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Lenguas originarias: desafíos pendientes y oportunidades Opinión

Lenguas originarias: desafíos pendientes y oportunidades

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Arturo Hernández Sallés
Por : Arturo Hernández Sallés Decano Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Católica de Temuco
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El actual escenario nacional, más allá del resultado del plebiscito de salida respecto de la nueva Constitución, presenta un contexto favorable para remirar el estatus y la situación futura de las lenguas indígenas en el Chile actual.

Las políticas estatales en relación con las culturas y lenguas originarias han sido, en general, asimiladoras e integracionistas y la escuela ha sido el lugar en el que se ha asentado el castellano como lengua nacional única, invisibilizando y desplazando a las lenguas originarias del norte, centro y extremo sur de Chile, con toda la pérdida de riqueza cultural que ello conlleva.

Con la promulgación de la Ley Indígena en 1993 se inicia un proceso de reconocimiento de pueblos indígenas y se establece al interior del Ministerio de Educación un Programa de Educación Intercultural Bilingüe, el que algunos años después crea programas de estudio para el aymara, mapudungun, quechua y vananga rapa nui, además de estrategias pedagógicas para su implementación en el aula.

Los estudios locales más recientes y la información provista por organismos internacionales permiten definir la situación de las lenguas originarias en Chile, en grupos: a) Con diversos niveles de vitalidad: mapudungun, aymara, rapa nui, y quechua; b) Alta vulnerabilidad: lenguas fueguinas como el kaweshkar y el yagán; y c) Lenguas dormidas: el kunza, por ejemplo.

Esta preocupante situación de desplazamiento de lenguas originarias, de repliegue o de pérdida de las mismas, ocurre en toda América Latina. En este marco y con el propósito de llamar la atención al mundo sobre esta realidad y de generar estrategias que permitan promoverlas y revitalizarlas, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó en febrero de 2020 la resolución que instala el Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas para el periodo 2022-2032.

En este escenario, es importante señalar que las propias comunidades indígenas y organizaciones han desarrollado, desde hace algún tiempo, más públicamente, un proceso de reflexión, de propuestas y de decisiones respecto del futuro de sus lenguas. Asimismo, diversas agrupaciones lideradas por jóvenes realizan importantes esfuerzos de revitalización lingüística con estrategias diversas y complementarias a la Educación Intercultural Bilingüe instalada en algunas escuelas y que incluyen talleres, internados, inmersión lingüística e incluso copioso uso de plataformas informáticas con actividades online.

Considerando todo lo anterior, hoy se presentan mejores condiciones para avanzar en aspectos tales como reconocimiento oficial de las lenguas originarias y de procesos de revitalización lingüística, a partir de las decisiones y planteamientos propios de las comunidades hablantes, del aporte del mundo académico especializado y de las políticas que pueda desarrollar el Estado.

La implementación de estos anhelos mediante políticas e instrumentos adecuados, sin duda marcará un avance en el marco de las relaciones entre Estado y pueblos indígenas y contribuirá a atenuar, detener e incluso revertir el proceso de pérdida mencionado, para así enriquecernos, como sociedad, con el invaluable aporte del patrimonio humano, cultural y lingüístico que significa cada una de las miradas de estos pueblos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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