A fines de enero, la Cámara de Diputados aprobó por unanimidad (133 votos), un proyecto de ley que regula las cirugías con fines de embellecimiento y estética en Chile. Como médicos cirujanos especialistas en Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva, miembros de la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica, aplaudimos su aprobación y esperamos que ésta sea ratificada prontamente por el Senado.
Este es un buen proyecto por diversos motivos. En primer lugar, porque viene a atender una situación de vulnerabilidad que afecta a cientos de personas, particularmente a aquellas que no tienen los recursos ni la información para acceder a un establecimiento de salud que les ofrezca todos los resguardos necesarios. La cirugía plástica, estética o reconstructiva es una práctica médico-quirúrgica que conlleva riesgos, como cualquier otra, y por eso debe ser ejecutada por cirujanos habilitados para ello. Es decir, que tengan el título profesional de médico-cirujano, la especialidad en cirugía general y la subespecialidad en cirugía plástica, en total más de 12 años de formación, regulada por la Superintendencia de Salud y certificados por el Comité Normativo de Consejos de Especialidades Médicas (CONACEM).
Atenderse con un cirujano plástico certificado, hacerlo en un recinto clínico acreditado y ser un paciente informado y consciente de los riesgos, son los tres pilares fundamentales del “Triángulo de la seguridad” que hemos promovido por años como sociedad científica en Chile.
Nuestro compromiso por el acceso y la democratización de estos procedimientos en Chile es validado por los más de mil pacientes operadas de abdominoplastía, de forma gratuita y con un bajo índice de complicaciones (ninguna de carácter grave). Todo esto gracias al proyecto “Guatita en delantal”, impulsado por el ministerio de Salud y la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica.
Por otro lado, existen actualmente en Chile varios hospitales públicos, entre Arica y Puerto Montt, donde trabajan cirujanos plásticos certificados. Cualquier persona que necesite ser sometido a una cirugía plástica estética o reconstructiva será atendida por un cirujano plástico certificado para ello. Esperamos, sin embargo, que se continúe avanzando en materia de políticas públicas, para que tanto Fonasa como GES integren nuevas coberturas y prestaciones para la ciudadanía.
Esta ley también es positiva, pues permitirá crear una mayor conciencia respecto a la importancia de atenderse en recintos autorizados. Lamentablemente, continuamos escuchando de pacientes que fallecen en las mal llamadas “clínicas clandestinas”, que no cuentan con registro, autorización, medidas de seguridad, higiene y de personal necesarias, ni con los pabellones quirúrgicos requeridos.
Por último, esta ley no restringe el ejercicio de la profesión o asegura un espacio económico a un grupo determinado de médicos. Al contrario, ésta dice expresamente que los cirujanos plásticos, así como otras especialidades y subespecialidades quirúrgicas, como oftalmología con especialidad en cirugía oculoplástica, otorrinolaringología y cirugía de cabeza y cuello con especialización en cirugía plástica facial, están facultados para llevar a cabo este tipo de procedimientos. Hablamos de más de 1.400 médicos especialistas. No es, entonces, un proyecto restrictivo a un grupo minoritario de médicos. En nuestro país los programas de especialización formal, según lo propuesto por las facultades de medicina (ASOFAMECH), están abiertos a todos los médico-cirujanos.
Es un deber del Estado y de nosotros como médicos hacer todo lo posible por resguardar la salud de los pacientes. Es justamente porque somos conscientes de la enorme responsabilidad que tenemos al tratar con la vida de las personas, que esta norma ha sido apoyada ampliamente y acordada por el Ministerio de Salud, la Superintendencia de Salud, el Colegio Médico y la Agrupación de Sociedades Científicas y Médicas de Chile (ASOCIMED).
El propósito final es profesionalizar cada vez más nuestro trabajo médico, avanzar hacia una mayor cobertura en el acceso, pero sobretodo, ofrecer a todos los pacientes los estándares de calidad que merecen.