Publicidad
¿Habrá planes de contingencia en Hacienda y el Banco Central para el 29M? Opinión

¿Habrá planes de contingencia en Hacienda y el Banco Central para el 29M?

Publicidad
Emiliano Vargas López
Por : Emiliano Vargas López Ingeniero Comercial. Magíster en Economía. Investigador independiente en Economía.
Ver Más

En Chile, las instituciones públicas que preferentemente deben gestionar activamente el posible shock y mitigar los efectos del Brexit están dirigidas por destacados y reputados economistas. Tanto el Ministerio de Hacienda, que define el presupuesto y los gastos públicos, como el Banco Central que fija la tasa de interés, deberían simular los efectos y activamente decidir sobre las variables de política fiscal y monetaria, cada uno en el mandato de la ley.


Se acaba el plazo para el BREXIT fijado del 29 de Marzo de 2019. Esta es la fecha límite en que debería producirse la salida del Reino Unido desde su especial forma de participación en la Unión Europea y solo podría revocarse con voto unánime del resto de Estados.

Esta fecha y evento son relevantes en Europa, pero ¿Qué puede importar a Chile que se produzca un BREXIT con o sin acuerdo? Bueno, la respuesta no es simple, porque todo el proceso no lo es. Podríamos considerar que una de las posibles trayectorias sea similar al efecto mariposa (inverso), es decir, el terremoto social, económico y financiero de Europa, solo produzca un leve movimiento en las alas de la “mariposa financiera” chilena. En ese posible curso de la historia, todas las alarmas y trágicos vaticinios de economistas y operadores financieros no se cumplirían, evidenciado, que ellos realmente no saben que va pasar en el mercado al día siguiente de un shock anunciado. Por el contrario, si el efecto es proporcional y contagia a los mercados internacionales, el clásico postulado económico de los animals spirits podría comenzar a generar una hecatombe financiera y luego económica de incalculable efecto, tanto para la economía global como para economías pequeñas y abiertas, como la nacional. Por lo tanto, operadores privados y públicos deberían estar analizando desde hace tiempo las posibles trayectorias y efectos del 29M. En el segundo caso, aquellos visionarios que predijeron la crisis, también debería haber propuesto alguna solución para que sus planteamientos sean completos.

En el ámbito privado, las empresas actualmente simulan y gestionan su cartera de activos (y pasivos) en miras a lo que es su primer objetivo: maximizar el valor de sus accionistas. Bien por ellos, y esperemos que sobre todo aquellos que administran fondos de pensiones, puedan gestionar activamente su cobertura o minimizar la exposición a la parte negativa del riesgo financiero que se podría producir.

En el ámbito público el tema es más complejo, en el caso privado un administrador financiero que se equivoca o que tiene gestión pasiva y pone en peligro o daña su empresa, se traducirá en una eventual pérdida de utilidades o una menor nota de las entidades clasificadoras de riesgo y con seguridad con la pérdida de su puesto laboral. Pero en el lado público la responsabilidad de la gestión económica y financiera opera de distinta forma. Los aciertos son justificados y apropiados políticamente, pero los errores son diluidos bajo distintos argumentos de sofisticadas teorías, razones y variables. En el sector público, las pérdidas son absorbidas por el país en su conjunto y algunas veces pesan en la siguiente elección.

En Chile, las instituciones públicas que preferentemente deben gestionar activamente el posible shock y mitigar los efectos del Brexit están dirigidas por destacados y reputados economistas. Tanto el Ministerio de Hacienda, que define el presupuesto y los gastos públicos, como el Banco Central que fija la tasa de interés, deberían simular los efectos y activamente decidir sobre las variables de política fiscal y monetaria, cada uno en el mandato de la ley. Además, existen otras acciones (como ellos saben), que inciden en las expectativas del público, que deben ser consideradas ante esta posible tormenta. En una búsqueda simple y rápida (que es lo que la mayoría del público hace) en los sitios web de estas instituciones hay poca o nula información sobre el Brexit. Ni estudios, ni efectos, ni coberturas, ni guías para que empresas y personas que quieran analizar y decir sobre sus consumos, inversiones, proyectos y préstamos.

Quizás sea oportuno y recomendable pensar (o difundir si es que ya lo hay) un plan de contingencia dado que si bien el shock es anunciado las consecuencias son inciertas y pueden perjudicar a empresas y personas, pero en especial a aquellos consumidores no optimizadores. No se debería dejar que solo el sector privado realice planes o recomendaciones sobre el Brexit.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias