Durante la campaña presidencial, el comando de Piñera publicó un documento que contenía el “Programa de Gobierno 2018 -2022 – Construyendo tiempos mejores para un Chile seguro y en paz para progresar y vivir tranquilos”. En las páginas 159 y 160 desarrolla su proyecto político para la defensa delineando sus ideas generales del rol y característica de las FFAA en su gobierno y concluye con la enumeración de los 10 principales Objetivos para materializar esas ideas.
El Ministro de Defensa en su exposición del 2 de abril de 2018 en la inauguración del Año Académico Militar, redujo esos 10 objetivos a 3 prioridades:
1.- Desarrollar la Política de Defensa y la Política Militar, con un sustancial avance en ciberdefensa.
2.- Reemplazar la Ley Reservada del Cobre por un mecanismo de financiamiento estable y plurianual.
3.- Modernizar la carrera militar, aprovechando la formación del personal activo, considerando que pasa a retiro personal altamente calificado y con capacidades.
Por último, el Presidente Piñera, en su alocución con motivo de la Cuenta Pública el 1º de Junio de 2018, señaló 4 prioridades para la defensa:
1.- Desarrollar una “política militar y de defensa que les asegure (a las FFAA) una adecuada capacidad de disuasión para proteger nuestros intereses y soberanía”.
2.- Fuerzas Armadas multivalentes, “que integren mejor sus tres ramas, aumentando así su eficiencia, eficacia y aporte al país en tiempos de paz”.
3.- “Cambio en la forma de financiamiento de las adquisiciones y mantenimiento de nuestro potencial bélico, reemplazando la actual Ley Reservada del Cobre por un sistema plurianual y con un fondo especial para enfrentar eventualidades.
4.- “Modernizar y extender la carrera militar, de forma de utilizar con mayor eficiencia su valioso recurso humano, hacerlo más coherente con las necesidades de la defensa nacional y contener el costo previsional”.
Considerar que lo mas cercano a un compromiso político es lo expresado por Piñera, aun cuando es limitado y políticamente modesto.
[cita tipo=»destaque»]El acuerdo con la Contraloría para mejorar el control interno de las finanzas de las FFAA no es obra del ministro sino que ya estaba en operación desde antes de su llegada y fue armado entre los CC en JJ y el Contralor, arreglo que, por lo demás, deja al Ministro de Defensa, otra vez, al margen de las responsabilidades. Otra actividad fue un ceremonia de firma de un convenio destinado a educar para evitar el abuso contra las mujeres en las FFAA y a defender sus derechos, coronado por la designación de tres jóvenes oficiales femeninas creando una estructura que informa directamente al Ministro, saltándose la cadena de mando en forma aparente mente ilegal y seguramente ineficaz y atentatoria contra la responsabilidad de los mandos. El resto han sido viajes, visitas y conocimiento de unidades, todas muy interesantes y útiles, pero que claramente no configuran agenda ministerial[/cita]
En efecto, la primera prioridad es la constatación de una necesidad tan amplia e indeterminada que en realidad no significa nada. Es como decir que habría que desarrollar una política de salud que permita que los chilenos estén saludables. Por lo demás, la disuasión es nacional, no solo de las FFAA.
La segunda, lo de las “Fuerzas Armadas multivalentes” es una repetición deslavada de la política de la Concertación de “democratizar” a las FFAA, antes de haber explicado que es exactamente lo que quieren y cuales son concretos y cuantificables que materializan esas ideas.
En este sentido parece insistir en el modelo de “modernización” de las FFAA de España, del Pacto del Escorial y la negociación de Cheyre.
La tercera es la reiteración de una necesidad que viene repitiéndose desde el término del Gobierno Militar y respecto a la cual ya existe un proyecto en el Congreso cuya materialización no es ni tan segura ni tan eficaz si el Gobierno no tenga mayoría en ambas cámaras. Este compromiso tiene otra dificultad de la cual ni el Gobierno ni la Oposición han tomado nota: hacer este cambio implica disponer de una estructura ministerial con la organización y capital humano capaz de manejar eficaz y racionalmente los recursos que se le asignen. Hoy estamos muy lejos de ello y este déficit no está siendo enfrentado
como una necesidad crítica.
La cuarta es el mundo al revés, no se diseña una carrera profesional para aprovechar “al valioso capital humano que pasa a retiro al completar su carrera”, sino para proveer y mantener en las FFAA al mejor recurso humano posible.
previsión. Hoy, mas aun mañana, la carrera militar es una carrera de media vida para mas y mas militares y eso produce componentes que los que diseñaron la actual carrera ni soñaron.
Podemos concluir que hasta el momento no es posible distinguir una agenda de defensa y que el ministro de Defensa no ha marcado ni agenda ni centro de gravedad alguno para su política.
El acuerdo con la Contraloría para mejorar el control interno de las finanzas de las FFAA no es obra del ministro sino que ya estaba en operación desde antes de su llegada y fue armado entre los CC en JJ y el Contralor, arreglo que, por lo demás, deja al Ministro de Defensa, otra vez, al margen de las responsabilidades. Otra actividad fue un ceremonia de firma de un convenio destinado a educar para evitar el abuso contra las mujeres en las FFAA y a defender sus derechos, coronado por la designación de tres jóvenes oficiales femeninas creando una estructura que informa directamente al Ministro, saltándose la cadena de mando en forma aparente mente ilegal y seguramente ineficaz y atentatoria contra la responsabilidad de los mandos. El resto han sido viajes, visitas y conocimiento de unidades, todas muy interesantes y útiles, pero que claramente no configuran agenda ministerial.
La “relación civil militar” sigue deteriorándose ante la ausencia de dirección y liderazgo político del Gobierno y ya sabemos que “sembrar vientos cosecha tempestades”.
Sigue habiendo una zona gris entre las atribuciones presidenciales y los estados de excepción constitucional –como la citación de Bachelet a los Directores de Inteligencia de las FFAA para disponerles la investigación de la coordinación de incendios forestales mediante las redes sociales-; tampoco hay cambios en la pasividad del ministerio en la conducción de la Defensa y el exceso de escalones de mando que diluyen las responsabilidades y generan interminables y paralizantes luchas burocráticas. La ley del Ministerio de Defensa sigue dejando al Ministro fuera de la cadena de mando militar y proporcionándole una posición muy cómoda y vistosa pero sin ninguna responsabilidad ni poder real. Un adorno.
En breve. No hay política de defensa y definitivamente la gestión administrativa, siendo importante, no satisface lo básico: establecer para qué están las FFAA de Chile al comienzo del siglo XXI; cual es el rol de las FFAA en la estructura de gestión del Estado y qué es lo que el Gobierno quiere hacer con ellas; cuales son las capacidades requeridas; conciliar deseos con realidades económicas … y sobre todo, hacer al Ministro de Defensa responsable integral de su Ministerio.
Las tareas por cumplir son tan obvias y han sido tan reiteradamente enunciadas que es imposible seguir postergándolas sin hacer “algo” al respecto.
Dada la estructura del ministerio y la baja calidad de muchos de sus ejecutivos es una tarea difícil, pero que no puede seguir postergándose.
Se requiere dirección, liderazgo y agenda, reales.