Sugerencia dos: combinar las acciones locales, nacionales y globales. Los cambios generales, de gran escala, no son la pura sumatoria de acciones y cambios locales. Pero esas acciones de gran escala apuntando a cambios globales carecerían de sostén, de solidez, sino expresan lo que también ocurre en múltiples puntos o territorios locales. A la vez, las iniciativas y cambios locales tendrán mayores profundidades y facilidades si hay escenarios globales y nacionales que generan mejores entornos y condiciones para procesos transformadores a esa escala.
Sugerencia uno: combinar el cambio de las estructuras o del sistema con el cambio personal. Estos cambios suelen ser puestos en contradicción afirmando que uno de ellos es el primero; el otro, según la visión que se tenga, solo puede provenir como consecuencia del otro. Sin embargo, ambos planos deben ser vistos en relación metabólica. Un cambio de estructuras promovido sin sostén en nuevos principios de conducta personal parecerá retórica, no dará lugar a ejemplos, disociará el hacer con el decir. A la vez, un cambio de las estructuras, gradual o más intenso, generá nuevas condiciones de posibilidad para el cambio personal. La ampliación de las fronteras en uno de esos planos genera condiciones para la ampliación de las fronteras del otro.
Sugerencia dos: combinar las acciones locales, nacionales y globales. Los cambios generales, de gran escala, no son la pura sumatoria de acciones y cambios locales. Pero esas acciones de gran escala apuntando a cambios globales carecerían de sostén, de solidez, sino expresan lo que también ocurre en múltiples puntos o territorios locales. A la vez, las iniciativas y cambios locales tendrán mayores profundidades y facilidades si hay escenarios globales y nacionales que generan mejores entornos y condiciones para procesos transformadores a esa escala.
Sugerencia tres: combinar la necesidad de la acción urgente con procesos crecientemente democráticos y masivos. Debe existir habilidad y destreza para fundar un tiempo humano desafiado en asumir la velocidad amenazante de los cambios geológicos en curso, producto del impacto de la humanidad capitalista y productivista y que, a la vez, no se presente o sea experimentado como un “orden” ecológico impuesto. El tiempo histórico-social debe situarse en correspondencia con la urgencia ambiental, invirtiendo la forma clásica en que nos hemos representado ambos tiempos. Ni dictadura ecológica ni suicidio colectivo. Esto obliga a combinar las acciones ejemplares que den visibilidad a la magnitud de las catástrofes y las potencialidades de actuar con procesos democráticos que construyan nuevas convicciones morales colectivas.
Sugerencia cuatro: combinar iniciativas, procesos, experiencias, construcción de poder “en” y “desde” la sociedad civil con avances, procesos, construcción de institucionalidad en las esferas de los Estados. Lo primero debe disputar las orientaciones culturales y prácticas de la sociedad, densificando esta de iniciativas socio-ambientales, pero también constituir antecedentes y circunstancias para que el carácter del Estado y la política representativa sea facilitadora de esos procesos. A la inversa, los cambios institucionales, estatales deben sustentarse en procesos, expresiones y organizaciones sociales y, a la vez, ser un factor de su empoderamiento.
Sugerencia cinco: combinar la defensa de la naturaleza, de sus equilibrios, de la conexión espiritual y estética con ella, con una renovada valorización de lo humano. Lo humano debe encontrar un engrandecimiento y una referencia, éticos, en el re-conocimiento de la naturaleza como algo irreductible a mero factor productivo o materia prima. A la vez, reconocerse como humanos en esa nueva (y antigua) sensibilidad y relación con la naturaleza es un sustento y un resultado de nuevas relaciones entre los humanos.
Sugerencia seis: combinar las fuerzas provenientes de la razón y de la emoción. La idea que “la razón” ha sido la base de la modernidad que justamente ha avasallado la naturaleza lleva a su descalificación y a elevar el mundo de lo sensible, de la emoción, de lo espiritual, como las bases de una fuerza transformadora. Esto último es clave; pero también es clave distinguir que esa “razón” criticada ha sido una de tipo instrumental al servicio de fines y horizontes, como el dominio de la naturaleza, y que terminaron por transformarla, en fines en sí mismo. Frente a ello, se debe reponer una razón sustantiva, no reductible a la sola mecánica de la eficiencia medios-fines, que es abierta a las expresiones de la emoción, la celebración, lo místico, no como realidades “inferiores” a las que impone el solo imperio de la razón productiva. Pero una nueva experiencia estética, espiritual, lúdica con la naturaleza necesita también fundarse en una nueva ética, en una nueva razón que es capaz de comprender y subjetivizar el significado de ello.
Sugerencia siete: combinar vertientes ideológicas, culturales y cosmovisiones que teniendo diferencias pueden constituir una corriente y una fuerza amplia y diversa en la dirección de una defensa planetaria y de transformación social: entre aquellos que parten desde una crítica fundamental a la modernidad, aquellos que critican el orden de cosas actual desde valores de la propia modernidad pero negados o no concretados en su expresión capitalista, o quienes se posicionan desde valores postmodernos. Entre quienes lo hacen desde una superación del antropoceno o quienes plantean que hemos vivido, más bien una era del capitoloceno. Entre quienes plantean la necesidad de un ecocentrismo o quienes se ubican desde un antropocentrismo ecológico radical.
Sugerencia ocho: combinar la idea de que para que haya un cambio real y una inflexión histórica debe haber una mayoría con el reconocer que quienes están hoy por ese cambio profundo y de manera activa, constituyen aun una minoría. Más allá de quienes tienen intereses directos en el sistema actual, detrás de ello hay a veces déficit de información, pero sobre todo dificultades de imaginar y construir imágenes de situaciones y trayectorias futuras. Ello supone acciones diversas que hagan de las catástrofes ya comenzadas, actos de conciencia que empujen formas de distintas de habitar. Tambien, avanzar desde una pedagogía de las catástrofes, que sabe saber mostrar las injusticias ambientales en sus orígenes y consecuencias e ir escribiendo trayectos históricos diferentes desde las prácticas que imaginen y narren otros finales posibles.
Sugerencia nueve: combinar las críticas a lo que ocurre y sigue ocurriendo con aquellas victorias que se van obteniendo en distintos espacios, en la sociedad y en las políticas públicas; en la cultura, en el sentido común, en el cambio de miradas, en la fuerza de las manifestaciones, en el cambio de los límites de lo inaceptable y de lo posible, en el uso de recursos. Solo mostrar los poderes que ponen límites y enmarcan el presente; solo las estructuras que oponen resistencia a los cambios o mostrar todo logro, por parcial, cooptado por los poderes y estructuras dominantes, terminan invisibilizando esas fuerzas, logros, victorias, construcciones, experiencias.