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¿Adversarios o enemigos?

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Por: Fernando Thauby García


Señor Director:

Con mucho agrado he leído cuidadosamente la columna “Alerta sobre riesgosa reforma constitucional que autoriza protección militar a infraestructura crítica” cuyos planteamientos exceden, por mucho, la calidad, seriedad y profundidad con que los medios nacionales normalmente enfrentan estos temas.

Creo que El Mostrador aborda el problema con una amplitud e integridad, que revela un trabajo profesional de primer orden.

Sin embargo, quisiera llamar su atención hacia el párrafo que, a mi juicio,  constituye el nudo del problema que enfrentamos:

Cuando el Editorial señala, correctamente, que el Estado y sus instrumentos de poder puede tener que enfrentar dos situaciones diferentes: una situación Interna y otra Externa, y que menos usualmente, una situación de tránsito de una a otra.

En ambas acciones se ejercita violencia legítima y se cuidan infraestructuras críticas. Pero las que son estratégicas, son mucho más que críticas, porque apuntan a la supervivencia del Estado como unidad política. El paso de una a otra, tiene características de paso de situación de paz o normalidad a situación de guerra, y ambas corren por carriles doctrinarios, operativos y profesionales, distintos. Y si llegan a ser complementarias, lo son solo cuando una situación excepcional interna obliga a escalar, por ejemplo, por la acción insurgente de un grupo interno. Pero para esto son los Estados de Excepción Constitucional, situaciones de extremo control y con regulación minuciosa”.

Este párrafo, rodea un aspecto muy difícil para nuestro medio político, que se puede resumir en la cuestión de si el uso de la violencia armada es o no una forma válida de expresión política.

Es evidente que esta pregunta requiere establecer muchos factores que van alterando la aparente simplicidad de la cuestión, pero para los efectos de nuestra situación nacional actual, podríamos decir que la cuestión es si la Insurgencia Armada en la Araucanía es o no una forma válida de hacer política en democracia.

Si las víctimas asesinadas y los bienes destruidos con ayuda de las armas fueron y seguirán siendo víctimas de “adversarios políticos” o de “enemigos del Estado”.

Esta diferenciación, inequívoca y tajante, es clave para dar o no validez al debate.

Por lo señalado, solicito a Usted, considerar la posibilidad de hacerse cargo de este tema, de crucial importancia para Chile.

Atentamente

Fernando Thauby García

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