Es claro que China ha implementado un modelo y una estrategia de negocio exitosos: «El país ha construido un know-how único en el mundo». Es comprador, productor, fabricante, inversionista, financista y exportador. Esto la convierte en el mayor productor de materias primas críticas, pero también en el principal importador de las extraídas en otros lugares. Y, para asegurarse el acceso, las empresas chinas invierten en minas extranjeras. Es decir, el poder del país asiático es someter a otros países a su modelo mercantil y Occidente no se da cuenta aún.
La minería sigue siendo un catalizador de la economía mundial, y cualquier cambio en los ciclos de precios o escasez de sus materias primas impacta en varias economías mundiales.
Según el FMI, los países de Latinoamérica crecerán más de lo esperado este año. La región en su conjunto crecerá en un 6,3%, en buena parte por el veloz aumento de los precios de las materias primas que avalan sus exportaciones y a medida que avanza la recuperación, de la pandemia del COVID-19.
Pero la región crecerá más que la proyección de crecimiento mundial de 5,9% para 2021, debido al menor impulso de las grandes economías que presentan dificultades en sus cadenas de suministros, escasez de materias primas, y enfrentan una inflación elevada.
La pandemia ha dejado varias lecciones y aprendizajes. Una de ellas es la casi total dependencia de sus materias primas críticas que produce y que abastecen a las grandes potencias mundiales. Al parecer cuando el presidente de los Estados Unidos declaró la guerra comercial junto a sus aliados, jamás pensaron en esta dependencia casi absoluta de metales y minerales llamados estratégicos para la industria tecnológica, industria automotriz, de armamentos, y a los proveedores de la minería. Ahora están pagando los platos rotos, pues China ha cortado el suministro de varios metales.
China no solo tiene importantes reservas de recursos minerales, sino que además lidera la producción mundial de muchos de ellos. Eso le da una notable ventaja geopolítica como fuente de los recursos imprescindibles para la producción tecnológica global. La Unión Europea ha identificado 30 materias primas como críticas para su industria. Los conflictos y los monopolios comerciales ponen en peligro su cadena de suministro, controlada por esta nación.
China tiene el monopolio de producir las principales materias primas minerales que necesita el mundo. Por ejemplo, produce entre el 90% a 95% de las tierras raras del planeta, que son esenciales en la fabricación de productos tecnológicos como los teléfonos inteligentes, las pantallas de plasma o los vehículos electrónicos; el 87% del magnesio; junto al estaño, 43%, y el zinc, 31%; tungsteno, 83%, y el molibdeno, 38%.
A Europa lo abastece con el 45% de las materias primas críticas que necesitan las grandes potencias para su desarrollo tecnológico y, sobre todo, la gran industria automotriz europea totalmente dependiente, donde el 95% del magnesio que necesitan es importado de China.
Entonces, ¿China tiene en jaque a las potencias económicas?
Es claro que China ha implementado un modelo y una estrategia de negocio exitosos: «El país ha construido un know-how único en el mundo». Es comprador, productor, fabricante, inversionista, financista y exportador. Esto la convierte en el mayor productor de materias primas críticas, pero también en el principal importador de las extraídas en otros lugares. Y, para asegurarse el acceso, las empresas chinas invierten en minas extranjeras. Es decir, el poder del país asiático es someter a otros países a su modelo mercantil y Occidente no se da cuenta aún.
Existen minerales críticos en países donde hay inestabilidades, conflictos y corrupción, como en el cobalto, un «mineral de conflicto», que procede principalmente de un convulso Congo, pero existen también muchas interrogantes sobre el futuro suministro de otras diez materias primas fundamentales que se extraen en países conflictivos. Se trata del antimonio, el bismuto, el galio, el germanio y las tierras raras, que se extraen en Tayikistán, China, Rusia y Laos; así como el magnesio, el niobio, el fósforo y el wolframio, que se encuentran en Kazajistán, Vietnam, Rusia y China.
Dentro de su modelo, China está logrando desbancar en importancia a LME, usando la Bolsa de Metales de Shanghái, no la de Londres, en su estrategia de dominar el mundo de las materias primas. Ya salió a comprar yacimientos en todo el mundo y ahora le toca al cobre. Pero, ¿cómo están preparados Chile y Perú para este golpe que dará China para gobernar el cobre?
