en el sistema de protección social y así poder acceder a los beneficios que entrega el Estado.
El último catastro en 2011, contabilizó 12.555 personas en situación de calle; hoy con una nueva metodología hemos logrado ingresar al Registro Social de Calle a 10.610 personas de las cuales 85% son hombres y 15% mujeres. En su mayoría permanecen en la Región Metropolitana (43,9%); Valparaíso (11,9%); Biobío (9,0%) y Antofagasta (6,1 %) y, es importante decirlo, el 99% son chilenos.
[cita tipo=»destaque»]El nuevo registro social de calle nos permitirá sin duda avanzar en esta materia y atender de mejor manera a quienes más lo necesitan. Desde ya hemos definido grupos prioritarios de intervención urgente donde hemos identificado los casos más agudos y aquellos que se encuentran en la frontera del deterioro psicosocial y que es posible rescatar con mayor facilidad. [/cita]
Debemos notar con preocupación que el 54,4% durmió en un centro público o privado la última noche antes de ser registrado, mientras que el 45,6% en la vía púbica o una ‘caleta’. Ello nos orienta a reforzar nuestros esfuerzos para hacer de los centros de acogida un lugar conocido, acogedor y práctico para quienes viven en la calle. Contrariamente a lo que muchos pueden pensar, los problemas familiares son la principal causa que los afectados declaran como razón principal que los llevó a la calle (62,8%), siendo otras causales problemas de drogas o alcohol (15%) y de tipo económico (11.5%). Esto corrobora y refuerza nuestro compromiso con fortalecer las políticas hacia los núcleos familiares para combatir los círculos de vulnerabilidad.
El nuevo registro social de calle nos permitirá sin duda avanzar en esta materia y atender de mejor manera a quienes más lo necesitan. Desde ya hemos definido grupos prioritarios de intervención urgente donde hemos identificado los casos más agudos y aquellos que se encuentran en la frontera del deterioro psicosocial y que es posible rescatar con mayor facilidad. Esta nueva forma de abordar la política de calle es parte de la modernización de nuestros sistemas de información social, un paso muy importante que permitirá que este y futuros gobiernos desarrollen políticas más eficaces que logren erradicar la pobreza en el mediano plazo.