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La «primera línea»: ¿individualistas o filántropos? PAÍS

La «primera línea»: ¿individualistas o filántropos?

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Fue último viernes de diciembre 2019, cuando después de haber hecho unos 40 exquisitos sándwich con una amiga – junto a varios litros de bebidas heladas- nos dirigimos a dejarles todo a los jóvenes de la «Primera Línea». Esto, conscientes de que, la mayoría, no come en todo el día y sobreviven  deshidratados, a pleno sol. Partimos en la camioneta con esta misión, que calmaría en algo nuestras consciencias.

Estando en Bellavista, casi llegando a Pío Nono, vimos una turba de muchos encapuchados y otros no, que se acercaban a nosotras gritando: ¡Por este lado…cuidado…cuidado! Nosotras, sin percatarnos del peligro, comenzamos a mostrarles los sándwich por las ventanas. Nos gritaron más fuerte aún: ¡Cierren las ventanas, cierren las ventanas…sigan, sigan por este lado! Pero nosotras insistíamos en que se quedasen por lo menos con las bebidas. Ellos al verlas, con desgarradora impotencia exclamaron:¡ No queremos nada. No queremos nada. Váyanse. Váyanse! Y nos abrieron paso para cruzar Pío Nono, entre más menos 60 encapuchados.

Perplejas y atónitas con mi amiga, no podíamos creer el nivel de nobleza y solidaridad de estos jóvenes, tildados por el gobierno, la clase política y la ultra derecha de “delincuentes”, “vándalos” “lumpen” “antisociales”  “violentistas”, “Anarcos” es el apodo más suave de este movimiento que protege a todos los que nos manifestamos pacíficamente en la Plaza de la Dignidad.

La desnuda realidad, es que, con la furia acumulada en todas sus vidas, por la gran desigualdad, por lo que la mayoría son marginados y excluidos de este “desarrollo”, que sólo llega al 10%  privilegiado de la población -dentro del cual me encuentro yo- hipotéticamente lo que debería haber ocurrido, es que al ver  mi provocativa camioneta Mitsubishi Montero Sport, nos hubiesen dado vuelta y prendido fuego. Eso hubiese “complacido” al Presidente y a toda la clase política, para justificar por qué les dicen vándalos. Y eso sí que hubiese aparecido, como noticia principal, en todos los canales de televisión y algunos medios escritos: “Entre más de treinta vándalos quemaron una camioneta Montero Sport, en plena Bellavista etc.”

Sin embargo, resultó ser todo lo contrario. Los  supuestos “vándalos” protegieron nuestras vidas. No les importaron los sándwich ni las bebidas, sólo les preocupaba que nos fuéramos velozmente, para que no nos pasara nada. Experiencia sublime y única en toda mi vida, que aún me cuesta asimilar ¿Por qué no nos atacaron, si era obvio que pertenecíamos a la clase más pudiente de los chilenos?

El «Basta» de los de la «Primera línea»

Antes de esta inédita experiencia, ya había entrevistado a varios de los de Primera Línea en las protestas. Ellos me la concedieron, en  forma anónima. Quedé impactada con la lucidez, calidad valórica, humanidad y consciencia social de estos jóvenes, que no le tienen miedo a nada ni a nadie, porque según ellos, no tienen nada que perder. Entrevisté a varios marginales, -algunos venían del Sename -y a otro con un nivel de vida un poco más sustentable, como artesano. Pero todos carenciados. Los que tienen familia, sufren todos los días la falta de dinero para llevar alimento a la casa: “Yo estoy luchando por mi madre, la pensión no le alcanza para nada…$60.000. Pero lucho por todo el pueblo, para que realmente haya justicia  y tengamos las mismas oportunidades que tienen los ricos”. “Dijimos basta”, enfatiza otro, “porque son 40 años de un modelo económico, que lo único que ha hecho es producir y reproducir una gran desigualdad, en la que se encuentra la mayoría de los chilenos”. “Nosotros no tuvimos oportunidad para educarnos, ni oportunidad de ninguna especie”. Señala el tercero, que pasó por el Sename. ”Hemos pasado hambre…por eso nos rebelamos y no vamos a parar…y solidarizamos con toda la gente que viene a protestar”.

