Señor Director:
En el Portal llamado ChileCompra o Mercado Público están ocurriendo situaciones cada vez más preocupantes.
En lo positivo, el gran objetivo de eliminar la necesidad de llamar a licitaciones públicas para cada compra de lápices o computadoras se ha logrado, permitiendo a una gran cantidad de empresas pequeñas y medianas ser proveedoras del Estado. Esto ha fomentado aumento del empleo y ha generado más actividad económica en un ambiente de competencia muy sano y equilibrado. Todo esto habilita una administración del Estado más eficiente.
Sin embargo hay señales que van en el sentido contrario.
Se están propugnando las compras «colaborativas» o «conjuntas», sumando requerimientos de varias instituciones, posiblemente para aumentar el volumen de las compras públicas y mejorar el poder negociador del Estado. Si bien esto pudiese redundar en algunas reducciones de precios, se producen al menos dos efectos colaterales negativos para los potenciales proveedores: (i) estas compras requieren financiamiento en gran escala, lo que deja afuera a los pequeños y medianos empresarios que no poseen la espalda financiera para compras de este volumen y, (ii) produce el efecto de transformar ChileCompra en algo parecido a la antigua DAE (Dirección de Aprovisionamiento del Estado), ente centralizador de las compras y que se relacionaba casi exclusivamente con los grandes proveedores.
Por otra parte, hay indicios de la intención de adoptar modalidades de «subastas», «remate holandés» y «micro compras», que producirían negativas consecuencias en los actuales proveedores, que habiendo participado en las licitaciones de los Convenios Marco, se ven expuestos a nuevos modos de comercialización que no fueron parte de las bases de licitación que dieron origen a los convenios.
Para que decir de la señora Juanita, que ya ni aparece en el espectro.
En resumen, pareciera ser que los criterios de innovación en ChileCompra están cambiando y que la torta se repartirá entre menos proveedores, aumentando los niveles de concentración de proveedores por mercado y atentando contra el supuesto “liberalismo” que propugnan las autoridades.
Para ejemplificar mejor, si se revisan algunos convenios marco, como el de alimentos, aparecen incongruencias en el número de empresas adjudicadas por región y en la cantidad de productos adjudicados a cada proveedor y se rumorea en el caso de los computadores, que habrá un nuevo convenio orientado a que compitan las grandes marcas, dejando fuera a una multitud de integradores de sistemas, que cumplen un rol de gran valor agregado, desde el punto de vista logístico, distribución y la capacidad de entregar servicios profesionales asociados a dichos productos.
¿Es el capitalismo de estado el objetivo de estas nuevas prácticas?
¿Es realmente liberal en lo económico esta repartición del Ministerio de Hacienda?
Esperemos se aquilate lo expresado a tiempo y se considere que hay un gran número de proveedores que no podrían participar directamente en esta modalidad de compra, quedando a merced de transformarse en subcontratistas de grandes proveedores cuasi monopsónicos o acogerse a lo dispuesto en la Ley 20.720.
Especulando sobre lo anteriormente expuesto, ¿no sería más racional que el Servicio ChileCompra pasara a depender del Ministerio de Economía?
Jaime Guarda Fernández