Con importantes avances en materia de descentralización política y compromisos de descentralización fiscal y administrativa, es hoy urgente (especialmente para los gobernadores regionales) colocar el foco en el fortalecimiento de sus capacidades estratégicas, de manera de identificar con precisión y claridad, junto a la sociedad regional, la respectiva Misión Regional. Es esta Misión la que permitirá cohesionar a la comunidad y agentes del desarrollo regional y direccionar los recursos financieros y administrativos para aprovechar el favorable escenario de descentralización.
El reciente entusiasmo descentralizador en Chile requiere ser acompañado del conocimiento pertinente sobre las experiencias internacionales en esta materia (tema que el nuevo ministro de Hacienda conoce en profundidad) para alcanzar una adecuada ecualización. Porque, a decir de Paracelso, la dosis adecuada diferencia un remedio de un veneno. A lo que cualquier médico agregaría que el tiempo y momento de administración, la secuencia y la interacción con otros medicamentos, son esenciales para el éxito de un proceso que es sistémico.
Es en este sentido que resulta imprescindible analizar responsablemente temas como la permanencia del cargo de delegado presidencial regional (DPR) y la transferencia de competencias a la luz del recién nombrado gabinete ministerial de Boric y los llamados del Presidente electo al diálogo de estos con las comunidades.
En primer lugar, es completamente razonable pensar que un nuevo Gobierno nacional que se ha impuesto tareas transformadoras para Chile y no posee un apoyo legislativo mayoritario, deba utilizar al máximo sus capacidades administrativas, de manera de alcanzar la mayor efectividad de sus políticas públicas. Por ello es esperable que, si bien el gobierno nacional buscará cooperar con los gobiernos regionales (partiendo por una nominación consensuada del delegado presidencial regional con el respectivo gobernador), ello será facilitado con la compatibilidad de políticas públicas entre estos dos niveles de decisión.
Por ello, un posible acuerdo en la nominación conjunta de los gobiernos nacional y regional respecto del delegado presidencial y los seremis y directores de servicio representa una oportunidad para impulsar un proceso de transferencia de competencias desde la propia región y con base tanto en las capacidades existentes como en las orientaciones estratégicas del Gobierno Regional.
[cita tipo=»destaque»]Corfo, con un rol histórico en la reconstrucción del país, podría desempeñar una importante función nacional en esta materia, descentralizando de paso muchos programas de fomento productivo que, como se ha comprobado en Antofagasta, Biobío y Los Ríos, funcionan bastante mejor al servicio de los objetivos del Gobierno Regional.[/cita]
Si bien resulta evidente que existen determinados sectores que es urgente transferir a los gobiernos regionales, ellos deben ser objeto de un análisis estratégico regional que considere, en primer lugar, cuáles son las prioridades de competencias a solicitar de acuerdo a las respectivas Misiones Regionales. En segundo lugar, es imprescindible entender que dicha transferencia debe incorporar en forma activa a los funcionarios de dichos servicios estatales, tanto en lo referente a consultar sus opiniones como en la capacitación adecuada para una mejor gestión, ahora descentralizada.
El delegado presidencial regional, sin embargo, debería conservar en forma exclusiva determinadas competencias especialmente sensibles para la ciudadanía nacionall como la seguridad ciudadana (principal preocupación de los chilenos, 41% según IPSOS, octubre de 2021) y las migraciones (centralizada, incluso en países federales). Es decir, no todo se descentraliza. Solo aquello donde la eficiencia social de hacerlo es mayor en el nivel territorial.
También es difícil sostener que los nacientes gobiernos regionales disponen de las adecuadas capacidades para abordar ahora y de una vez las diversas competencias, por lo que la gradualidad es parte de una política responsable de descentralización.
Por ello, la lucha de los gobernadores regionales por mayores competencias y recursos financieros, siendo indispensable e irrenunciable, requiere de un cuidadoso análisis estratégico y sistémico en cada territorio para no ser un tiro por la culata.
Mazzucato (2018) ha aportado una serie de ideas fuerza, especialmente vigentes para nuestra problemática del desarrollo territorial en tiempos de descentralización. Veamos algunas:
Por todo ello es que el proceso de definición de una Misión Regional en los tiempos de la descentralización va mucho más allá de la simple elaboración de una Estrategia Regional de Desarrollo, instrumento concebido por el poder central para maquillar la gobernanza regional.
Hausmann, reconocido economista de Harvard, ha tenido el coraje intelectual de reconocer que existe un eslabón perdido en el desarrollo económico y que sus colegas se equivocan persistentemente en sus recetas de política pública al no considerarlo. Se trata nada menos que de las capacidades.
Para quien ya ha sido ministro de Planificación de un país sudamericano, no es trivial sostener que no basta con diseñar incentivos para que los países se desarrollen si no disponemos de una idea clara de sus capacidades para reaccionar a ellos y sobre cómo esos incentivos pueden afectar esas capacidades.
Ello nos lleva a sostener que la descentralización representa un gran desafío para las políticas públicas, pues la experiencia internacional muestra que no basta con generar un nuevo sistema de incentivos (la descentralización) para que avancemos hacia el ansiado desarrollo. La célebre frase de Joan Prats (2009), de que Chile será descentralizado o no será desarrollado, tenía un significado inequívoco para este cientista político catalán: que la descentralización es un marco indispensable pero no suficiente para alcanzar el desarrollo.
De hecho, la Comisión Asesora Presidencial en Descentralización y Desarrollo Regional de 2014 destacó que la descentralización (política, administrativa y fiscal) era un sistema que debía ser acompañado del fortalecimiento de las capacidades regionales y de la participación y control ciudadanos.
Con importantes avances en materia de descentralización política y compromisos de descentralización fiscal y administrativa, es hoy urgente (especialmente para los gobernadores regionales) colocar el foco en el fortalecimiento de sus capacidades estratégicas de manera de identificar con precisión y claridad, junto a la sociedad regional, la respectiva Misión Regional. Es esta Misión la que permitirá cohesionar a la comunidad y agentes del desarrollo regional y direccionar los recursos financieros y administrativos para aprovechar el favorable escenario de descentralización.
Por ello, se sustenta aquí que el éxito del proceso de descentralización en curso dependerá en gran medida del urgente y persistente fortalecimiento de las capacidades estratégicas regionales, a ser articuladas en torno a una Misión Regional específica que mejore no solo la productividad y la innovación sino que fortalezca la cohesión social y la identidad y ciudadanía regional.
La existencia de una Banca Nacional de Desarrollo (en el Programa del Presidente electo Gabriel Boric) puede ser un excelente mecanismo para apoyar estas misiones. Algunas de ellas pueden ser compartidas y objeto de cooperación de varias regiones. Corfo, con un rol histórico en la reconstrucción del país, podría desempeñar una importante función nacional en esta materia, descentralizando de paso muchos programas de fomento productivo que, como se ha comprobado en Antofagasta, Biobío y Los Ríos, funcionan bastante mejor al servicio de los objetivos del Gobierno Regional.
La nominación de un equipo económico encabezado por Marcel y Grau es promisor no solo en dar tranquilidad a los mercados sino también en otorgar un nuevo sello a la política pública nacional como instrumento del desarrollo económico territorial.