Señor Director:
Durante los últimos meses se han vuelto a publicar resultados inquietantes de cambios en ecosistemas relacionados a pérdida de diversidad de plantas, animales e insectos. Estos, sumado a eventos climáticos extremos como lluvias altiplánicas, olas de calor con temperaturas de 38,3 a 40,7°C entre Santiago y Temuco e incendios sin control en Aysén nos debería hacer pensar que algo pasa con el medio ambiente y el clima.
Lo que viene en el futuro es complejo y requiere que tomemos conciencia y nos preparemos para una mitigación y adaptación efectiva frente a cambios no conocidos anteriormente. Lamentablemente, la mayoría de los que hoy llevamos adelante la sociedad con responsabilidad en lo académico, político y religioso sufrimos de un momento de inercia que impide que tengamos una reacción rápida y efectiva.
Hacia el 2050 yo, usted y la mayoría de sus lectores seguro seremos octogenarios y seguramente solo un recuerdo familiar el 2100. ¿Frente a esto que legado queremos dejar a nuestros niños y jóvenes de hoy?, ¿queremos ser la generación de la inercia de las masas o la que rompió con inteligencia, ingenio y coraje tendencias negativas de destrucción de la naturaleza y modificación del clima?
James Lovelock científico creador de la teoría de Gaia, la cual considera nuestro planeta como un ser vivo donde todos sus componentes están relacionados y son dependientes entre si, el año 2008 dijo sobre el cambio climático: “la humanidad está ahora en un período exactamente igual al de 1938-1939: todos sabían que algo terrible iba a suceder, pero no sabíamos exactamente qué hacer”.
A diferencia de lo que ocurrió hace un siglo y ya a 10 años de este comentario hoy tenemos un poco más claro que podríamos hacer: a) en lo personal optar por un consumo responsable que incluya educar sobre reducir, reutilizar y reciclar; b) en lo comunitario dialogar con familiares, amigos y vecinos sobre el impactos del deterioro de la naturaleza en los ecosistemas y realizar acciones que ayuden a su regeneración y a mejorar las condición de vida de nuestra comunidad frente a los cambios futuros; c) a nivel social exigir a autoridades y líderes de opinión e intelectuales que se informen para generar medidas efectivas que promuevan un desarrollo basado en un equilibrio socio-ecológico local y global.
La tarea no es fácil, solo debemos vencer este momento de inercia de las masas y actuar.
Dr. Marcelo D. Miranda
Profesor Asociado
Departamento de Ecosistemas y Medio Ambiente
Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES)
Pontificia Universidad Católica de Chile