Entremedio había un par de mujeres. Una de ellas, de 16 años constata: “Hemos perdido el miedo. Yo lucho por mi abuela y mi madre, que entre la pensión y el sueldo (de mi madre) no alcanza para llegar a fin de mes”. La otra mujer se endeudó con el CAE para estudiar. “Hace 15 años, sigo endeudada, por eso estoy aquí todos los días. Por todos los que sufren tanta injusticia”.

CRS: El artesano encapuchado

“A nosotros, los capucha, la gente nos trata de delincuentes o vándalos, siendo que estamos dándole la cara a los pacos, para que no quede la escoba con los manifestantes”. Acota un joven, cuyo seudónimo es CRS, con el que tuve más tiempo para conversar y es padre de un hijo. ”Imagínese, aquí vienen niños, adultos mayores…si no estuviéramos aquí, les podrían llegar perdigones o bombas lacrimógenas y pueden morir”. Y relata que tiene compañeros que han recibido perdigones en la cara y compañeras que han quedado sin un ojo.” Estamos luchando por un mejor futuro. Quiero que mi hijo salga de la pobreza, estudie y gane un sueldo digno. Usted con $350.000 qué hace”?  Y cuenta que su abuela recibe $50.000 mensuales. “En una pura compra de remedios se gasta más de una gamba.”

Este joven afirma que nació en cuna pobre, en Placilla, Valparaíso. Después se vino a La Legua y actualmente vive en La Pintana. “Me crié entre puros narcotraficantes… ¿Si yo fuera un vándalo, le hablaría de la forma que le hablo? ¿Podría entablar esta conversación?”

CRS estudió hasta primero medio, pero se percibe su nivel cultural. “Sé de astronomía, ecología, historia etc. Todo eso lo aprendí solo en la casa”. Le pregunté que cómo sobrevivía: «Yo trabajo como artesano en madera y me va bien. Nosotros no estamos luchando por la gente de plata, sino por todo el pueblo chileno. Por eso venimos a sacarnos la cresta todos los días. Imagínese, ando con neumonía, porque me moja todos los días el guanaco y aun así vengo. Y tengo el cuerpo lleno de perdigones”.                         

Cuando le pregunto sobre los destrozos y saqueos me dice: “¿Si usted rompe un poste o una estatua, a quién le hace daño? Al Estado no al pueblo. Y estos son daños materiales, pero ellos nos matan”. Es cierto que entre nosotros andan malintencionados. Por eso en mi “pobla” me agarro con gente que saquean negocios pequeños, quienes no pueden recuperar rápido sus cosas, como sí puede un Líder o un Santa Isabel. Esos son delincuentes y drogadictos”, señala. Y constata la censura de la prensa: “En la tele muestran los pacos heridos, pero muestran cómo nos apalean?… cómo nos reprimen, cómo nos dejan a nosotros?”.

El nivel de honestidad de CRS es abismante. ”Mi pasado malo fue que a los 13 años comencé a robar, porque faltaba la comida en la casa. Pero me iba a robar para arriba, no a gente que le falta la plata, que no tiene cómo recuperar sus cosas” sostiene. Y cuenta que, después de salir del Sename, a los 18 años, se fue preso. “Pero me superé aprendiendo a hacer esculturas en madera”.

CRS continúa relatando. “Usted viera los pacos infiltrados, vestidos de civil, cómo han ido a saquear las ferias, para que nos culpen a nosotros. También tiraron los cuerpos de más de 8 personas muertas al Construmart, que incendiaron ellos mismos, para que crean que murieron calcinados adentro”…y con espanto asegura: “Todavía no sacan ni los huesos”!

La «primera línea» en el Foro Latinoamericano de DDHH

«¿Por qué nos tachaste de delincuentes Sebastián Piñera?» Gritó desde el pódium, el orador encapuchado, representante de la Primera Línea, durante el primer Foro Latinoamericano de Derechos Humanos, cuyo anfitrión fue el Senador Alejandro Navarro – presidente de la Comisión de DDHH del Senado – y el principal invitado fue el jurista español, Baltasar Garzón.

