La reforma de pensiones propuesta por el Gobierno avanza en términos de poder atacar uno de los problemas más importantes, relacionado a las bajas pensiones actuales, al proponer un incremento de la cotización del 6%, pero muestra al mismo tiempo falta de creatividad para mejorar las pensiones actuales a un costo menor.
Por otra parte, algunos proponen que esa cotización adicional completa se convierta en un sistema de reparto. Sobre el sistema de reparto podemos indicar que puede resolver las bajas pensiones actuales, pero deja enormes vacíos sobre las pensiones futuras. El costo de mejorar las pensiones hoy es menor gracias a que los fondos han obtenido buenas rentabilidades bajo el sistema de capitalización, eso ha incrementado los fondos totales dispuestos para el pago de la pensión actual.
El tránsito a un sistema de reparto puro es una pésima propuesta, dado que representa una estafa piramidal, porque los cotizantes que pagan las pensiones actuales son más que los que los cotizantes que pagarán las cotizaciones futuras. En este contexto, supongamos que deseamos pagar una pensión equivalente al salario promedio, dado que se cotiza el 16% de la renta, se requieren más de 5 cotizantes para pagar esa renta (a una persona). La relación que existe en la actualidad es cercana a 2 es a 1, es decir, por cada dos personas que cotizan tenemos 1 pensionado, son cerca de 6 millones de personas las que cotizan y cerca de 3 millones las que reciben una pensión, incluidas las Fuerzas Armadas.
En la condición actual no se parte de cero, ya existe financiamiento para las pensiones actuales que se ha dado con el ahorro previsional o la provisión de fondos públicos para el pago de las pensiones actuales, en esa condición hoy podemos discutir cómo es posible mejorar las pensiones actuales y no cómo podemos pagar toda la pensión.
Las FF.AA., están enfrentando el problema del sistema de reparto, observando un gasto creciente con cargo al sector público que se debe destinar al pago de dichas pensiones y seguridad social, donde existen reglas tan antiguas como pagar una pensión no solo al funcionario y su viuda, sino que además a las hijas solteras sin consideraciones a la edad.
Falta creatividad o voluntad para realizar cambios sustanciales al sistema de pensiones actual que permita mejorar las pensiones a un costo menor (hacer más eficiente el sistema). En este se pueden distinguir tres mercados diferentes: uno asociado a la gestión de cartera para las cotizaciones, labor que realizan las AFP, un segundo mercado asociado al seguro de invalidez y sobrevivencia, y un tercer mercado que es el proceso de jubilación. Cada mercado funciona con reglas propias.
Desde esa perspectiva, se requiere una modificación urgente al último mercado relacionado con el pago de la pensión. Ahí existen 4 modalidades de pensión:
1) El retiro Programado, que es pagado por una AFP, estas cobran una comisión que es distinta a la que puedan cobrar cuando la persona es activa, sin ninguna justificación.
2) La Renta Vitalicia Inmediata, que es pagada por una compañía de seguros de vida.
3) La Renta Temporal con Renta Vitalicia Diferida, que es pagada por una AFP y una compañía de seguros.
4) La Renta Vitalicia Inmediata con Retiro Programado, que es pagada por una compañía de seguros y una AFP.
Cuando las personas se van a jubilar pueden recurrir a un asesor previsional, quien puede cobrarle comisión por hacer el trámite de pensión, la que generalmente es un porcentaje del saldo que tiene el afiliado o afiliada para financiar su pensión, que dada la asimetría de información casi siempre es equivalente a la comisión máxima que es del 2% del fondo, lo que no les impide recibir comisiones adicionales por otras vías (parecidas a las canelas del caso de las farmacias).
Se requiere desintegrar verticalmente cada mercado con soluciones diferentes apropiadas para su objetivo. En el caso de la gestión de cartera o labor que realiza las AFP, dicho mercado podría ser dinamizado con más competencia y ahí se puede crear una AFP Estatal que compita con las mismas reglas que las otras AFP, además de ampliar los instrumentos de inversión, que permita mejorar las rentabilidades con el menor riesgo posible (la regulación se debe adecuar a la evolución del mercado de capitales).
Por otra parte, tenemos el seguro de invalidez y desgravamen que requiere transformaciones en su forma de operar (licitación global, para atomizar riesgos).
Pero es sin duda el último mercado el que requiere transformaciones urgentes, donde el Estado tome el control de dicho proceso.
En primer lugar, se debe volver al origen con dos alternativas posibles: la renta vitalicia o el retiro programado y con competencia real entre ambas alternativas. La existencia de un abanico demasiado amplio dificulta la toma de decisiones y vuelve a las personas más vulnerables. El Estado debería licitar las pensiones de cada año o cada cierto par de años a quienes tengan los menores costos de administración y terminar con los asesores previsionales.
En el caso de las rentas vitalicias, debería tener un componente fijo y otro variable en el cálculo de la rentabilidad esperada. Para la alternativa del retiro programado se debe ajustar la rentabilidad con un componente histórico y otro proyectivo que permita mejorar las tasas de rentabilidad proyectada, esto permite subir la pensión sin un mayor gasto público o impuesto por la vía de la cotización previsional.
¿Por qué debe volver al Estado? Porque la ciudadanía le reclama al Estado y no a las compañías de seguros o AFP la solución al problema de las bajas pensiones, en este caso es el Estado el que debe buscar la mejor alternativa para hacer más eficiente el sistema.
Un elemento que también es necesario ponderar, es que las AFP permiten mayor competencia y opciones dentro del mercado de capitales. En la actualidad existen más de 1.200.000 cuentas de ahorro previsional voluntario (APV), que entregan una rentabilidad real bastante mayor a la que pueda entregar un depósito a plazo y, al mismo tiempo, sirve para aquellos que desean incrementar su pensión futura. Aquí solo pueden abrir una cuenta 2 aquellas personas que han cotizado en una AFP, esa restricción se debe eliminar y permitir a cualquier persona abrir una cuenta dos, utilizando los instrumentos y regulación que tienen las AFP para invertir sus ahorros.
Finalmente, se debe eliminar el tope imponible, porque priva a las personas de un mayor ahorro para el pago de una pensión futura cuando una persona alcanza una renta alta en algún momento de su vida laboral. Por cierto, todos los ciudadanos deben tener el mismo sistema de pensiones (eliminar las pensiones de los parlamentarios o expresidentes o cualquiera otra que pudiera existir). Así el sistema es más justo y menos desigual.