Publicidad
Mapu y sus 50 años: la historia es más fuerte que los estereotipos Opinión

Mapu y sus 50 años: la historia es más fuerte que los estereotipos

Publicidad
Esteban Valenzuela Van Treek
Por : Esteban Valenzuela Van Treek Ministro de Agricultura.
Ver Más


En este mayo el Mapu cumplió cincuenta años y el epicentro de las celebraciones, de un colectivo que sigue vivo en redes críticas, fue Concepción. Fue allí donde el Mapu obtuvo la primera mayoría parlamentaria de la UP en 1973 con Óscar Guillermo Garretón, en donde además fue muy relevante en la acción sindical y social contra la dictadura en la década 80. En estos últimos años llevó a Humberto Toro a liderar la CUT y a tener fuerte presencia en la CAO, Congemar, portuarios y Federación del Plástico, además de dirigentes sociales, culturales (el payador Canela Álvarez), sacerdotes y laicos liberacionistas.

Al regresar la democracia elige diputado a su secretario general, Víctor Barrueto, en distrito del Gran Concepción y cuatro de sus dirigentes se convirtieron en alcaldes en Talcahuano (el actual diputado Gastón Saavedra), Hualpén, Lebu y Lota. Entre sus dirigentas, estas han sido directivas de Sernam, consejeras regionales y gobernadoras.

Los rebeldes de la DC calan profundo en el sur agrario, elige diputado por la labor en la reforma agraria a Alejandro Bell en Linares y se multiplica hasta llegar a mil militantes en el Gran Concepción, donde el paso de su fundador Rodrigo Ambrosio por Sociología hacia 1969, con Rafael Galdámez, Eduardo Aquevedo, y otros intelectuales, fortalece un trabajo político que se profundiza en el sindicalismo y las redes de cristianismo social (católico y evangélico), poblacional y campesino.

Es la historia realista del Mapu que se distancia de la idea elitista que reduce su inserción a los intelectuales que provenían de la UC y su reforma: Manuel Antonio Garretón, Miguel Ángel Solar, Carlos Montes, JJ Brunner, Moulián, las hermanas Serrano, entre muchos(as).

Garretón sacó una importante votación en un distrito grande como Concepción, donde se elegían varios diputados, siendo él la primera mayoría en la izquierda (20.488 votos). Sin embargo, el PC y el PS dividieron sus votos en varios candidatos, ya que la Unidad Popular actuaba como partido federado, lo que le daba una cantidad de parlamentarios por distritos, siendo electos los que obtenían las más altas mayorías individuales. Concepción, como lo sería después en la época de la dictadura, tuvo un regional del Mapu fuerte, con presencia en zonas industriales, entre universitarios y pobladores.

Allende sabía que las elecciones parlamentarias de marzo de 1973 serían un plebiscito entre la Unidad Popular y la oposición agrupada en la Confederación Democrática, CODE. Aislados los sectores dialogantes de la DC, dicho partido había formalizado la alianza electoral con la derecha representada esencialmente en el Partido Nacional y la fracción derechista del radicalismo, llamada Democracia Radical. La oposición, con dos tercios de los escaños parlamentarios, podía provocar ya no solo la rotativa de ministros, sino también una acusación constitucional contra el Presidente de la República.

En dicho escenario, Allende se la juega por pedirles a las figuras públicas de la UP que se presenten a las parlamentarias, como el caso de Garretón, que tenía notoriedad pública como subsecretario de Economía. El propio líder del Mapu recuerda que Allende lo quería de candidato emblemático, pero por Santiago, prediciendo que Garretón se perdía por Concepción. Al final, hubo un reto y una apuesta.

«Yo había sido nominado por Allende para ser candidato a diputado por Santiago. Tenía una razón muy simple. Por lo que me dijo él, la elección del 73 venía muy jodida y se hizo una lista de aquellos funcionarios de gobierno que eran conocidos y que podían tener capacidad de atracción de masa para la elección. Yo le dije que me gustaba mucho más el gobierno que ser parlamentario, pero me dijo que no, que iba de parlamentario. Me planteó que tenía dos posibilidades: el segundo distrito de Santiago o Concepción».

Allende riendo, según Garretón, dijo: “Le recomiendo Santiago porque está Laurita (Allende) y esta lo saca de arrastre a usted… Yo le dije –en una típica respuesta Mapu de esa época–: entonces me voy por Concepción. Se va a perder, opinó el Presidente. Le aseguré que ganaría y que no le deberé nada a usted. Se va a perder, insistió. Con insolencia le respondí que le hacía una apuesta en caso de no ser electo: yo reconocería públicamente que era un huevón porque el Presidente Allende me había ofrecido ir por Santiago… pero si yo gano, en la noche de la elección usted dice que se equivocó»… y Allende lo dijo.

Garretón atribuye su éxito electoral al apoyo de pastores evangélicos (fuertes en el sur de Chile), cuyo obispo “me proclamó en Coronel (zona del carbón) con un discurso que unía a Moisés, Josué y Garretón”, y por la campaña hacia las mujeres, asesorado por Mónica Herrera, una gerenta de empresas simpatizante de la izquierda y que después tendría una escuela de comunicaciones. Con ella, ideó que debía enfrentarse a la principal crítica de las mujeres: el desabastecimiento, que implicaba colas y humillaciones:

«Emplacé a los otros candidatos a debatir en el Estadio de Concepción las razones del desabastecimiento. Nadie quiso. Entonces, invitamos a las mujeres al Teatro de la ciudad, pedí las preguntas por escrito y me enfrenté a cientos de mujeres con transmisión directa por Radio Bío-Bío… Fue un momento de liberación, de reconocimiento, la izquierda era muy machista, y ellas se sintieron consideradas… Fui el único candidato de la izquierda que conquistó una amplia votación femenina», ha señalado Garretón.

Jorge Venegas tiene otra versión. Aclara que las Iglesias evangélicas son descentralizadas y solo “el pastor Flores, de la zona playa de Coronel apoyó a Garretón. La verdadera fuerza estuvo en el partido que creció mucho en el gran Concepción, desde la influencia que tuvo Ambrosio como profesor de Sociología en 1968, cuando lo ovacionaron por su disertación marxista. El Mapu creció en economía, periodismo e ingeniería. Desde allí se impuso una fuerte inserción sindical y territorial, un partido mediano, que nos permitió elegir un diputado mapucista.

La historicidad es más fuerte que los estereotipos. El Mapu expresó una fuerza territorial con base real en el centro sur y los cordones industriales de Santiago y Concepción. Un modo deliberativo de dirigentes de origen cristiano socialista. Quizás obnubilado por el protagonismo del MIR, creado en las aulas de Medicina de la UdeC, el vigor del Mapu queda minorizado en el peso que tuvo en la renovación del eje PC-PS, con su aporte intelectual, agrario, campesino y sociocultural de los verde y rojo en el Gran Concepción, que pervive en el PPD-PS, en el Frente Amplio, los regionalistas verdes y muchos mapucistas que siguieron en su trabajo social de base, creando conciencia liberadora, tensionados entre la cooptación de redes clientelares desde Santiago o el regreso a potenciar el sujeto colectivo que se articula desde los territorios.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias