Terminó Octubre, el mes de las personas mayores y con ello, todas las actividades que desde el Estado, las municipalidades y las propias organizaciones de o para las personas mayores realizaron para conmemorar y celebrar este periodo, relevar el rol de aquellos que ya tienen 60 o más años y promover espacios de participación, inclusión y buen trato.
Sin embargo, es deber de la sociedad en general promover el buen trato hacia este grupo etario no solo durante octubre, sino que durante todo el año. Las buenas prácticas hacia las personas mayores, grupo que ya alcanza los 3 millones de personas en Chile, deberían ser habituales. El viejismo debiera ser una forma de discriminación que cada uno, en forma personal, pero también a nivel social, debe refutar y erradicar para dar paso a una reflexión sobre los imaginarios sociales que se han construido en torno al envejecimiento y cómo cada uno estaría viviendo este proceso.
Frente a este punto, nos parece lamentable escuchar que una parte importante de la sociedad tiene miedo a envejecer por las enfermedades y la perdida de autonomía que esto conllevaría. Dicho miedo, que en su forma más crítica se traduce en una gerascofobia, potenciado a la idealización excesiva de la juventud y/o exceso de pensamientos viejistas, podría desencadenar conductas edadistas que dañan la salud mental de las personas mayores y son factores predictivos de mortalidad(ONU,2021).
Desde nuestro ejercicio gerontológico, escuchar estos discursos y acogerles, también es reconocer, con amargura y preocupación, que la connotación negativa del envejecimiento, así como la percepción asociada a la dependencia, multimorbilidad, deterioro físico y cognitivo en el que vivirían todas las personas longevas, es un pensamiento totalmente erróneo e injusto que se ha acrecentado en las últimas generaciones. Y no es que el envejecer esté exento de dolores, enfermedades o declives sociales, físicos o cognitivos ya que efectivamente hay personas mayores que los padecen. Sin embargo, esto no es y no debe ser incapacitante para todos, ya que al igual que en todas las etapas de la vida, existe la heterogeneidad. Es decir, existen tantas vejeces y formas de vivirlas como personas hay. Lo único que es común a todas las personas es que envejecemos día a día.
Para prevenir comportamientos y políticas estigmatizantes, devaluadoras y discriminadoras, Voces Mayores, este colectivo de organizaciones que trabajan por, para y con las personas mayores busca que toda persona se involucre en los procesos sociales, tome conciencia de su propio envejecimiento y del envejecimiento del país para promover el buen trato hacia este grupo etario, pero también para construir una sociedad en la que las futuras generaciones de mayores puedan vivir su vejez de la mejor manera posible.
La “Guía de Buen uso del Lenguaje”, disponible de forma online y gratuita en www.vocesmayores.cl, es un documento de fácil lectura, con ejemplos concretos, que nos permitirán tomar conciencia de las distintas formas de maltrato que se pueden ejercer desde el lenguaje, facilitará la toma de conciencia y además, entrega recomendaciones para, desde un enfoque de derechos, comenzar a construir un nuevo imaginario social en el que el tanto las personas mayores como el proceso de envejecimiento, no estén teñidos de connotaciones negativas.
En un país que envejece aceleradamente, es deber de todos promover el buen uso del lenguaje porque sabemos que éste construye realidades y las realidades pueden cambiar. Todas y todos debemos revisar los conceptos que utilizamos para referirnos a una persona mayor para disminuir el estigma asociado a la vejez y mirar el envejecimiento desde la inclusión.