Tener mando político civil sobre FFAA obedientes y no deliberantes no es gratis. Es una muy pesada carga y una inmensa responsabilidad. Estamos hablando de instituciones que nacieron con la República, que tienen más de dos siglos de servicio al país, que están compuestas por más de 100.000 mujeres y hombres chilenos, de altísima preparación profesional, provenientes de todos los rincones de nuestra patria a la que están indisolublemente ligados por un juramento de dar la vida en su defensa y servicio. Lo menos que se merecen esos chilenos, y a los que se suman los más de 100.000 integrantes de la reserva y personal en retiro más sus familias, es que quien está investida del mando político de las FFAA salga con claridad a defender su honra, su honor y buen nombre, toda vez que ellas están impedidas legalmente de hacerlo.
Hace aproximadamente un mes le deseábamos a la nueva Ministra de Defensa, Maya Fernández, la mejor de las suertes en sus nuevas responsabilidades por asumir. Hoy se hace necesario preguntarle a la Ministra por dos temas relevantes para su cartera y que merecen una explicación. En primer lugar, necesitamos una explicación de qué está pasando en la ANEPE. La Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos venía de cumplir un rol relevante como punto de encuentro para el debate sobre el rol de las FFAA en la propuesta de constitución. No hacía mucho tiempo que el gobierno anterior materializó un cambio relevante en su estructura directiva al llamar a concurso de alta dirección pública para llenar los cargos de Director, Subdirector académico y Subdirector administrativo. Esta nueva iniciativa fomentaba la competencia por la excelencia académica y administrativa. Extrañamente, al día de hoy la ANEPE se encuentra acéfala, con su director y los dos subdirectores cesados en sus funciones. La comunidad académica en temas de seguridad y defensa se pregunta: ¿Qué pasó y por qué?. La ministra tiene la palabra.
El segundo tema dice relación con las declaraciones que el ex precandidato presidencial Daniel Jadue efectuó en Venezuela, denostando e insultando a las FFAA de Chile. Es cierto que la ministra vocera de gobierno declaró que el Sr Jadue no representaba al gobierno, pero eso no es suficiente. Las agredidas y denostadas son las FFAA de Chile, instituciones permanentes de la República, obedientes al poder político civil y cumplidoras de órdenes emanadas de esa conducción política. Nuestras FFAA también son no deliberantes. Esa condición les impide salir al ruedo político a defender su honra, su honor y su buen nombre. La condición de obedientes y no deliberantes son el fundamento por el cuál se le entrega el mando y la conducción política de las FFAA, al ministro encargado de la defensa nacional, y es así como ese ministro adquiere no solo la prerrogativa, sino que también la obligación de representar el sentir y liderar la defensa política de las instituciones que componen la defensa nacional cuando son tan injustamente atacadas. Si los ataques son ciertos, entonces tiene la obligación ineludible de tomar las medidas disciplinarias, legales o administrativas que correspondan ante tan graves denuncias. Lo que no le está permitido a la Ministra de Defensa es no hacer ninguna de las dos cosas ante denuncias tan graves hechas con publicidad en el extranjero y ampliamente difundidas en Chile y en el exterior.
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A poco más de un mes de la instalación de este gobierno, la Ministra de Defensa de la República de Chile, tiene la palabra.