¿Sabemos con certeza que el cobre será altamente demandado por la electromovilidad y las energías renovables?
Ahora el mundo enfrenta la crisis de escasez de magnesio. La Asociación Económica de Metales, WV Metalle, ha publicado un comunicado en el que pone una alerta urgente del agotamiento real de las reservas de magnesio en Alemania y Europa, para finales del mes de noviembre de 2021.
La industria del automóvil y de todos vehículos, incluyendo los mineros, tiene que enfrentar este 2021 la falta de semiconductores, que limita la producción de vehículos, y a esto se suman los precios del transporte marítimo, que siguen subiendo sin parar. ¿Alguna otra crisis para el mundo? Para inicios del 2022 se debe enfrentar la escasez del magnesio.
El magnesio se emplea en muchos procesos industriales y es fundamental para la fabricación de aleaciones de aluminio. Su escasez o falta puede provocar una crisis de producción cuyas primeras víctimas serían las industrias que más dependen de este metal, comenzando por todo el transporte.
Sectores como el automovilístico, la aviación, la construcción, la ingeniería mecánica, los envases o las bicicletas eléctricas se verían perjudicados por la escasez de magnesio. También la producción de hierro y acero, así como la fundición a presión.
La fabricación de automóviles en Europa da trabajo directo a 2,6 millones de personas y, en su totalidad, emplea de forma indirecta a otros 10 millones de personas.
[cita tipo=»destaque»]China está usando sus metales y materias primas como herramienta de política internacional para sus propios intereses. Ante esto, Chile puede y debe despertar para buscar nuevos depósitos que el mundo necesita. Para ello, nuestra minería exige de sus autoridades definir políticas públicas coherentes con lo que sucede en el mundo con la demanda, reduciendo la burocracia excesiva, y dejar de ver a la minería solo como vaca lechera y comenzar a repensar en tener una minería poderosa, sustentable, inclusiva, equitativa, dándoles dignidad al planeta y a sus comunidades.[/cita]
Alcoa, el mayor fabricante mundial de aluminio, ha visto que algunos de sus proveedores en Estados Unidos han dejado de entregar las materias primas invocando las cláusulas de fuerza mayor.
¿Por qué no hay magnesio? Sencillamente porque el mayor proveedor mundial de magnesio, China, ha cerrado el abastecimiento. El gigante asiático tiene una crisis energética en la que ve cómo los costos del sector siderúrgico, enorme consumidor de energía, se disparan. Así, dentro de su poder económico, ha limitado las exportaciones de magnesio. Y todo apunta a que va a hacer lo mismo con el abastecimiento del silicio. Es otro mineral imprescindible para la industria del automóvil, pues entra en la composición de una multitud de elementos fabricados con aleación de metales, como las llantas o un brazo de suspensión.
Después de esta crisis de suministros de magnesio y probablemente de silicio, no descartaría una crisis de las tierras raras. Como dijo Deng Xiaoping en 1987: «Oriente Medio tiene petróleo, China tiene tierras raras».
Hoy día se habla de la gran demanda esperada de cobre, litio, níquel, hierro, aluminio, cobalto y tierras raras al 2030, empujada mayormente por la electromovilidad y las energías renovables, entre otras, pues la descarbonización de los procesos mineros exige cumplirse más rápidamente.
Chile, con el anuncio de su Política Nacional de Minería, ha logrado al menos tener una carta de navegación de largo plazo, pero ¿logrará dar el tono con todo lo que está pasando en el mundo? Es el momento de ponerse serios y pensar en el futuro. Algunas ideas para reflexionar y tomar urgentes soluciones:
China está usando sus metales y materias primas como herramienta de política internacional para sus propios intereses.
Ante esto, Chile puede y debe despertar para buscar nuevos depósitos que el mundo necesita. Para ello nuestra minería exige de sus autoridades definir políticas públicas coherentes con lo que sucede en el mundo con la demanda, reduciendo la burocracia excesiva, y dejar de ver a la minería solo como vaca lechera y comenzar a repensar en tener una minería poderosa, sustentable, inclusiva, equitativa, dándoles dignidad al planeta y a sus comunidades.