Señor Director:
Como la imagen lo dice todo, la foto del presidente Macron y su esposa descendiendo solitarios del vuelo que los llevó a la Cumbre del G 20 en Buenos Aires resulta demoledora para la diplomacia argentina.
Fue una descoordinación de minutos, pues el mandatario francés logró ser saludado por la Vicepresidenta de Argentina antes de subir al automóvil oficial, pero el daño ya estaba hecho. Otros chascarros posteriores durante la misma conferencia han profundizado esta imagen negativa.
Las normas del protocolo son una variante del lenguaje político muchas veces desconocidas para el gran público, pero que revisten particular importancia en el trato de los interlocutores, sobre todo a escala internacional.
La leyenda cuenta que en el Congreso de Viena de 1815 hubo que construir una sala circular de cinco puertas para que los representantes de las cinco potencias europeas dominantes pudieran ingresar al mismo tiempo, sin menoscabo en el orden de precedencia.
Verídica o no, la historia ilustra la delicada trama de procedimientos y rituales necesaria para mantener los equilibrios en las negociaciones políticas.
Por lo visto, la ritualidad es consustancial al ser humano. El protocolo es el fluido indispensable que mantiene aceitados los engranajes del poder.
Jorge Gillies,
Académico de la Facultad de Humanidades y Tecnologías de la Comunicación Social UTEM
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