Señor Director:
En estos momentos y a solo mil metros de una Reserva Mundial de la Biosfera, gigantescas torres de alta tensión se aprestan a arrasar no solo con uno de los ecosistemas más antiguos y valiosos del país. También, marcaran a fuego la irresponsabilidad de esta Nación con sus compromisos internacionales en materia de preservación, conservación y protección de la Naturaleza.
Mas allá de todos los errores y omisiones que permitieron que el proyecto Cardones Polpaico obtuviera una licencia ambiental para desarrollar su iniciativa, lo que resultara más increíble para los chilenos y para la Humanidad toda, es que se haya permitido la instalación de torres de cerca de 70 metros de altura para la transmisión industrial de energía, en un territorio consagrado, tanto por la legislación internacional y la nacional como “zonas especialmente designadas con objeto de probar enfoques interdisciplinarios para comprender y gestionar los cambios e interacciones de los sistemas sociales y ecológicos, incluidas la prevención de conflictos y la gestión de la biodiversidad”.
Cabe recordar que ya en el año 1985 -y a expresa solicitud del Estado de Chile- UNESCO declaró como Reserva Mundial de la Biosfera a aquellos territorios compuestos por el Parque Nacional La Campana y la Reserva Nacional Lago Peñuelas. Luego, en el año 2008, el país propicio la ampliación de la Reserva, constituyendo un Comité y un Plan de Gestión para ella, el que fue aprobado por todas las organizaciones públicas y privadas con competencia en la materia. Respecto de esta solicitud UNESCO accedió a la propuesta presentada por nuestra República ampliando el territorio de este objeto de protección.
En lo concreto, el proyecto Cardones Polpaico invadirá y, dado la envergadura de los impactos ambientales que generará, destrozará no solo la parte más externa de la Reserva de la Biosfera de la Campana y Peñuelas.
Increíble y vergonzosamente, se internará en la denominada zona de amortiguación de la misma, espacio geográfico concebido como un “tampón” para amparar y proteger, en este caso, el Parque Nacional de la Campana. Al respecto, y por expresa disposición de derecho interno e internacional, en dichos territorios solo se pueden permitir “actividades compatibles con prácticas ecológicas acertadas que pueden contribuir a la investigación, el seguimiento, la capacitación y la educación científica”.
La inconcebible resolución del Servicio de Evaluación Ambiental, que permite este verdadero desastre ecológico, ha generado profunda y absoluta conmoción en nuestra comunidad la que mira, con espanto, como el Estado de Chile hace caso omiso de uno de sus compromisos más valiosos ante toda la Humanidad, cual es preservar de actividades industriales masivas y contaminante, aquellas zonas que el mismo postuló como Reserva de la Biosfera.
Los ciudadanos de Olmue y particularmente las comunidades agrícolas y ganaderas que pueblan y protegen una Reserva de la Biosfera -que será destruida en aras de un supuesto progreso que sabemos que solo beneficiará a unos pocos- enfrentamos una batalla desigual e injusta en contra de un proyecto que transformara toda nuestra forma de vida y el particular ecosistema que la hace posible; que fue aceptado a pesar de emplazarse en la delicada zona de amortiguación de una Reserva Mundial de la Biosfera; que fue evaluado sin considerar impactos capitales sobre el paisaje, el turismo y el valor ambiental del territorio en que pretende emplazarse y que, por si fuera poco, plantea medidas de compensación irrisorias e inútiles.
Luchamos por nuestro derecho a vivir y a existir y pedimos, humildemente, a todos y todas las ciudadanas de buena voluntad y, en especial a quienes detentan la autoridad y puedan revertir este ecocidio, a que levanten su voz y hagan cumplir la ley y los compromisos internacionales en materia ambiental que el país ha adquirido y del que tanta ostentación se ha hecho últimamente.
Aún es tiempo y esperamos que las acciones interpuestas, administrativas y judiciales, en defensa de este hermoso y único rincón del planeta, rindan el fruto esperado y que el director del Servicio de Evaluación Ambiental acoja el reclamo presentado por quienes vivimos en Olmue; deteniendo inmediatamente las obras de Cardones-Polpaico y, en definitiva, declarando nulos los permisos con que cuenta Interchile que le permiten, sin justificación, racionalidad o derecho alguno, destruir una Reserva Mundial de la Biosfera.
Pablo Altamirano Lizana, concejal de la comuna de Olmué