Un análisis de los resultados de la última elección presidencial puede ser hecho a partir del método arqueológico de Michel Foucault. El filósofo francés durante los años sesenta del siglo pasado -durante la emergencia del estructuralismo en el pensamiento francés-, propuso un método para analizar desde la historia del pensamiento las rupturas en los enunciados discursivos de occidente. Al relato predominante en cada época lo llamó Episteme, que corresponde a una estructura lingüística que es condición de posibilidad de todo enunciado. Esta Episteme estaría presente en todos los discursos en las diferentes áreas del saber, actuando espontáneamente en el inconsciente colectivo de cada época.
Ahora bien, de qué manera puede este método ser aplicado para analizar los resultados de la elección presidencial. Nuestra propuesta es que a partir de las reformas estructurales neoliberales impuestas durante la dictadura militar –sin oposición y a través una estrategia de shock-, surgió una ruptura epistémica profunda del inconsciente político colectivo.
Esta transformación fue tan radical que luego del “regreso a la democracia” –tutelada y con el ex dictador manteniéndose en el poder de las Fuerzas Armadas- no fue posible revertir la fuerza del relato neoliberal. En este sentido, la Concertación es una prueba clara de este predominio discursivo, debido a que a pesar de ser un conglomerado de izquierda será durante los años de la transición la más fuerte defensora y profundizadora de este relato.
[cita tipo=»destaque»]Nos parece que el umbral aún sigue abierto y es posible que la Episteme neoliberal sufra una ruptura al mediano plazo. Si es así, debiera ser el Frente Amplio con su anhelo de quebrar con el statu quo de la política chilena, el que continúe la senda de las transformaciones a través de una oposición firme y coherente al gobierno de Sebastián Piñera.[/cita]
En el año 2011 a partir de las movilizaciones estudiantiles y la consiguiente puesta en escena de demandas que se alejaban del discurso que parecía hegemónico, se vislumbraba que estábamos en frente de un nuevo umbral que anunciaba una nueva ruptura de Episteme. El segundo gobierno de Michelle Bachelet llegaba con aires de cambio, pero luego de quiebres internos y la lógica del “realismo sin renuncia” el relato neoliberal emergió nuevamente. Así, durante las últimas elecciones las encuestas mostraban que inevitablemente la derecha con el discurso impuesto en la segunda mitad de los años setenta sería inevitablemente el próximo gobierno, así mismo Carlos Peña advirtió acertadamente que Piñera supo leer a los grupos medios surgidos a la sombra de la modernización y la expansión del consumo.
En este sentido, aparentemente el resultado de la última elección demuestra que existiría una continuidad en el discurso predomínate en la sociedad, aquel relato de la mano invisible del mercado de Smith o el orden espontáneo de Hayek, en contraposición de un discurso más cercano a ideas social-demócratas de búsqueda de un Estado de bienestar con más derechos sociales.
Sin embargo, nos parece que el umbral aún sigue abierto y es posible que la Episteme neoliberal sufra una ruptura al mediano plazo. Si es así, debiera ser el Frente Amplio con su anhelo de quebrar con el statu quo de la política chilena, el que continúe la senda de las transformaciones a través de una oposición firme y coherente al gobierno de Sebastián Piñera. De esta forma, nos parece no acertado del todo cuando Peña propone que: “El programa del Frente Amplio comete el error de interpretar esas demandas que son propias de los grupos medios surgidos a la sombra de la modernización como si ellas fueran un rechazo a esta última”. Debido a que, si bien hubo evidentemente un grupo mayoritario que votó en esa línea que corresponde a la Episteme predominante, también hay otro grupo –aunque minoritario en la última elección– que está convencido de que es necesario romper con ese relato (democráticamente y desde adentro del sistema político, compitiendo en cada espacio de poder que sea posible).