“Nuestra Agenda Común” plantea muchas innovaciones tanto de enfoque, prioridades, ejes y estructura para la ONU y el sistema internacional, que para la política exterior de Chile son relevantes, por la conexión evidente entre nuestro desarrollo y el ámbito global. Nada de lo que ocurre, va a ocurrir o podría suceder en esta transición global del siglo XXI, es distante y ajeno para nosotros. Al próximo Gobierno le va a corresponder situarse en este escenario, del que depende en gran parte nuestro desarrollo, saliendo de la crisis sindémica y generando un escenario de futuro sostenible.
Con el inicio de la era nuclear, la humanidad adquirió la capacidad de provocar su propia extinción. Debido a los continuos avances tecnológicos, la aceleración del cambio climático y el aumento de las zoonosis, es probable que el riesgo de catástrofe global o incluso de extinción sea extremo. Es lo que señala el secretario general de la ONU, António Guterres, en su Informe “Nuestra Agenda Común”, a la 76ª Asamblea General, abordando objetivos y tareas que suponen un “multilateralismo inclusivo, interconectado y eficaz”.
La Agenda se estructura en cuatro grandes esferas: 1. Renovar la solidaridad entre los pueblos y las generaciones futuras; 2. Un nuevo contrato social con eje en los derechos humanos; 3. Mejorar la gestión de los bienes comunes globales; 4. Suministrar bienes públicos globales de forma equitativa y sostenible a todas las personas. Recoge los resultados de un proceso de reflexión de un año con los Estados Miembros, intelectuales, jóvenes y sociedad civil. Una encuesta electrónica fue respondida por un millón y medio de personas y sondeos en 70 países.
La propuesta, además de estar alineada con los ODS, busca dar contenido a los doce compromisos planteados por la Asamblea del año pasado: no dejar a nadie atrás, proteger el planeta, promover la paz, acatar el derecho internacional y garantizar la justicia, atención a las mujeres y las niñas, fomentar la confianza, cooperación digital, modernizar las Naciones Unidas, financiación sostenible, impulsar alianzas, escuchar y trabajar con la juventud, y prepararse para futuras crisis.
[cita tipo=»destaque»]En este escenario crítico, la anticipación, la prospectiva estratégica y la respuesta inmediata adquieren total relevancia. Para llegar a compromisos efectivos, Guterres propone tres “momentos clave”: la celebración de una cumbre sobre la transformación de la educación; una cumbre social; y una cumbre sobre el futuro, asegurando el cumplimiento de la Agenda 2030, y una capacidad instalada interconectada de análisis prospectivo de riesgos estratégicos y existenciales.[/cita]
Junto con promover la gobernanza de los bienes públicos globales, se busca el desarrollo sostenible y la acción climática más allá de 2030, una nueva agenda de paz, un Pacto Digital Global, y un acuerdo sobre la utilización sostenible y pacífica del espacio ultraterrestre. Entre otras medidas, se organizará una Plataforma de Emergencia para responder a las crisis mundiales complejas, y disponer regularmente de un informe de prospectiva y riesgos globales.
Es que, en este escenario crítico, la anticipación, la prospectiva estratégica y la respuesta inmediata adquieren total relevancia. Para llegar a compromisos efectivos, Guterres propone tres “momentos clave”: la celebración de una cumbre sobre la transformación de la educación; una cumbre social; y una cumbre sobre el futuro, asegurando el cumplimiento de la Agenda 2030, y una capacidad instalada interconectada de análisis prospectivo de riesgos estratégicos y existenciales. De hecho, así lo han planteado a la ONU hace unos días más de 200 líderes mundiales convocados por el Millennium Project, la World Futures Studies Federation y la Federación de Profesionales Futuristas –entre ellos, el expresidente y Premio Nobel Óscar Arias, junto a eminentes científicos como Vint Cerf, Paul Werbos, Ted Gordon, académicos, diplomáticos y políticos de 68 países.
Este desafío tensiona lo urgente y lo importante, el corto y el largo plazo, lo local y lo global. Los gobernantes a nivel nacional, regional o multilateral deben tener una mayor capacidad de conducción basando sus decisiones, programas, presupuestos y relación con la comunidad situados en esta doble dimensión. La institucionalidad del Estado y del sistema multilateral deben incorporar una capacidad anticipatoria que no existe actualmente.
“Nuestra Agenda Común” plantea muchas innovaciones tanto de enfoque, prioridades, ejes y estructura para la ONU y el sistema internacional, que para la política exterior de Chile son relevantes, por la conexión evidente entre nuestro desarrollo y el ámbito global. Nada de lo que ocurre, va a ocurrir o podría suceder en esta transición global del siglo XXI, es distante y ajeno para nosotros. Al próximo Gobierno le va a corresponder situarse en este escenario, del que depende en gran parte nuestro desarrollo, saliendo de la crisis sindémica y generando un escenario de futuro sostenible.