Se ha encendido la crítica en contra de Agustín Squella a raíz de su columna sobre los derechos sociales publicada en El Mercurio del 2 de mayo pasado. Ahora se alude a una sola de ellas, la de Marinovic. Este es un ejemplo que revela la insultante reacción de la ultraderecha a las propuestas relacionadas con los derechos sociales.
Squella sostiene que un Estado de derecho sin derechos sociales es un Estado de derechas. Las razones que él podría ofrecer no pueden contenerse ni siquiera mínimamente en una columna. Aquí solo enunciamos algunas de ellas:
- Marinovic supone que existe una contradicción entre los derechos sociales y la libertad de expresión.
- Esa contradicción se desvanece completamente si se admite que, sin derechos sociales, la libertad de expresión y todas las libertades civiles y políticas no dejan de ser más que “fantasías”. Estas últimas son derechos/decisiones o derechos/poderes que definen quiénes y cómo es posible participar en la esfera del mercado y en el régimen democrático.
- Sin embargo, las libertades civiles y políticas no son realizables si no se hacen efectivos los derechos sociales que son derechos/expectativas que demandan prestaciones al poder público. Su ejercicio no depende solo del mercado, aún en el supuesto de que este genere empleos suficientes y estables y con remuneraciones congruentes con la satisfacción de las necesidades básicas como educación y salud, por ejemplo. Su ejercicio depende también del financiamiento del Estado mediante impuestos de tipo progresivo. Ahora todos están de acuerdo en la necesidad de promover los derechos sociales, con la notoria excepción de la ultraderecha.
- Libertad y derechos sociales no son dicotómicos: la conjunción entre ambos ya ha sido expuesta por Norberto Bobbio al desarrollar su idea acerca del liberalismo social o social liberalismo y por Rawls con su propuesta sobre el liberalismo democrático o igualitario.
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