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La alianza de Chile con los países anti-inmigrantes liderados por gobiernos de ultraderecha Opinión

La alianza de Chile con los países anti-inmigrantes liderados por gobiernos de ultraderecha

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Osvaldo Núñez Riquelme
Por : Osvaldo Núñez Riquelme Abogado chileno Ex diputado federal en Canadá
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Miles de chilenos residentes en el exterior hemos recibido con indignación el rechazo del gobierno del Presidente Sebastián Piñera al Pacto Mundial Migratorio de la ONU que se viene negociando desde 2016.  Se trata de un acuerdo y no de un tratado y, por lo tanto, no es jurídicamente vinculante. Contrariamente a lo que algunos afirman, el texto garantiza el derecho soberano de los Estados a fijar sus propias políticas de migración y su prerrogativa para gestionar y administrar la migración dentro de su jurisdicción, en conformidad  al derecho internacional. Es un instrumento flexible que se adapta a las necesidades nacionales de cada país.

En este contexto, resulta incomprensible que el subsecretario del Interior ( y no el ministro de Relaciones Exteriores) anuncie el retiro de Chile a este Pacto firmado por más de 150 países en la conferencia intergubernamental de Marrakech, Marruecos,  que tuvo lugar los días 10 y 11 de diciembre de 2018, fecha en que se celebraban los 75 años de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Las razón esgrimida por el gobierno es que la migración no es un derecho humano, en circunstancias que el propio canciller Roberto Ampuero afirma lo contrario. Piñera ratifica su desacuerdo con el Pacto diciendo que él vela por los intereses de Chile y no de funcionarios u organismos internacionales, como si los jefes de Estado y de gobierno de los otros países, que se han pronunciado en favor de este Acuerdo, no se preocuparan de  los intereses de sus pueblos.

[cita tipo=»destaque»]Con el hecho de restarse a la suscripción del Pacto Migratorio, Chile ha perdido mucho prestigio internacional, duramente conquistado después de la dictadura militar. Aprovecho la ocasión aquí para saludar la declaración pública de los ex Ministros de Relaciones Exteriores de los gobiernos de la Concertación que han deplorado la decisión del Presidente Piñera, decisión que ellos califican de «improvisada, inconsulta y de última hora». Esta decisión es más inexplicable aún después que el Presidente  Piñera había afirmado en su discurso de septiembre pasado ante la Asamblea General de la ONU que la política migratoria de Chile estaba en «perfecta armonía» con el Pacto Mundial.[/cita]

Esta decisión precipitada y sin fundamento deja en muy mal pie a la política exterior chilena. El gobierno de la ex Presidenta Michelle Bachelet había participado desde el principio en las discusiones de este Pacto con el cual estaba de acuerdo. Nadie había cuestionado la participación de Chile en las negociaciones. Sin embargo, en la víspera del encuentro de Marruecos, el Subsecretario Ubilla, militante activo de la UDI, sin ninguna discusión previa,  demuele todo el trabajo anterior y cambia radical y bruscamente la posición de Chile. Los países serios no actúan de esa manera. Es útil citar el ejemplo de la canciller alemana, Angela Merkel, quien fue a Marruecos y apoya con determinación y valentía este documento histórico que da un rostro humano a las migraciones. Ella comprende que ningún Estado, por poderoso que sea, como Alemania, puede afrontar solo el reto migratorio. Se requiere la cooperación internacional. Otros jefes de gobierno dignos de citarse son el Presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, y Charles Michel, Primer Ministro de Bélgica, quienes también asistieron al encuentro de Marrakech con el fin de ratificar el Acuerdo.

La derecha chilena y mundial anti-inmigrantes

Es claro que el gobierno de Piñera se ha alineado con la posición más conservadora y anti-inmigrantes de los países gobernados por la derecha y la extrema derecha, tales como Estados Unidos, Brasil, Austria, Australia, Bulgaria, Italia, Polonia, Eslovaquia, República Checa e Israel. No sorprende, por lo tanto, que una de las peores críticas del Pacto sea Marine Le Pen, líder de la extrema derecha francesa. Los sectores de derecha, racistas y xenófobos fomentan y se aprovechan de los temores que invaden a una parte de la población contra los inmigrantes. En Canadá, donde resido, también hay partidos que se oponen al Pacto, pero el gobierno del Primer Ministro Justin Trudeau lo apoya con firmeza y convicción, ya que gobierna un país construido por gente que ha emigrado desde otras naciones y que recibe 350.000 refugiados e inmigrantes por año. Canadá ha acogido a alrededor de 50.000 chilenos desde el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. Aún hoy día, siguen llegando chilenos, incluyendo estudiantes que después de terminados sus estudios, deciden quedarse aquí. Es conocido mundialmente como una nación abierta y acogedora. Es un país de oportunidades donde numerosos chilenos han ocupado u ocupan posiciones importantes en la sociedad. Incluso, dos chilenos han sido elegidos diputados federales a la Cámara de los Comunes de Ottawa, incluyendo al suscrito, y un tercero acaba de ser elegido diputado a la Asamblea Nacional de Quebec. Suecia también ha elegido a chilenos como diputados. En Chile no conozco un solo inmigrante de primera generación que sea o haya sido diputado o senador. ¡Qué diferencia!

Con el hecho de restarse a la suscripción del Pacto Migratorio, Chile ha perdido mucho prestigio internacional, duramente conquistado después de la dictadura militar. Aprovecho la ocasión aquí para saludar la declaración pública de los ex Ministros de Relaciones Exteriores de los gobiernos de la Concertación que han deplorado la decisión del Presidente Piñera, decisión que ellos califican de «improvisada, inconsulta y de última hora». Esta decisión es más inexplicable aún después que el Presidente  Piñera había afirmado en su discurso de septiembre pasado ante la Asamblea General de la ONU que la política migratoria de Chile estaba en «perfecta armonía» con el Pacto Mundial.

Los chilenos y chilenas residentes en el exterior somos 1.037.346, según el último censo efectuado por el INE. Hemos sido bien acogidos y bien tratados por los países de los cuales ahora somos ciudadanos con todos los derechos. En estas circunstancias, nos avergüenza que nuestro país natal no firme el Pacto Migratorio, que, además, en muchos casos, trate mal a los migrantes y que no tenga, como la mayoría de los otros países, una legislación moderna sobre esta materia. El gesto de este gobierno derechista incita a los chilenos al miedo y al repudio a los inmigrantes. Al contrario, la ratificación de este Pacto podría permitirle reforzar la defensa de los derechos de la persona, especialmente de los niños, mejorar los intercambios de informaciones, establecer formas de cooperación con países, como Canadá, que disponen de una legislación moderna y adaptada a las nuevas realidades en el campo de las migraciones. En verdad, Chile tiene mucho que aprender en esta materia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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