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El valor del agua Opinión

El valor del agua

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Hernán Alcayaga
Por : Hernán Alcayaga Director Escuela de Obras Civiles U. Diego Portales
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El 22 de marzo de cada año es un día consagrado a uno de los elementos más importantes para la conservación de la vida en la Tierra, el agua. Esta sustancia la encontramos distribuida de manera irregular sobre el planeta, en sus diferentes estados y menos de un 1 % de su volumen está potencialmente disponible para su potabilización y consumo. El día mundial del agua tiene como objetivo principal sensibilizar a la población sobre las problemáticas en torno al agua, que sin duda es una riqueza en sí misma que se debe proteger y preservar tanto en cantidad como en calidad.

Cambio climático, megasequía, gestión, uso del agua y duras consecuencias 

Las cantidades de agua que son extraídas y usadas por las actividades humanas, especialmente por la agricultura, la industria y la creciente densificación y expansión de las ciudades, han llevado a que el consumo de agua no sea posible de sostener a largo plazo a una escala global. En muchas ciudades del mundo, existe un déficit de infraestructura hídrica (para su purificación, almacenamiento, distribución y evacuación con la calidad necesaria para reciclarla) que dificulta su gestión.

En Chile, debemos sumar otro factor que está dificultando enormemente la producción de alimentos y la distribución de agua potable. Con más de una década de sequía en la zona Centro-Sur de Chile, como consecuencia del cambio climático y del uso poco racional de los recursos hídricos, el año pasado alrededor de 135 comunas fueron declaradas por el Ministerio de Obras Públicas (MOP) como Zonas de Escasez Hídrica. Esto es cerca del 40 % de todas las comunas del país. La situación para este año no es la mejor. Recientemente, el 15 de marzo del 2021, el MOP estableció como Zonas de Escasez Hídrica a las comunas de San José de Maipo, Pirque, Puente Alto, San Bernardo, Isla de Maipo y Buin.

Se han realizado valorables esfuerzos por parte del MOP y de algunas empresas sanitarias tanto en campañas de sensibilización, educación e infraestructura. Ejemplo de esto son las inversiones para disminuir la vulnerabilidad del suministro frente a eventos meteorológicos. Sucesos como la ocurrencia de tormentas en condiciones cálidas (con una isoterma cero posicionada a mayor altitud) que generan un aumento de caudal en los ríos y esteros, y también un aumento en las concentraciones de sedimentos en suspensión. Esto consecuentemente aumenta la turbiedad del agua. Si bien estas acciones son sin dudas positivas, aún falta mucho por trabajar, por lo que es muy probable que a futuro tengamos episodios de cortes de agua, como el que casi ocurre el 31 de enero y 1 de febrero del 2021 en Santiago.

Acciones colectivas, personales y conflictos

Tanto particulares como empresas y asociaciones (Sistemas de APR, organizaciones sociales y organizaciones de usuarios de agua y sociedades científicas) han comenzado a cambiar sus costumbres, realizando acciones y teniendo gestos que permiten tomar conciencia y disminuir el consumo de agua. A pesar de esto, aún estamos lejos de tener comportamientos que nos permitan ser resilientes ante la escasez. Por otra parte, la ciencia ha permitido mejorar la comprensión de los procesos naturales e industriales relacionados con el ciclo del agua y su reciclaje, pero aún quedan desafíos importantes referentes a la total comprensión de fenómenos naturales y antrópicos. Finalmente, se debe tener en consideración que los conflictos actuales y los que vendrán en torno a las problemáticas del agua no dependen sólo del marco legal (Código de Aguas), sino también de las voluntades a niveles políticos, privados, sociales, y de las capacidades técnicas que tengamos para resolverlos.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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