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Abuso sexual y adversidades en la niñez Opinión

Abuso sexual y adversidades en la niñez

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Ignacio Sánchez
Por : Ignacio Sánchez Rector Pontificia Universidad Católica de Chile
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En la comprensión de las relaciones entre personas, que incluye aspectos como influencia y poder hay que reconocer que en la base generalmente está la asimetría en una relación, lo que puede ser el inicio de las condiciones que favorecen la presencia del abuso. Para prevenirlo, hay que fomentar una educación apropiada, con conciencia de sí, capaz de asimilar diferencias con respeto refuerzo de la autoestima. En suma, se necesita una educación para formar seres libres. Así, el buen ejercicio del poder debe acompañarse de la educación, formación y prevención del abuso, con la adecuada creación de conciencia de este riesgo. En la UC se ha presentado la “Primera encuesta nacional de abuso sexual y adversidades en la niñez en Chile”, la que ha sido realizada por el Centro CUIDA de nuestra Universidad, en un trabajo conjunto con la Fundación para la Confianza.

Los abusos sexuales contra menores son crímenes que afectan al grupo más inocente, vulnerable y querido de una sociedad: los niños, niñas y jóvenes. Estos crímenes indignan, son abominables y se rechazan de manera tajante. Junto a estos, a raíz de la crisis de confianza y ante los múltiples casos de víctimas de abuso que hemos conocido en nuestra sociedad, surge el concepto del abuso de poder como un tema de gran debate a nivel país. El análisis y comprensión de este flagelo es fundamental para lograr avanzar en el desarrollo centrado en la persona. Por otra parte, se describe y destaca el abuso de conciencia, en los que se plantea el erróneo manejo de la figura de autoridad.

El estudio que hemos presentado es el primero que detecta la prevalencia nacional del abuso sexual en la niñez. A través del trabajo realizado con más de dos mil adultos, tenemos algunas estimaciones fundadas en muestras representativas, por lo que las cifras que se conocen en este estudio son lo que tiene el país para conocer la magnitud del problema. Los resultados muestran que el 18% de las personas han sido víctima de alguna clase de abuso sexual, aumento a 23% entre las mujeres, con una mayoría a la edad entre 6-12 años, —de diversas características y gravedad, con hasta un 5% de casos de violación—, todos menores de dieciocho años. Esta es una cifra alarmante que nos invita a una reflexión profunda acerca de la calidad de vida que le ofrecemos a nuestros niños. El abuso sexual de menores es un delito que se comete principalmente en la pre-pubertad y en entornos próximos al niño o a la niña, por un familiar (41%), obligando al silencio de la víctima. Los ofensores, aprovechan la indefensión y vulnerabilidad de la víctima, la que permanece inerme, con enormes dificultades para contar lo sucedido y obtener la protección oportuna. No debe sorprender que el abuso permanezca por años en el silencio y la impunidad.

Es doloroso comprobar que la mayoría del abuso se produce en el seno de la familia o entre conocidos y próximos de la familia. Todos creemos que el riesgo para nuestros niños se encuentra fuera de la casa, pero en ocasiones se halla dentro. Por esto, es una gran responsabilidad de los padres permanecer alertas y atentos a estos peligros. Debemos estar conscientes que hoy agregamos nuevas fuentes de riesgo de abuso sexual, especialmente con la proliferación de sitios de internet que difunden pornografía y aumentan las probabilidades del abuso sin contacto. También debemos llamar la atención sobre las cifras del abuso sexual que cometen los pares, ofensores que tienen una edad semejante a sus víctimas. Esta forma de abuso corre el riesgo de extenderse en la adolescencia, en los colegios, pero también en las universidades donde cobramos cada vez más conciencia de estos riesgos.

Nuestras políticas de alerta y prevención contra el abuso sexual han mejorado mucho estos últimos años y son una señal de que se puede actuar provechosa y eficazmente para reducir el abuso. Este estudio confirma que el abuso sexual no es un evento aislado en la niñez. Se produce en un contexto más amplio de adversidades que afectan a nuestros niños dentro y fuera de la familia. Vivir en un ambiente parental donde hay abandono, negligencia o violencia propicia gravemente estos delitos. Pero también la violencia que exista en la comunidad o la desatención escolar pueden producir ambientes que favorecen el abuso sexual. De esta forma, la libertad es clave, es la manera en la que el estudiante, junto con sentirse acogido, puede desarrollar su propia personalidad y autoestima.

El estudio demuestra que el abuso sexual en la niñez tiene consecuencias dañinas muy serias en la vida adulta. Los trastornos en salud mental y física están a la vista y comprenden patologías muy variadas que van desde la depresión a las autolesiones suicidas y desde los trastornos del sueño hasta la obesidad y el consumo abusivo de sustancias. El abuso sexual concurre en todos nuestros grandes problemas de salud pública: depresión, obesidad y abuso de alcohol y drogas. El mismo abuso debe ser considerado una prioridad en nuestras políticas destinadas a conseguir una mejor niñez en nuestro país.

Debemos reiterar que la libertad es la clave en el proceso educativo. Es la manera en la que el estudiante, junto con sentirse acogido, puede desarrollar su propia personalidad y autoestima. Es por esto por lo que la formación desde los primeros años de vida es crucial, lo que nos ha motivado a presentar este tema de manera profunda y rigurosa. Esperamos que esta importante investigación académica tome un impulso poderoso con este estudio pionero y otros semejantes que puedan seguirle y permita sentar las bases de un nuevo futuro de educación, prevención y esperanza para que los abusos que hemos visto y descrito nunca más se repitan. Un sistema nacional de cuidados infantiles debe contemplar como pieza angular la prevención y control del abuso sexual en la niñez.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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