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Réplica – El nuevo rol de los militares: bomberos, salubristas y policías Opinión

Réplica – El nuevo rol de los militares: bomberos, salubristas y policías

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Richard Kouyoumdjian Inglis
Por : Richard Kouyoumdjian Inglis Experto en Defensa y Seguridad Nacional
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Nuestra legislación no define lo que es la seguridad nacional, a pesar de estar mencionada en varias partes y existir un consejo con tal propósito. El actual Libro de la Defensa (2017) no se hace cargo de esa definición y lamentablemente queda abierta a la interpretación de cada uno, por lo que, en estas materias, que son de exclusividad del Presidente, es su buen criterio el que manda al calificar qué es esencial para la seguridad nacional y, por ende, si las actividades relacionadas con incendios, salud pública y de apoyo a las policías en las fronteras son o no esenciales para la seguridad nacional.


Felicito al profesor Fuentes por su columna de opinión, lo que no necesariamente quiere decir que esté de acuerdo con su lógica y sus conclusiones, pero sí por traer este punto a la atención de los lectores de El Mostrador.

Sé de muchos que estarían de acuerdo con él, pero ese grupo no me incluye a mí. El punto que levanta es uno de larga discusión y que se hizo más evidente con la definición de las cinco áreas de misión de los institutos armados en la última versión del Libro de la Defensa (2017), y que se ha mantenido por parte del actual Gobierno. Dicho eso, de inmediato hago la aclaración de que en el caso de la Armada de Chile los roles ampliados más allá de la función de defensa son de larga data y habituales en las marinas de otros países, al punto que no son motivo de discusión.

La respuesta corta para Claudio Fuentes es la que provee la Constitución de la República de Chile en su artículo 101, donde dice: “Las Fuerzas Armadas dependientes del Ministerio encargado de la Defensa Nacional están constituidas única y exclusivamente por el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Existen para la defensa de la patria y son esenciales para la seguridad nacional.”

Lo anterior es reforzado en el artículo 1 de la Ley 20.242, estatuto orgánico del Ministerio de Defensa Nacional, el cual en una de sus partes indica: “Al Presidente de la República le corresponde disponer de las fuerzas de aire, mar y tierra, organizarlas y distribuirlas de acuerdo con las necesidades de la seguridad nacional”.

[cita tipo=»destaque»]Las amenazas del mundo moderno no solo provienen de otros estados, sino que además están relacionadas con los impactos del cambio climático en la población humana, a estados fallidos incapaces de controlar el narcotráfico y el contrabando, ciberataques, pesca ilegal, tráfico de personas, y muchas otras novedades que la modernidad nos trae.[/cita]

Por otro lado, en la Constitución Política de la República de Chile, artículo 32, párrafo 17°, se indica como atribuciones del Presidente de la República: “Disponer de las fuerzas de aire, mar y tierra, organizarlas y distribuirlas de acuerdo con las necesidades de la seguridad nacional».

Entendiendo que todos estamos de acuerdo en que la función de defensa no está en discusión, pero es evidente que el legislador fue más allá al incluir el concepto de la seguridad nacional y asociar a las fuerzas de tierra, mar y aire a las necesidades de la seguridad nacional, al punto de calificarlas como esenciales a tal condición.

Nuestra legislación no define lo que es la seguridad nacional, a pesar de estar mencionada en varias partes y existir un consejo con tal propósito. El actual Libro de la Defensa (2017) no se hace cargo de esa definición y lamentablemente queda abierta a la interpretación de cada uno, por lo que, en estas materias, que son de exclusividad del Presidente, es su buen criterio el que manda al calificar qué es esencial para la seguridad nacional y, por ende, si las actividades relacionadas con incendios, salud pública y de apoyo a las policías en las fronteras son o no esenciales para la seguridad nacional.

Es mi opinión de cada vez más estas funciones no tradicionales serán habituales y esenciales, ya que las amenazas del mundo moderno no solo provienen de otros estados, sino que además están relacionadas con los impactos del cambio climático en la población humana, a estados fallidos incapaces de controlar el narcotráfico y el contrabando, ciberataques, pesca ilegal, tráfico de personas, y muchas otras novedades que la modernidad nos trae.

Espero y asumo que el profesor Fuentes no estará pensando en que las policías se hagan cargo de toda la variedad de problemas antes mencionados y es muy posible que, para el pesar de Claudio, la lista de actividades extras para las FF.AA. aumente y no disminuya.

Dicho todo eso, sí estoy de acuerdo en que la función de defensa es y debiera seguir siendo la primaria con todas las implicancias que ello tiene, pero claramente acompañada por todos los desafíos que traen los tiempos modernos y que exigirán de fuerzas armadas cada vez más flexibles, polivalentes e innovadoras, pero, por sobre todo, capaces de operar en conjunto y en apoyo a las policías y otros organismos del Estado, acompañado de una función de inteligencia que oriente los esfuerzos y permita anticipar la ocurrencia de amenazas e ilícitos.

Estoy seguro de que Chile quiere eficacia y eficiencia en el uso de los recursos nacionales, especialmente en aquellos dedicados a la defensa y a la seguridad nacional.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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