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Corresponsabilidad en la universidad Opinión

Corresponsabilidad en la universidad

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Ignacio Sánchez
Por : Ignacio Sánchez Rector Pontificia Universidad Católica de Chile
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Hemos presentado el documento “Construyendo relaciones corresponsables en la UC”, elaborado por la dirección de equidad de género de la vicerrectoría académica, con el que queremos incentivar la práctica de conductas corresponsables al interior de nuestra comunidad universitaria. Las últimas décadas han estado marcadas por profundas transformaciones sociales, culturales y económicas que han tensionado y reconfigurado los escenarios sociales. La creciente inserción de las mujeres al mercado laboral, el aumento de las tasas de dependencia en personas mayores, el envejecimiento de la población del país y el surgimiento de nuevas estructuras familiares, han impactado los enfoques tradicionales de los cuidados.

Sumado a lo anterior, la pandemia ha tenido consecuencias más allá de lo estrictamente sanitario, con impactos en la vida de las mujeres y las familias, en tanto ha aumentado la demanda de cuidado dentro de los hogares y la carga de trabajo no remunerado. Todo esto ha llevado a una profundización de las desigualdades de género ya existentes y ha incidido en retrocesos en ámbitos en los que se había logrado avances sustantivos en términos de equidad de género.

Diversos estudios han evidenciado un aumento de la carga global de trabajo sobre las familias en general y sobre las mujeres en particular. Un estudio realizado por el Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales, en conjunto con ONU Mujeres y el ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, reveló que las mujeres dedican nueve horas semanales más que los hombres a realizar tareas domésticas en la casa. De igual forma, este estudio demostró que cerca de un 70% de los hombres dedicó cero horas cuidado de niñas, niños y adolescentes, mientras que las mujeres dedicaron más de diez horas semanales al cuidado de niños menores de 14 años. Esta situación ha llevado al uso del término “doble jornada de trabajo” para describir lo que experimentan las mujeres en su cotidianeidad. Y también, lamentablemente, ha posicionado el término de “hombre cero” para describir a quienes no desempeñan labores de cuidado en el hogar.

Es este escenario el que nos ha movido a trabajar en este documento para promover políticas e iniciativas que apunten a favorecer la corresponsabilidad. De esta forma podremos alcanzar una mayor equidad de género, en tanto procuramos un reparto ecuánime de las tareas domésticas y del cuidado de las personas, lo que a su vez permite que todas las personas que integran la unidad familiar puedan desarrollarse plenamente en todas las esferas de la vida. Trabajar en la promoción del principio de corresponsabilidad guarda relación con el principio de equidad y justicia social. Esto no solo se trata de favorecer el crecimiento económico o la productividad del país, sino de promover el bienestar de las personas, al tiempo que favorece dinámicas familiares más saludables. Los beneficios de la corresponsabilidad son múltiples, y favorecen finalmente a la sociedad en su conjunto.

En nuestro Plan de Desarrollo 2020-2025 nos hemos planteado como un eje estratégico el cuidado de la comunidad universitaria, promoviendo una cultura del bienestar, tanto desde el punto de vista físico, mental y social, como también por medio de la oferta de posibilidad de mayor desarrollo personal y profesional. En la UC queremos aportar en el avance hacia una mayor equidad de género, reconociendo el trabajo que implican los cuidados y el rol fundamental del fortalecimiento de la conciliación y la corresponsabilidad en nuestros entornos educativos y laborales.

El documento presentado contiene importantes orientaciones y recomendaciones enfocadas en fomentar e incentivar prácticas corresponsables en nuestra comunidad. El desafío es pues, poder avanzar hacia una mayor equidad de género en la UC, haciendo hincapié en que esta es una tarea en que todos estamos implicados, independiente de nuestro rol o quehacer en la universidad. Es un trabajo de comunidad en el que el aporte individual de cada uno suma para hacer el cambio. Este documento, impulsado por nuestra dirección de equidad de género es sin duda un aporte en el desafío que tenemos como sociedad y en particular como universidad, de construir espacios de convivencia más equitativos, que visibilicen la necesidad de trabajar de manera corresponsable, colaborativa y respetuosa. Las universidades como instituciones formadoras tenemos un papel clave, ya que, al ser un espacio de crecimiento y desarrollo, las conductas aprendidas son cruciales en el futuro de la persona.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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