Señor Director:
Chile ha dado un gran paso para sepultar junto a sus creadores la Constitución que enriqueció a unos pocos y empobreció, junto con dividir y esclavizar, a un pueblo entero.
Chile despertó y votó por enterrar la ideología de Jaime Guzmán que encontró en Pinochet a su mejor intérprete, llevada a Ley sin registros electorales ni control alguno.
Les hemos clavado una estaca en el corazón a una Constitución que sometió a millones de chilenas y chilenos a sueldos de hambre y pensiones indignas. Pero este nuevo paso debemos ratificarlo el 11 de abril próximo y luego en 18 meses más.
En las horas siguientes veremos a los dirigentes del rechazo tratando de subirse al carro de la victoria. Hablarán de unidad y seguirán llamando a rechazar la violencia. En eso ocuparán sus medios de comunicación. Nosotros debemos hacerlo por las redes sociales reclamando unidad.
Seamos realistas: Sin unidad en todas las elecciones que vienen, la derecha ganará varias, sino todas, porque se nutre de la división de la centro izquierda y dice ser la voz de los independientes.
La noche de este histórico domingo 25 de octubre ha demostrado que la unidad es un grito de alerta, un llamado agónico de los jóvenes, de los mayores, de las mujeres que crían a sus hijos solas; de los que tienen sus pequeños negocios, de los que estudian para ser, no sólo para tener.
La unidad es cuestión de horas o no será. El que piense que su partido es más que otro, pues que se prepare, porque en 30 años lo que hoy reclaman a los que han gobernado (muchas veces con razón), les será demandado con mayor fuerza si en esta hora no están a la altura. Y lo será por sus hijos, porque no estuvieron a la altura.
Esta es la hora de elegir una Convención Constitucional que derrote a la ultraderecha que encabeza la UDI. Hay una derecha con la cual entenderse, pero la UDI ha sido derrotada por paliza y su Constitución descansa junto a sus creadores, con una estaca en el corazón del modelo de división y esclavitud que gobernó 40 años.
