Publicidad
Renca: una oportunidad para la equidad urbana Opinión

Renca: una oportunidad para la equidad urbana

Publicidad


La llegada de Metro a distintos sectores de la ciudad es una buena noticia, pues permite que más personas accedan a un bien público que garantiza calidad, oportunidad y seguridad en el desplazamiento, mejorando su calidad de vida. Asimismo, el solo anuncio de nuevos trazados activa el interés por adquirir suelo y aumentar las densidades para hacer más rentables las inversiones en las áreas involucradas. El impacto de esta inversión de infraestructura pública va más allá de la movilidad eficiente de pasajeros.

Nos preguntamos entonces: ¿Cómo posibilitar que los beneficios en movilidad traigan aparejados beneficios en calidad de los barrios que sirve? ¿Cómo hacer de esta obra pública una inversión que contribuya a la anhelada equidad en nuestra ciudad?

Lamentablemente, Metro no es sinónimo automático de mejor ciudad. En los últimos meses, junto con celebrar la entrada en funcionamiento de las líneas 6 y 3, hemos visto polémicas por las vibraciones que afectan a las viviendas, aglomeraciones en la Estación Los Libertadores y, recientemente, los vecinos de Ñuñoa han manifestado su molestia por la remodelación de la Plaza Egaña.

El anuncio de ampliaciones y nuevas líneas de Metro, que llegará a Renca con la Línea 7, nos lleva a plantear la urgencia de aprender de la experiencia y adoptar medidas para garantizar que las obras generen un mejor entorno urbano.

Esto es posible si acordamos algunos criterios e implementamos ciertos cambios:

Primero, asegurar igual estándar de obras de infraestructura pública en distintos sectores de la ciudad. No más diferencias de calidad material o tipologías de proyectos, no más autopistas urbanas que se hunden solo cuando pasan por las comunas más ricas y se elevan al pasar por las demás.

Segundo, no más proyectos de transporte ciegos a las consecuencias en su entorno. No más paraderos estrangulando veredas o autopistas que “encierran” barrios, privilegiando a los automovilistas.

Tercero, la evaluación de rentabilidad social de proyectos debe considerar las inversiones para una adecuada inserción en los barrios que impactan. Los proyectos que involucran movilidad no deben evaluarse considerando solo velocidades y pasajeros/hora, sino que deben hacerse cargo de sus impactos en el espacio público, porque el problema es indivisible.

Cuarto, el diseño de las obras debe considerar la realidad de las comunas que afecta y ello implica necesariamente un diálogo vinculante con los gobiernos locales respectivos a fin de armonizar, mitigar o compensar, según sea pertinente.

Quinto, la ejecución de obras de esta envergadura debe considerarse como una oportunidad para generar equidad urbana y promover la integración social. En los escenarios más adversos es donde el proyecto debiera plantearse como un impulsor.

En el caso de Renca, se trata de una comuna con una ubicación privilegiada, pero segregada por autopistas y amenazada con aumentar su aislamiento con el trazado de nuevas vías y trenes. Renca, su alcalde y su comunidad, están empeñados en convertirse en una comuna integrada, sustentable y participativa. Han plasmado este propósito en las modificaciones que actualmente tramitan de su Plan Regulador y de su Plan de Desarrollo Comunal, a la vez que han aunado esfuerzos públicos y privados para concretar proyectos emblemáticos como la construcción del Parque Metropolitano Cerros de Renca o la remodelación del Parque Las Palmeras.

¿Cómo aporta la Línea 7 de Metro a este esfuerzo y a esta visión de ciudad? Al parecer, no en mucho, aunque estamos a tiempo de revertir esta situación.

El alcalde, Claudio Castro, ha manifestado su preocupación por la futura construcción de las cocheras y talleres de la Línea 7 en Renca; instalaciones que utilizarán 17,4 hectáreas de suelo urbano en una de las áreas con mayor potencial para densificarse y atraer nuevos servicios que beneficien a vecinas y vecinos de la comuna, aprovechando precisamente la llegada de Metro.

Es la oportunidad de revertir las externalidades negativas que han tenido las grandes obras de infraestructura urbana en algunas comunas. Ojalá no la dejemos escapar y demos un salto cualitativo en pertinencia y equidad de las infraestructuras asociadas a movilidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias