Es importante tomar plena conciencia de que cualquier sistema de reparto, incluyendo el de cuentas nocionales, ampliamente difundido por sectores de izquierda, como el PC y el FA, implicará la extinción del derecho de propiedad sobre los fondos previsionales y de todas las ventajas que ello concede a los cotizantes. Bajo el modelo nocional no quedará ni la “noción” de los ahorros previsionales que hoy tenemos en nuestras cuentas individuales.
“El Gobierno es como un bebé. Un canal alimentario con un gran apetito en un extremo y sin responsabilidad en el otro” (Ronald Reagan)
Los chilenos valoramos la propiedad privada, incluyendo aquella sobre los fondos previsionales. Con motivo de los tres retiros del 10%, se ha consolidado entre los trabajadores e independientes la percepción de ser dueños de sus ahorros para la jubilación (70%, Criteria, octubre, 2021), hasta el punto que una amplia mayoría de chilenos (69%, Criteria, octubre, 2021) se opone a su posible estatización, nacionalización o expropiación, como han anunciado algunos candidatos presidenciales y sus principales asesores, quienes desean hacer desaparecer el actual sistema de capitalización individual, para dar lugar al establecimiento de un sistema de reparto, basado en cuentas nocionales, cuya sostenibilidad financiera nadie puede asegurar.
Transitar de un sistema de capitalización individual, basado en un derecho de propiedad sobre los ahorros previsionales, a uno de cuentas nocionales, donde los ahorros pertenecen al Estado, es claramente un retroceso en relación con el sistema vigente en Chile, considerando los déficits financieros crónicos que genera un modelo de reparto. Al contrario de lo que algunos candidatos pretenden, el sistema de cuentas nocionales ha sido aplicado por aquellos países que, teniendo un sistema de reparto –deficitario, por cierto–, han optado por incorporar elementos de la capitalización individual, sin tener que asumir los costos financieros de una transición entre ambos modelos. Así, mediante la introducción de estas cuentas de ahorro “ficticio” –y no “real”–, se busca replicar el cálculo de las pensiones aplicando criterios de conversión que permitan simular un sistema de capitalización individual. Estas cuentas funcionan como una mera “anotación referencial” de los aportes realizados a un fondo común, una especie de “anotación”, donde no existe una acumulación real de fondos en las cuentas individuales, ni tampoco derechos de propiedad sobre los mismos ni garantía de que los fondos realmente existan al jubilarse.
[cita tipo=»destaque»]Transitar de un sistema de capitalización individual, basado en un derecho de propiedad sobre los ahorros previsionales, a uno de cuentas nocionales, donde los ahorros pertenecen al Estado, es claramente un retroceso en relación con el sistema vigente en Chile, considerando los déficits financieros crónicos que genera un modelo de reparto. Al contrario de lo que algunos candidatos pretenden, el sistema de cuentas nocionales ha sido aplicado por aquellos países que, teniendo un sistema de reparto –deficitario, por cierto–, han optado por incorporar elementos de la capitalización individual, sin tener que asumir los costos financieros de una transición entre ambos modelos.[/cita]
Las desventajas de un sistema de cuentas nocionales son evidentes. Presenta, desde luego, los mismos riesgos de déficit financiero que un sistema de reparto tradicional, al quedar expuesto a los riesgos de presión política. Si a ello agregamos el riesgo de un potencial uso de los fondos para fines distintos que las pensiones, esta modalidad de reparto queda expuesta a los “manotazos” de los grupos de presión. Dado que las cuentas son “ficticias” y no “reales”, no existen fondos acumulados que pertenezcan a los trabajadores, por lo que estos no pueden multiplicarse a través de la rentabilidad como ha ocurrido en los sistemas de capitalización individual. La inexistencia de fondos acumulados, impide asimismo que ese flujo de ahorros privados contribuya a la inversión y crecimiento del país, generando –a diferencia del modelo existente– un círculo vicioso.
Uno creería que los chilenos aprendemos de nuestra historia, pero lamentablemente no es así. El ex Presidente Frei Montalva ya advertía, en 1970, la encrucijada en que se encontraba el sistema de reparto vigente en esa época y el desarrollo y la estabilidad democrática del país, observando que esta última estaba íntimamente ligada al éxito de un sistema de seguridad social sostenible en el largo plazo. Enfrentamos la misma encrucijada de los años setenta, cuando el sistema de reparto colapsó y fracasó. Pero hoy es al revés. Teniendo un sistema previsional exitoso, que requiere perfeccionamientos como tardíamente reconocen sus actores, ahora hay quienes pretenden destruirlo para volver a un sistema de reparto –administrado por el Estado–, que ha probado ser un modelo ineficiente e insostenible desde el punto de vista del financiamiento fiscal.
Solo cabe esperar que en las futuras discusiones sobre el sistema previsional, en contraste con los últimos debates, se escuchen y se tomen en consideración, de manera seria y responsable, los planteamientos de los expertos y técnicos, así como la experiencia que puedan aportar los organismos internacionales. El camino tomado por Argentina para estatizar su sistema previsional, es la mejor evidencia de lo que puede pasar en Chile. Harían bien nuestros parlamentarios y convencionales en seguir el consejo de Margaret Thatcher: “Siempre es importante en asuntos de alta política conocer lo que no sabes. Aquellos que piensan que saben, pero están equivocados, y actúan sobre sus errores, son las personas más peligrosas para tener a tu cargo” o estar sentados en el Congreso o en la Convención, agregaría yo.
El sistema de cuentas nocionales no se aplica para transitar desde sistemas de capitalización individual a sistemas de reparto, sino al revés. Lo aplican aquellos países que quieren o necesitan abordar los problemas de déficit estructural que presentan los sistemas de reparto. Aunque el sistema de cuentas nocionales puede presentar algunas mejoras frente a un sistema de reparto tradicional, sus desventajas o falencias en relación con el sistema de capitalización individual, ameritan seria y responsablemente desistir de su aplicación en nuestro país. De adoptarse, nuestros ahorros previsionales serán tan “ficticios” como una cuenta nocional.
Es importante tomar plena conciencia de que cualquier sistema de reparto, incluyendo el de cuentas nocionales, ampliamente difundido por sectores de izquierda, como el PC y el FA, implicará la extinción del derecho de propiedad sobre los fondos previsionales y de todas las ventajas que ello concede a los cotizantes. Bajo el modelo nocional no quedará ni la “noción” de los ahorros previsionales que hoy tenemos en nuestras cuentas individuales.