Ese viernes 24 de enero, llegaron alrededor de 15 mujeres y hombres  -unos encapuchados, otros no – e irrumpieron en el Salón de Honor del ex Congreso, entre vítores y aplausos del público presente. El orador siguió ¡¿Por qué los medios de comunicación no entendieron que no estamos robando?! ¿Por qué los políticos no entendieron nuestra necesidad de cambiar un país, para que sea más justo para todos?”

Somos los y las que damos la cara, y nos dejan sin ojos. Somos quienes ponemos el pecho, y nos llenan de balas”, enfatizó el elocuente manifestante.

“Luchamos por los trabajadores…manos sucias de tanto trabajar una vida entera para ganar migajas. Manos que derraman la sangre de un pueblo cansado de los abusos”, acotó.

Nuestro pueblo sangra y pedimos ayuda. Pero estamos solos, no le interesamos a los grandes gobiernos mundiales”, expresó el manifestante.

“Nuestro pueblo sangra, y seguirá sangrando, ya que vamos a seguir firmes. ¡La primera línea seguirá en las calles mierda!

“Aunque nos corten la lengua seguiremos gritando, seguiremos sangrando por nuestro país, aunque nuestras venas queden secas, aunque nos desangren a todos” finalizó el encapuchado. Fueron despedidos con abrazos, palabras de agradecimiento  y muestras de cariño de los asistentes, mientras repetían “no somos delincuentes”. Y saliendo se encontraron espontáneamente con Garzón, a quien le relataron que han enfrentado cara a cara la represión constante y la violación a los derechos humanos, por parte de Carabineros de Chile, con el fin de que los manifestantes pacíficos protestaran.

Repudio del Gobierno y oposición

De inmediato este hecho generó una polémica a nivel nacional. Se hicieron saber las declaraciones de repudio desde el Gobierno y la oposición. El Ministro del Interior, Gonzalo Blumel, destacó “Las personas encapuchadas están desconociendo lo que es la democracia, la que es sin violencia y respetando las Instituciones y las reglas del juego…creo que este hecho es absolutamente repudiable”. Por su parte, la vocera, Karla Rubilar emplazó al ex Congreso:” Llegó el momento de definirnos, son héroes o violentistas. El Congreso es donde se debate de cara a la ciudadanía. Es muy contradictorio lo que ha pasado en el Congreso Nacional, recibiendo a la “primera línea” encapuchada, como si fuesen héroes”.

La UDI solicitó de inmediato que el Senador Navarro, quien asumió la responsabilidad personal, sea pasado a Comisión de Ética. El senador socialista José Miguel Insulza, llamó a condenar a la primera línea, afirmando: “No van a llevarnos a ninguna parte”.

El presidente de la Cámara de Diputados, Iván Flores, llamó a “hacerse responsable”, a quienes hayan permitido este homenaje a la primera línea en el ex Congreso Nacional. Por su parte, el Senador Iván Moreira (UDI) destacó: «la visita de Garzón es una provocación y  fue parte de un foro que terminó siendo una apología a la violencia y al vandalismo. El Señor Garzón fue parte de  esta asamblea subversiva».

Una reflexión para concluir

Señor, señora, lectores, usted que leyó la experiencia que tuve –una de muchas– con las personas de la Primera Línea, quienes, con gran espíritu solidario, resguardaron la vida de mi amiga y la mía, anteponiéndolas a los víveres que les llevábamos, siendo que la mayoría no come en todo el día y se deshidrata a pleno sol. Y yo, que he presenciado, en la Plaza de la Dignidad, cómo nos protegen de Carabineros, para poder protestar en paz, arriesgando sus vidas incluso. Aunque, debo confesar, que la represión es tan grande, que cuando me acerco un poco a los  de la Primera Línea, el gas picante, que quema los ojos de  las bombas lacrimógenas, nos llega a todos por igual.

Sin la Primera Línea, muchos de los manifestantes estaríamos muertos, sin uno o dos ojos, en silla de ruedas, torturados, violados sexualmente, así como otras múltiples nefastas consecuencias, para la vida, por la impune violación a los Derechos Humanos.

Le surge, por lo menos, la reflexión: ¿Son héroes o vándalos? ¿Son individualistas o filántropos?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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