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A propósito de la carta de Patricio Torres Luque

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Por: Luis Felipe Sauvalle


Señor director:

Si en los años 90 una capa de la sociedad se tragó a pie juntillas el credo neoliberal trasplantado desde Chicago, a comienzos de esta nueva década se nos aparece una nueva capa que se traga con la misma ingenuidad el credo chino-confuciano trasplantado desde Beijing.

Es cierto que la República Popular de China se ha mostrado generosa ante el mundo en estos tiempos de crisis, prodigando insumos médicos y tecnología a sus aliados en el globo. Esto es solo la última manifestación de un proceso que se viene dando desde hace años, en la así llamada “Nueva Ruta de la Seda”, impulsada por el presidente Xi, y citada con fruición por Patricio Torres Luque en carta a El Mostrador.

Queda por ver todavía si esta «Nueva Ruta de la Seda», la expansión geopolítica de China, traerá algo más que una creciente deuda externa a países que todavía no tienen una clase media afiatada que pueda sustentar ese nivel de consumo. Los primeros convidados a esta esfera de coprosperidad fueron los vecinos de China en el Asia Central. Ellos recibieron carreteras y puentes por donde pasan camiones con productos que inundan sus incipientes sociedades de consumo. Kirguizistán, por ejemplo, a cambio de participar de este sistema de infraestructura, entregó los derechos de minería al gigante asiático, en un verdadero acto de trueque. Win-win? Lo dudo. En febrero pasado el proyecto de 280 millones de dólares fue abandonado tras protestas de los locales contra la minera china.

A la crisis sanitaria actual le seguirá una económica, y en momentos como aquellos es cuando paises como China -que vaya que tiene espaldas económicas- salen a comprar empresas, profundizando así los lazos. Junto con financiamiento e infraestructura, China suele además facilitar a sus aliados sus mecanismos de control social: cámaras de vigilancia con reconocimiento facial, y distintos softwares para el manejo de los millones y millones de datos que sus ciudadanos generan a diario.

Es cierto también que esa capacidad de control que el Partido Comunista Chino ejerce se ha probado efectiva a la hora de contener la pandemia. También lo es que toda donación de insumos es bienvenida, pero en el contexto mundial en el que existen dos grandes sistemas en disputa (la democracia liberal por un lado, la democracia protegida confuciana por otro) antes de deslumbrarnos por la valía del regalo más vale la pena preguntarnos si no habrá gato encerrado.

La historia se repite pero con modestia, como dice Coetzee: algo parecido ya le pasó a los troyanos.

Lea la carta de Patricio Torres Luque AQUÍ

Luis Felipe Sauvalle

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