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La sociedad civil presente en la Cumbre Opinión

La sociedad civil presente en la Cumbre

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Jaime Ibarra Araya
Por : Jaime Ibarra Araya Director, Fundación Multitudes.
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Terminada la Cumbre de las Américas, realizada hace una semana en Estados Unidos, para Chile y el gobierno fue una oportunidad bien aprovechada. El desempeño del primer mandatario y el equipo de Cancillería estuvo a la altura de lo que el país necesita, como fue destacado por medios y analistas internacionales, y salvo el gaffe con John Kerry, que en redes sociales nacionales y alguna prensa fue demasiado relevado para lo que realmente fue, esta gira puede ser considerada como exitosa.

No se trata de ser autocomplaciente, es lo que se pudo apreciar desde fuera y también desde adentro, ya que como Fundación Multitudes fuimos parte de esta encuentro internacional, ya que participamos en el Foro Ciudadano de las Américas, que es la instancia creada en el 2017 justamente para garantizar la participación de las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) en las Cumbres de las Américas.

No obstante, una vez más, la presencia de las OSC no fue parte de la agenda de los mandatarios y los más altos representantes diplomáticos, incluyendo el nuestro, lo que da cuenta de la poca importancia que, todavía, persiste en los gobiernos en general a la hora de hablarle a la comunidad organizada. No significa que no existan en cada país espacios para su desarrollo, y en Chile tenemos múltiples ejemplos de ello, pero la Cumbre sigue teniendo un monopolio en materias económicas o últimamente medioambientales, sin considerar a la sociedad civil.

¿Sirve de algo este lamento? A esta altura para nada, pero no hay que dejar de plantearlo. De ahí estas líneas que no pretenden hacer cambiar la política exterior de Chile -sería demasiado pretencioso aspirar a ello-, pero sí entregar, una vez más, una señal de alerta frente a temas que debieran ser de interés en La Moneda y en cada casa de gobierno del continente.

La agenda de este Foro Ciudadano de las Américas tuvo como foco temas como “Avanzar en la rendición de cuentas democráticas”; “Institucionalidad democrática y avance de autoritarismos en la región”; y “Corrupción y gobernanza”, por mencionar los más relevantes. Es decir, cómo desde la sociedad civil nos convertimos en contrapartes activas para interpelar a nuestras autoridades, pero sobre todo somos contrapesos frente a la hegemonía que se ejercen en algunos espacios de poder político. Un Estado que es indiferente a la corrupción, a la falta de transparencia, a los abusos, es un Estado que le hace un daño tremendo a su gente y la democracia.

Por eso desde el Foro Ciudadano de las Américas promovemos con fuerza y constancia lo que se llama el Gobierno Abierto, que no es otra cosa que la rendición de cuentas públicas, no como un mero trámite anual que hay que cumplir por ley, sino que como un ejercicio constante de transparencia, probidad y responsabilidad política hacia los ciudadanos. Una buena administración no se contenta con ceñirse a lo que dice la norma, sino que va más allá y da cuenta a sus ciudadanos de su actuar, de sus logros y también fracasos.

De Estados Unidos, cada uno de los miembros de las OSC participantes nos fuimos con muchas tareas para aportar en la agenda de transparencia de nuestros respectivos países, pero también fue comentario obligado para muchos de nosotros la poca importancia que le dieron nuestras propias autoridades —salvo el país anfitrión, por cierto— a este espacio de debate, intercambio de experiencias y proyectos en común en Gobierno Abierto.

No nos desanima esta experiencia, sino que, por el contrario, nos anima a que debemos seguir dando esta pelea diariamente, sin cejar en los esfuerzos y en las ganas de robustecer a la sociedad civil. Porque así se construye la democracia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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