En medio de una de las tensiones más violentas vividas en Europa en el siglo XX, el primer ministrogró sobrevivir a un proceso de destitución levantado por su propio Partido Conservador. La razón esgrimida para enfrentarlo a una moción de censura, fueron las fiestas que el primer ministro, en pandemia y toque de queda, celebró y participó. Sin embargo, su destitución no prosperó, siguiendo al frente del Reino Unido.
El resultado inmediato es que Boris Johnson, si bien debilitado, tiene la opción de no enfrentar por el próximo año una nueva moción de censura. Sirn embargo, los efectos y escenarios mediatos van desde una renuncia voluntaria, como ocurrió con Teresa May, hasta el de la consolidación de su poder.
Sin embargo, los desafíos, en esta última opción (mantenerse en el poder), estarán tensionadas por tres situaciones. Primero, las elecciones parciales del 23 de junio en Wakefield y Tiverton, donde los conservadores temen perder, permitiendo a los laboristas y liberales-demócratas tener la opción de aumentar su representatividad en el parlamento.
Segundo, resolver y modificar la tendencia clara de impopularidad a la cual se enfrenta y que hoy dice que el 83% de los británicos no está satisfecho y solo un 12% sí lo está con el trabajo de Johnson.
Tercero, manejar y enfrentar la crisis del costo de vida, la cuestión sobre la administración de la educación y escuelas en Escocia y la administración del Servicio Nacional de Salud en Escocia.
De este modo, estas tres cuestiones, más el que hoy el reconocimiento en el Reino Unido al trabajo realizado en sus respectivas colectividades por Nicole Sturgeon (Partido Nacional), Anas Sarwar (Partido Laboral), Alex Cole-Hamilton (Partido Liberal-Demócrata), Patrick Harvie y Lorna Slater (ambos del Partido Verde), supera al de Douglas Ross (Partido Conservador), ponen el futuro del primero ministro Jonhson en una alta incertidumbre. Así, su continuidad no está asegurada.