Los alcances de la nueva “Ley de donaciones de beneficio público” merecen destacarse por significar un real avance para el país. Se ha producido un consenso poco usual en el parlamento para dar forma a esta ley. Por esto, lo hemos celebrado con un Seminario académico en la UC, el que ha sido organizado por el Centro de Políticas Públicas UC con la colaboración de Así Conserva Chile, la Comunidad de Organizaciones Solidarias, la Mesa Circular y The Pew Trust. En el evento, contamos con la participación de los ministros de Hacienda y de Desarrollo Social y Familia, junto a la presidenta del Senado, miembros del parlamento y representantes de un gran número de organizaciones de la sociedad civil.
La labor de bien público que desarrollan las organizaciones civiles en nuestro país y su importancia en este ámbito es muy relevante. Son más de 25.000 fundaciones que cada día realizan su trabajo llevando a cabo actividades de promoción y desarrollo en los ámbitos de educación, cultura, deporte, sustentabilidad, empleo, vivienda y una diversidad de otras áreas. Su actividad la desarrollan a lo largo de todo el país y a diferencia de otras realidades, estas no están concentradas ni sobrerrepresentadas en la Región Metropolitana.
De acuerdo a uno de los estudios del proyecto “Sociedad en Acción” del Centro de Políticas Públicas UC, las fundaciones, corporaciones o asociaciones se caracterizan al menos por cuatro aspectos: en primer lugar se adelantan en la identificación de problemáticas que no están siendo abordadas por las políticas públicas; segundo, se enfocan preferentemente en personas y grupos en situación de vulnerabilidad; además, complementan la cobertura de los servicios sociales a lo largo del país; y finalmente, canalizan recursos materiales y públicos que se orientan a satisfacer las necesidades amplias de la población en forma integral. En definitiva, las fundaciones impulsan acciones que trascienden a su población objetivo y promueven cambios culturales, sociales y en las políticas públicas.
Existe una relación virtuosa entre el Estado, el sector privado, la academia y la sociedad civil en la resolución de los problemas públicos. Este trébol de cuatro hojas es el que requerimos para un trabajo conjunto. Y es en este contexto, en el que las organizaciones de la sociedad civil son importantes colaboradoras y tienen un rol de intermediación en la promoción del bien público. Lo importante, es que gracias al esfuerzo colectivo se ha desarrollado un nuevo régimen de donaciones a las organizaciones de la sociedad civil en general. Se debe recalcar que hasta la fecha las leyes de alguna manera discriminaban los fines susceptibles de ser considerados para donar. Sin embargo, a partir de la nueva ley de donaciones de beneficio público, se incorporan de manera comprensiva todos los fines de interés general, agregando las temáticas de medioambiente, desarrollo comunitario, culto, salud, equidad de género, derechos humanos, fortalecimiento de la democracia, ayuda humanitaria a países extranjeros, entre otros, todos ámbitos que anteriormente no eran susceptibles de donación.
Es necesario reflexionar que junto con permitir el financiamiento y la generación de bienes a nivel de los beneficiarios, la donación es una acción que en la práctica desarrolla y promueve valores humanos centrales, como son el altruismo, el sentido de aportar al bien común y la solidaridad. A través de una donación se manifiesta la sociabilidad y la capacidad creativa de las personas, es decir, su capacidad legítima de dar un aporte a la sociedad que es único y original. Más allá del bien o el servicio prestado, el acto mismo de dar encierra una riqueza inigualable y un crecimiento para quien dona, y en él la persona se hace parte del desarrollo y del bien común.
El bien que genera una donación no es simplemente lo que representa un monto de dinero, o algo material, es mucho mayor. El acto de dar genera sociedad, establece vínculos, transmite cultura, y finalmente construye patria y comunidad. La donación enaltece y dignifica a quien da, y, en aquello que el individuo da, permanece su huella, que lo vincula de forma permanente con aquel que recibe. En un país fuertemente segregado como el nuestro, las múltiples obras sociales, culturales, ambientales y otros fines han permitido que realidades diversas se integren y se conozcan, incentivando a muchos a salir al encuentro del otro. En resumen, donar es una manera de trascender en lo que aportamos en el paso por el mundo que nos ha tocado vivir.
Se debe agradecer y felicitar a todos quienes han aportado a concretar este proyecto. A los representantes de la sociedad civil, quienes han tenido la iniciativa y el trabajo persistente que ha sido necesario para avanzar en esta ley; a las autoridades de gobierno; al parlamento, en especial al Senado por el apoyo transversal que se ha demostrado. Esta iniciativa amplía y facilita el sistema de donaciones a las organizaciones de la sociedad civil en Chile, lo que finalmente permite construir una sociedad más solidaria y fraterna.