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Aristas del escándalo Odebrecht Opinión

Aristas del escándalo Odebrecht

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Ronald Fischer
Por : Ronald Fischer Investigador del Instituto Milenio MIPP y académico del Departamento de Ingeniería Industrial de la U. de Chile
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El escándalo Odebrecht afectó a casi todos los países de América Latina. Durante la investigación por el escándalo de corrupción Lava Jato en Brasil, se descubrió que la empresa de Ingeniería y Construcción Odebrecht estaba involucrada en negocios corruptos desde México a Argentina. El objetivo de sus manejos era adjudicarse grandes obras de infraestructura en la región, tales como centrales eléctricas, carreteras, embalses, metros, aeropuertos y otras.

Marcelo Odebrecht, presidente de la empresa, fue encarcelado y eventualmente confesó. Como resultado de esas revelaciones, un presidente del Perú debió renunciar, un expresidente se suicidó, un tercero fue encarcelado y un cuarto se fugó del país. Muchos otros políticos latinoamericanos fueron investigados y encarcelados. Después de varios años de investigaciones, la presión política ha cerrado estas en algunos países, incluyendo a Brasil, a medio camino. Los costos de la corrupción no los pagan solamente los políticos acusados, sino la sociedad debido a la paralización de proyectos de infraestructura vitales, que quedaron a medio hacer.

Nicolás Campos, Eduardo Engel, Alex Galetovic y yo hemos publicado un estudio que utiliza la información disponible sobre el caso para entender mejor la corrupción en América Latina. Dos de los resultados más interesantes del trabajo son los montos involucrados en corrupción y el rol que cumplen las renegociaciones de contratos en la corrupción.

En 2006, Odebrecht creó una división especializada en corrupción que dependía directamente de Marcelo Odebrecht. Esta unidad contribuyó a la enorme expansión de Odebrecht, cuyo volumen de ventas pasó de cerca de USD 11 mil millones en ventas anuales en 2005 a más de USD45 MMM en 2014. Creció mucho más que sus rivales brasileños. Los recursos usados en corrupción provenían de fuentes reservadas y se traspasaban mediante depósitos en bancos en paraísos tributarios, luego de etapas intermedias para hacer más difícil seguir su pista.

Marcelo Odebrecht confesó ante la justicia norteamericana que la empresa había dedicado USD 788 MM a coimas durante el período 2001-2016, para adjudicarse más de 100 proyectos en América Latina. Pese al monto de esa cifra, representa menos del 1% del valor de los proyectos de la empresa. Por su parte, las ganancias de Odebrecht en el período 2004-2014 fueron unos USD 3.100 MM. Esta es una suma importante, pero representa a lo más un 2.5% de la inversión en los proyectos con coimas. Esta es la primera arista interesante: el porcentaje de pagos corruptos y la tasa de rentabilidad proveniente de la corrupción es mucho menor de lo que hubiésemos esperado.

La corrupción tomó tres formas: se alteraron las bases de licitación para favorecer a Odebrecht, se la favorece cuando los contratos de renegociación, y en unos pocos casos, un funcionario o político exigía una coima. Lo novedoso es la importancia de las renegociaciones corruptas: la empresa ofrecía precios muy bajos en muchas licitaciones, para luego negociar favorablemente el contrato y elevar su costo. Si comparamos los proyectos con y sin licitación, los aumentos de costos posrenegociaciones eran entre tres y cuatro veces más altos cuando había coimas involucradas.

Creemos que las bajas tasas de rentabilidad y de corrupción están relacionadas con la importancia de las renegociaciones, aunque los datos no son suficientes para validar esta hipótesis. Recordemos que, durante décadas, organismos como el Banco Mundial, el BID y presiones domésticas han mejorado los procesos de adjudicación de las grandes obras de infraestructura, mediante licitaciones abiertas, transparentes y competitivas. Esto reduce los espacios de corrupción y la rentabilidad de la corrupción, comparado con la tradicional adjudicación directa de proyectos en América Latina. Hay menos avances en regular las renegociaciones de contratos. Por eso, Odebrecht hacía ofertas bajas para ganar la licitación, y luego corrompía el proceso de renegociación para recuperar rentabilidad.

El caso Odebrecht tuvo un enorme costo político y económico en América Latina. Una de las pocos aspectos destacables es que ha permitido estudiar cómo opera la corrupción en obras de infraestructura en América Latina y las formas de enfrentarla.

  • Ronald Fischer es investigador del Instituto Milenio MIPP y académico del Departamento de Ingeniería Industrial de la U. de Chile

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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