En lo personal prefiero que los generales y almirantes retirados no se dediquen a la política, pero el almirante no solo salió elegido en su minuto para el Senado, sino que tiene todo el derecho a desempeñar la función en la Convención, para la cual fue elegido por el distrito 7 con la segunda mayoría. Quizás es hora de que la Convención Constitucional se dedique a redactar la nueva Constitución y no a descalificar a sus integrantes.
Debo dejar claro, al comienzo de esta columna de opinión, que soy un oficial de marina en retiro y que en su minuto no estuve de acuerdo en la forma en que el almirante Jorge Arancibia dejó la Armada para competir en forma democrática por un cupo a senador por la Quinta Región, el cual ganó y le permitió desempeñarse como tal.
En lo personal prefiero que los generales y almirantes retirados no se dediquen a la política, y menos cuando han ocupado la posición de comandante en Jefe de la institución a la que pertenecen, y digo pertenecen, porque, a pesar de estar en retiro, nunca dejan de estar asociados a ella, ya que son lo que son producto de haber sido quienes lideraron instituciones no deliberantes, obedientes y disciplinadas.
[cita tipo=»destaque»]Preocupa que lo ninguneen y no lo acepten. Es una persona con una excelente preparación académica, una larga y muy destacada carrera en la Marina, seguida por una senaturía y una embajada, a la que tratan de destruir por la vía de indicar que fue edecán del general Pinochet, algo que no pidió en su minuto, y por haber liderado la Armada, una posición para la que fue designado por un Presidente democratacristiano.[/cita]
Habiendo dejado claro que no encuentro deseable que se dediquen a la política, ellos –al estar en retiro– dejan de ser uniformados y pasan a ser civiles y, por ende, libres de poder desempeñar posiciones de elección popular, algo en lo que el almirante Arancibia ha tenido éxito, pues no solo salió elegido en su minuto para el Senado, sino ahora –a sus casi 82 años– logró ser seleccionado para ser uno de los 155 convencionales constituyentes.
Lamentablemente algunos convencionales, como también algunas organizaciones civiles, no aprueban que esté en la Convención y menos en la comisión de derechos humanos. Ello, a pesar de la alta votación que obtuvo cuando compitió en buena lid por la representación democrática que ahora ocupa.
Preocupa que lo ninguneen y no lo acepten. Es una persona con una excelente preparación académica, una larga y muy destacada carrera en la Marina, seguida por una senaturía y una embajada, a la que tratan de destruir por la vía de indicar que fue edecán del general Pinochet, algo que no pidió en su minuto, y por haber liderado la Armada, una posición para la que fue designado por un Presidente democratacristiano.
No veo razones lógicas para poder calificarlo de indigno de estar en una comisión de derechos humanos, algo que la izquierda asume es territorio propio, a pesar de tener los ejemplos de amistades poco apropiadas de países que llaman la atención en la materia, como son Cuba, Venezuela, Corea del Norte, China y así otros más.
Quizás es hora de que la Convención Constitucional se dedique a redactar la nueva Constitución y no a descalificar a sus integrantes, los que, recuerdo, fueron elegidos en forma democrática por el soberano, y eso incluye el derecho del almirante a desempeñar la función para la cual fue elegido por el distrito 7 con la segunda mayoría.