Recientemente hemos celebrado Shavuot, festividad que recuerda la entrega de los Diez Mandamientos al Pueblo Judío, en el Monte Sinaí.
Después de salir de la esclavitud en Egipto, los que siguieron a Moisés, a veces se sintieron desesperanzados o perdidos y otras, asumieron una libertad mal entendida.
Si Jean Paul Sartre dijo “el hombre está condenado a ser libre”, la entrega de la Torá equivale a darle un marco de responsabilidad a dicha condición.
Libertad y responsabilidad son valores que deben estar presentes en nuestro actuar individual y colectivo. Entender sus límites es lo que permite que avancemos como sociedad.
No se trata de “elegir” o “actuar por voluntad propia”, como algunos definen la libertad, sino de actuar bajo ciertos parámetros que hemos ido definiendo a lo largo de nuestra historia.
Cuando existe una sensación creciente de que “el mundo está mal”, habría que preguntarse qué de ello, qué de lo que estamos lamentando o criticando, dice relación con la libertad mal entendida, carente del contrapeso de la responsabilidad.
Shavuot es una festividad judía, pero también, una buena oportunidad para pensar en la libertad como una responsabilidad con los valores universales de la honestidad, el altruismo, la paz, la solidaridad, el bien común, entre otros.
La libertad responsable permite que juntos enfrentemos lo que “está mal” para construir un mundo mejor.